Vicente del Bosque aseguró ayer en Santander que no tuvo "dudas" sobre continuar en el cargo de seleccionador y que la Federación Española de Fútbol lo respaldó "hasta límites insospechados", pero que se quiso dar "un poco de pausa" para aceptar el reto de continuar después de la temprana eliminación en la primera fase del Mundial en Brasil.

"Si cuando acabó el partido contra Australia llego a declarar directamente que voy a seguir, me hubiera parecido un acto de soberbia. No quería ser ningún problema para el funcionamiento de la Federación", dijo.

Así se manifestó Del Bosque en su participación en el encuentro El éxito del deporte español y la generación de recursos, organizado por el Consejo Superior de Deportes dentro de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, donde defendió: "Si fuera el presidente de la Federación, no es por poner puertas a nada, pero me inclinaría siempre por un seleccionador español".

El técnico, que hizo un análisis sobre las claves del fracaso en el Mundial de Brasil, donde se extendió la idea errónea, según él, con la eliminación de que hubo un "retroceso" en el juego de la Roja. "Y no es verdad. En el verano de 2012 exhibimos un buen fútbol y, seguramente, alcanzamos la máxima calidad en la final contra Italia. Han sido cuatro años de un comportamiento futbolístico estupendo", subrayó.

A su juicio, España no fue "muy pedante" en la victoria ni se vino "abajo" con la derrota en Brasil. "Creo que no debemos ver el futuro con mucho pesimismo. Siempre pensaba en el día en que perdiéramos y creo que hubo tranquilidad", y añadió: "Recurrimos mucho a la frase de que el éxito es pasajero y en la derrota también se puede representar al país, educando en ella".

En este sentido, destacó la puerta que abrieron al mundo técnicos como Rafa Benítez, que "hizo historia en la Premier", y jugadores como Cesc Fábregas, capitán del Arsenal con tan sólo 18 años, lo que los "fortaleció". "Fuimos campeones en la época de Messi y Ronaldo y en la de Alemania. Ellos siguieron trabajando, no perdieron los nervios y han logrado el éxito. Fue campeón, como todos queremos, a través de un equipo", señaló.

El salmantino recordó que su equipo administró la herencia recibida de Luis Aragonés e imprimió luego su sello manteniendo la cordialidad de las relaciones. "Tenemos que luchar para recobrar nuestros sueños e intentar cumplirlos. Estamos ante una generación de jugadores acostumbrada al éxito", remarcó.

Asimismo, destacó que ni sus jugadores ni el cuerpo técnico cayeron en echar la culpa a los árbitros y elogiaron a sus rivales. "Holanda y Chile fueron mejores que nosotros. El que cambiáramos a Piqué y Xavi no era marcar a nadie. Todos éramos culpables. No recurrimos a la mala suerte y tuvimos un excelente comportamiento en el último partido contra Australia. Perdimos por cuestiones futbolísticas", analizó.

Tampoco quiso colocar una barrera entre los jugadores jóvenes y los veteranos. "Decían que éramos una generación de jugadores muy viejos. No era realidad. ¿Por qué vamos a cerrar la puerta a un jugador de cierta edad si está teniendo un rendimiento óptimo? No llevamos a ninguna reliquia", manifestó.

Finalmente, el salmantino se reafirmó en el estilo que ha impreso en los últimos años. "Todo el mundo quiere un entrenador que dé muchas voces, pero no estoy en esa línea. Confundimos lo alterado con la motivación, pero son dos cosas completamente diferentes", aclaró.