Pablo Infante es uno de esos futbolistas con los que todo el mundo se identifica. Es humilde y no vive del balón. Es un currante en toda regla que va cumpliendo sus sueños poco a poco. Ahora tiene entre ceja y ceja "jugar en Primera División, pero con el Mirandés". Porque a sus 34 años sabe que ya no va a llegar mucho más lejos. De momento disfruta de lo que más le gusta y hace vibrar a los aficionados rojillos, a los que lleva unido desde Tercera y ahora tiene a un pasito de la élite. De ahí que agradezca al club que lo haya "formado como futbolista y como persona".

El Mirandés, un equipo que la pasada temporada selló la salvación matemática en la categoría en El Arcángel, regresará el sábado al mismo escenario con la intención de lograr un triunfo que le permita soñar con el play off. De momento, cuenta con 47 puntos, a tres de la séptima plaza que es la última que ahora mismo da billete hacia la postemporada, ya que el Barcelona B es tercero. En esa trayectoria, mucho tiene que ver Infante, que actualmente actúa como segundo punta y ya es, de largo, el máximo goleador del equipo burgalés: 9 tantos.

Pero él le quita hierro al asunto porque "el mérito es colectivo y seguramente si no estuviese yo, otro haría los goles". Reparte el éxito y sólo centra los objetivos en el grupo: "Ascender sería el broche perfecto porque habría pasado por todas las categorías con el club que me ha dado todo". Está en camino, y tiene más fe que nadie...