Córdoba-sevilla

Una dolorosa realidad (1-3)

  • El CCF cede su primera derrota de la temporada en casa, en el primer partido en el que se mostró impotente ante el juego del rival. La actuación de Juan Carlos evitó una goleada.

El Córdoba sigue sin ganar después de cuatro partidos, en los que ha sumado dos puntos que lo tienen situado en la penúltima posición de la clasificación. Hasta ahí, nada que no pudiera aventurarse cuando se conoció el calendario. El problema es que ayer el conjunto blanquiverde se topó por primera vez con la cruda y dolorosa realidad. En las tres jornadas anteriores, el CCF siempre había dado la cara, incluso en el mismísimo Santiago Bernabéu, demostrando que podía competir en la máxima categoría. Hasta que llegó el Sevilla. El bien trabajado cuadro hispalense se mostró tremendamente superior, llegando hasta a gustarse en algunas fases del encuentro, y sólo la notable actuación de Juan Carlos evitó un resultado más amplio. Ni siquiera la reacción que se suponía tras el gol de Borja García que invitaba a un final de partido agobiante para los visitantes llegó a producirse, pues los de Emery remacharon acto seguido para proseguir con su buen arranque, ya que siguen invictos y sólo el Barcelona los supera en la tabla. Los sueños de Nervión que se tornaron en pesadilla en El Arcángel.

Queda claro que hoy en día, el Sevilla está a años luz del Córdoba. Emery ha ensamblado un grupo de obreros, con mucha calidad en algunos casos, a los que les basta con ofrecer muy poco para matarte. Es un equipo que defiende con uñas y dientes, intenso, pero a la vez muy vertical y que huele la sangre. Un espejo de lo que quiere construir Ferrer, al que aún le falta tiempo, a tenor de lo visto, para darse plenamente por satisfecho. Porque aunque el equipo sale a competir, necesita mucho más para poder ganar un partido. Un aspecto clave para desterrar esos grilletes de novato a los que el técnico hace mención para explicar la falta de soltura en muchas fases de los encuentros. Un miedo o excesivo respeto que se refleja demasiado a menudo en la salida de los partidos y que permite al rival situarse mucho antes, ventaja que luego cuesta un mundo recortar.

El CCF siempre ha empezado por debajo en el marcador. Todavía no ha sido capaz de ponerse por delante y sólo cuando se ha visto forzado ha sido capaz de sacar su mejor versión. Pasó ante el Celta y se repitió en Almería. Es como si necesitara que le golpearan para reaccionar. Un juego en el alambre que no siempre sale bien, más allá de las sensaciones que pueda dejar el resultado.

Como ocurriera en la primera cita en casa, los blanquiverdes tardaron en darse cuenta de que estaban disputando un partido de verdad, de esos que reparten puntos. Mientras el cuadro local estiraba y se situaba, el Sevilla ya había golpeado por primera vez. Sólo se llevaban 37 segundos cuando Juan Carlos tuvo que estirarse para despejar a córner una media volea de Vitolo. Una jugada que vino originada en una pérdida de Fidel y que presentó las debilidades defensivas que luego resultarían claves en el desenlace del choque.

Aunque el Córdoba quiso presentarse más valiente y descarado que otras veces, con Ekeng y su soltura como primera piedra para la construcción, la realidad era otra muy diferente. El Sevilla marcaba el ritmo que más le interesaba. Se metía en campo propio y ahí apretaba, se hacía sólido como una roca para minimizar los espacios y, tras robar, salida como aviones para buscar la portería contraria. Un esquema aparentemente sencillo, aunque no todos pueden hacerlo eficaz.

Con Iborra y Krychowiak fajándose en tareas de destrucción, el balón llegaba cómodo a la línea de medias puntas, que en dos pases se bastaban para llegar delante de Juan Carlos. Vitolo dejó solo a Bacca, que buscó el palo corto con un zurdazo raso para encontrar la manopla salvadora del meta cordobesista. Esa acción reflejó los buenos movimientos del delantero colombiano, que se hizo el hueco tras chocar con Pantic. Una demostración de buen delantero, no sólo de un rematador insaciable en el área.

El Sevilla ya había avisado un par de veces y a la tercera no perdonó. Eso sí, tuvo que ser tras un regalo del central serbio, que no tuvo precisamente su mejor día. Aleix Vidal, el vivo ejemplo de este cambio hacia el trabajo que ha dado el equipo nervionense, le regaló el tanto a Bacca. Con el encuentro encarrilado, las vías de agua de la zaga local no terminaban de cerrarse. Gunino no supo cortar una contra desde un córner a favor y de nuevo el ariete suramericano se plantó en el balcón del área, mano a mano ante Juan Carlos, que esta vez le ganó la partida aguantando en pie.

El dominio sevillista era insultante. Y eso que en posesión estaba la cosa más o menos equilibrada. La diferencia radicaba en qué hacer cuando se tiene el balón. El CCF no era capaz de pisar campo contrario y se perdía una y otra vez en combinaciones de lado a lado, horizontales, sin peligro, buscando la forma de superar el muro rojo y viéndose obligado a empezar de cero. Crespo y Pantic evitaron que Denis Suárez encarara de nuevo al portero en lo que fue una especie de resorte para que por fin se pudiera ver algo al CCF en ataque. Ya había pasado media hora. La movilidad de Borja y Fede Cartabia fabricó algún que otro hueco entre la zaga y la medular visitantes y por ahí aparecieron las mejores opciones. La más clara no llegó siquiera con un remate, pues los blanquiverdes se fueron al descanso sin probar a Rico. Pero la media chilena fallida de Havenaar casi le cae a los pies a Crespo, que se quedó con el molde por la irrupción de Aleix Vidal. Acto seguido, Borja García lo intentó con un cabezazo que se fue ligeramente desviado. El duelo se equilibró en esa fase, aunque el Sevilla siempre parecía tener una marcha escondida. Aleix Vidal la quiso probar antes del intermedio, pero apareció Crespo para devolverse la jugada anterior.

Tras el paso por los vestuarios, el Córdoba trató de dar un paso al frente. Y salió decidido a jugar en campo rival, algo con lo que este Sevilla se siente hasta cómodo. Sin llegar a inquietarse, los visitantes se dejaron dominar para que cuando su rival se lo creyera, golpear de nuevo. Krychowiak, otro de esos descubrimientos del bueno de Monchi, enmudeció El Arcángel con un zurdazo que no encontró la red rival por un pelo y acto seguido fue Juan Carlos el que tuvo que intervenir para evitar que la vaselina de Bacca fuera gol. El segundo se mascaba en el ambiente y el CCF seguía sin dar esas señales positivas de choques anteriores, esas que invitaran a pensar en el empate. Sólo un libre directo de Abel inquietó de verdad a Rico, que desde lejos vio como el recién ingresado M'Bia abría más brecha en la jugada siguiente en otra acción de pizarra. El partido estaba decidido, aunque Borja García se encargara de darle algo de emoción al tramo final. Pero el Sevilla no estaba por la labor y sentenció con un penalti de Pantic a Vitolo que no perdonó Bacca para hacer justicia con el marcador a lo visto en el verde.

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