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Se mantiene el mensaje del Bernabéu

El mensaje a navegantes que dejó el Córdoba Club de Fútbol en el Bernabéu tuvo su continuidad en el difícil debut en El Arcángel ante el Celta. El punto logrado supone mucho más que un punto. No salir derrotado en el encuentro del domingo, que en años anteriores se hubiera dado con seguridad, fue un nuevo aviso a todos aquellos que piensan que el conjunto de Ferrer está abocado a la inevitable lucha por la permanencia. Y tal vez sea así, pero menos. La imagen ofrecida ante el Real Madrid era de esperar, sencillamente porque cualquier futbolista profesional que se precie, ante tal rival y en tal escenario, multiplica sus esfuerzos y sus prestaciones. No obstante, en El Arcángel la cosa pintaba mal. Era el primer partido de muchos en Primera, ante un estadio casi lleno deseoso de ver a su equipo para valorar sus posibilidades en esta Liga de las Estrellas y ante un rival que, sin temor a equivocarnos corrigiendo varios detalles importantes, estará en la lucha por la Europa League. Y claro, los primeros minutos fueron un auténtico calvario. La disposición táctica gallega deja a las claras las intenciones de Berizzo: No dejar para el final lo que puedas hacer desde un principio. Y se fue a por el partido, asediando a un rival desorientado en los primeros compases del duelo. En mediocampo Krohn-Dehli trajo de cabeza a todo el mundo. Su movilidad, su creatividad, su golpeo en media y larga distancia y su sorprendente ritmo de juego decantó claramente la balanza para el equipo vigués en la primera media hora. Y si a esto unimos un inspiradísimo Orellana, un auténtico diablo en su banda, la cosa parecía abocada al fracaso. Ambos jugadores realizaron un esfuerzo extraordinario lo que, únido al bochorno de la tarde (sobre todo en la primera mitad), provocó el descalabro del Celta en la segunda.

El Córdoba, que se había defendido como pudo durante el primer acto, no pasó por grandes dificultades en la segunda y a pesar del gol visitante los blanquiverdes no entregaron la cuchara. El 4-3-3 de los gallegos, al estilo de los clubes grandes, certificó su ambiciosa puesta en escena ante el 4-2-3-1 más a verlas venir de los cordobesistas. La fortuna que había sonreído a los locales en el inicio para mantener el 0-0 inicial le hizo una mala pasada en el gol celtiña cuando Juan Carlos, que había estado acertado hasta entonces, aflojó sus manoplas y concedió excesivas facilidades al disparo raso y lejano de Orellana.

La reacción cordobesista coincidió con la desaparición en combate del mejor hombre del Celta en la primera parte, Krohn-Dehli. Su alarmante bajón físico fue acusado en exceso por su equipo y el Córdoba, fortalecido a medias con los cambios de Ferrer (sólo Xisco dio algo más de movilidad al ataque y una mayor posesión de balón con Borja García, gris en su regreso) fue quitándose el miedo inicial y cogiéndole el ritmo al partido y a la Primera División. Y todo esto ante un Teixeira Vitienes fallón pero algo casero. Y así llegó el empate, tras una gran acción de Fede Cartabia, e instantes después pudo llegar la remontada, pero faltó atrevimiento y puntería.

El punto es bueno porque en Primera cada punto tiene un valor tremendo. El Córdoba deberá ajustar el equipo, especialmente en ataque, pero hay motivos para la esperanza y para pensar que efectivamente hemos vuelto para quedarnos.

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