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Ferrer se queda solo

  • El técnico, tras la pésima imagen del equipo ante el Málaga, pierde adeptos dentro de un club que rastrea el mercado en busca de sustituto mientras se empeña en mandar un mensaje de calma El catalán puede tener una vida extra hasta la cita con la Real del sábado

Salvo sorpresa, el futuro de Albert Ferrer está fuera de El Arcángel. Falta saber cuándo le cortará la cabeza el club, muy descontento con la imagen ofrecida por el equipo el sábado en el derbi ante el Málaga. La derrota y, sobre todo, cómo se produjo ésta ha dejado al técnico catalán en una situación muy delicada, al borde de la destitución. Los rectores blanquiverdes han perdido la confianza en el trabajo del barcelonés y ya sondean el mercado ante los innumerables ofrecimientos para buscar un relevo de garantías. Eso sí, por el momento se empeñan en mandar un mensaje de calma que puede provocar que el actual responsable técnico disponga de una vida extra el próximo sábado ante la Real Sociedad (El Arcángel, 22:00). Un partido al que el cuadro cordobesista llegará como colista en solitario de la clasificación, con apenas 4 puntos después de ocho jornadas en las que no conoce el triunfo, y con la permanencia a sólo un punto. Y a esa distancia seguirá, pase lo que pase hoy en el duelo que el propio bando donostiarra jugará ante el Getafe.

Ferrer cada día está más solo, si bien tras la conclusión del duelo ante el Málaga recibió el apoyo del presidente, Carlos González. Ambos mantuvieron una reunión para desgranar lo ocurrido, que no entraba para nada en los cálculos de ningún cordobesista tras las dos buenas semanas de trabajo desempeñadas por el equipo, que acató bien el toque de atención dado por la cúpula directiva tras la cita en Getafe. El técnico se muestra seguro de dar la vuelta a la situación actual, tal y como hiciera ya la pasada temporada, pero no todos mantienen la misma confianza. Sobre todo porque tras más de dos meses de competición el Córdoba sigue sin encontrar un patrón de juego definido y un once de memoria, y las sensaciones son cada semana más preocupantes. Todo un galimatías que, en parte, provocó el esperpento del sábado. Y es que por primera vez el equipo se vio totalmente desarbolado, plano, sin ideas ni carácter, y eso que el rival era de los a priori llamados directos por la salvación.

Ferrer tuvo tiempo durante el verano para planificar su primer proyecto desde el inicio. Con el aval del ascenso, supo mover sus hilos para tener un papel principal en la construcción de la plantilla, algo que dejó en más de una ocasión en un segundo lugar a uno de sus máximos defensores: el director deportivo. Pedro Cordero tuvo que aceptar la llegada de jugadores para puestos claves como el japonés Havenaar que hasta la fecha han resultado un auténtico fiasco. Y así con al menos tres o cuatro más, ante los que el técnico recibió directamente el beneplácito del presidente. No quedó ahí la cosa, pues las discrepancias entre los máximos responsables deportivos salpicaron también al estilo de juego. La apuesta inicial por un patrón atrevido y descarado duró poco y desde hace tres partidos el Córdoba ya ha vuelto a mirar al pasado, a tratar de crecer desde la defensa, que es lo que opinaban muchos en las oficinas, en posición contraria al entrenador. Estos dos puntos juegan ahora un papel en contra de Albert, al que perder estas primeras batallas ya le ha hecho también quedarse sin una parte importante de sus defensores, que hoy son mínimos.

Aunque eso no significa que ya esté en la calle. Ferrer renovó tras el ascenso por dos temporadas, si bien la segunda está supeditada a lograr la permanencia, según apuntó recientemente el propio Carlos González. Eso empuja a que su destitución, en caso de que llegara, siempre sería con el equipo en zona de descenso. Además, los emolumentos del catalán son bastante más altos que la temporada pasada, y se encuentran alrededor del millón de euros. Romper ese vínculo no parece fácil, algo que juega a favor del preparador de cara a tener una oportunidad más este sábado ante la Real Sociedad, cuando quizás también reciba el juicio de una grada que hasta la fecha no lo ha señalado directamente a él, pues los pitos del sábado tanto en el descanso como al final fueron dirigidos a todo el grupo. Así parece que será, pues todo hace indicar que mañana dirigirá el entrenamiento matinal tras el día de descanso concedido hoy al plantel tras la habitual jornada de recuperación, marcada una vez más por las caras largas fruto de la enésima decepción.

Sin embargo, mientras el club trata de mandar ese mensaje de calma, el rastreo del mercado no cesa. El perfil por el que apostará el Córdoba es el de un técnico con carácter y cuyos equipos crezcan a partir de la defensa, pues todos coinciden en que esa es la única fórmula posible para alcanzar el éxito en Primera División, como ya lo fue en Segunda meses atrás. Dentro de los nombres que suenan, hay dos que parten con ventaja: Manolo Jiménez y Abel Resino. El primero, que ya obró el milagro hace tres campañas en Zaragoza, está en el Al Rayyan de Qatar, aunque con una cláusula por la que puede romper su compromiso en caso de recibir la llamada de un club de España; y el segundo sigue en el paro tras finalizar su contrato con el Celta en 2013 cumpliendo el objetivo de la permanencia que ya había amarrado también un año antes en Granada. Además, también es voz populi el reciente encuentro que mantuvieron González y Pepe Mel en la ciudad, aunque el estilo del madrileño va por otros derroteros; otros como Fernando Vázquez o Lucas Alcaraz han sido vinculados, pero aparentemente parten con cierta desventaja.

Eso sí, mientras nadie diga lo contrario, Ferrer sigue siendo el jefe del vestuario, aunque cada día que pasa pierde más adeptos dentro de un CCF que necesita ya una reacción por la vía de urgencia. El sábado ante la Real llega una nueva final y, de momento, parece que con Albert en el banco.

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