Era un día marcado por las batallas desiguales, en cualquiera de las zonas del campo. Pero luego la desigualdad no fue tan grande, ya que los guerreros del CCF plantaron cara en todo momento al Real Madrid. Florin y Benzema son los dos nueves actualmente de ambos equipos, con grandes diferencias entre uno y otro. El rumano se sigue ganando a pulso su titularidad en el conjunto cordobesista. Fue todo un incordio para la defensa blanca, que se las vio y deseó para pararlo. Bullidor y lleno de garra, apretó de lo lindo a Varane -sustituto del lesionado Pepe- y Sergio Ramos. Desde el inicio presionó bien arriba para que no fuera fluida la salida del balón madridista, algo que hizo a la perfección. El Córdoba logró circuitear a los de Ancelotti, que se llevaron muy pronto un buen mazazo. El gol de penalti de Ghilas daba alas a los blanquiverdes.

Con el marcador a favor, el juego local se basó en rápidas contras. En una de ellas, Bebé llegó hasta el área de Casillas y su centro lo sacó Marcelo cuando Florin estaba para empalar. Sin embargo, la suerte le dio la espalda a la hora de la verdad al delantero cordobesista. A pesar de su lucha y su sacrificio, vio cómo en el otro área Benzema empataba el partido. Era uno de los primeros tiros a puerta de los blancos. El galo, el mejor del ataque madridista, tiró de galones para desatascar en fases del partido a los de Ancelotti. Bajó a la medular a dar salida al juego de su equipo e intentó crear peligro en todo momento. Su gol, un golpe de fortuna. Un centro de James, que tocó Varane, lo controló Benzema para batir a Juan Carlos. Duro castigo para el CCF.

Con las tablas en el marcador, Florin siguió a lo suyo, corriendo como si la vida le fuese en ello. Llegó el pasado verano como refuerzo para el filial blanquiverde y se ha convertido en la gran revelación. Debutó con gol en el primer partido de este año ante el Granada y su aportación está siendo brutal desde entonces. Es pieza fija para Djukic, al que agradece su confianza con goles y mucho trabajo. Un guerrero del área con ganas de seguir creciendo, al igual que lo hace el Córdoba en la élite.

Su idilio con el gol es sinónimo de éxito, pero ayer la fortuna le dio la espalda. La tuvo y muy clara en la segunda parte. Era el 2-1, pero su vaselina, tras tocar ligeramente Casillas, se estrelló en el larguero de la portería madridista. Por su entrega, se mereció que la pelota hubiese entrado.

Cansado de bregar e incordiar a la defensa blanca, Djukic le dio descanso. Fue el único cambio que hizo el preparador balcánico. En su lugar entró Fede Vico, pero el trabajo realizado en los 79 minutos que estuvo en el campo lo agradeció la grada, que lo despidió entre vítores y aplausos. Hay que cuidar al 9 blanquiverde.

No sólo Florin dio la cara ayer, también lo hizo Benzema. En un día grande en Córdoba, El Arcángel registró su primer lleno de este ejercicio y el francés, que no se amilana en ninguna plaza, fue básico para Ancelotti. No sólo por su gol de la primera parte, también porque fue el jugador que más lo intentó y peleó hasta el final. Lo hizo durante los 90 minutos que jugó en el coliseo ribereño, ya que el galo siempre miró hacia la portería de Juan Carlos. Con un desquiciado Cristiano Ronaldo, expulsado en la recta final del choque, parecía que el Real Madrid se dejaría dos puntos en Córdoba. En el momento de la verdad, otro golpe de fortuna sonrió a los madridistas. Un penalti por manos de Fede Cartabia lo aprovechó Bale para marcar el 1-2. Benzema fue de los que más corrió para celebrar el gol del triunfo con el galés. Entonces su cara dibujó una sonrisa.