A Pedro Cordero le ha surgido un problema capital. Tiene aún un par de meses para darle vueltas en su cabeza, pero el presente puede resultar determinante en su decisión final. El CCF cuenta ahora mismo con tres porteros en nómina para la próxima temporada -más el canterano Antonio Sillero- y parece difícil, sino imposible, que haya sitio para todos. Con Saizar asentado en el once titular y Razak cuajando grandes actuaciones en el filial, todas las miradas han apuntado siempre a Juan Carlos. Pero el notable rendimiento del meta alcarreño en el último mes, aprovechando la lesión del vasco, puede variar el planteamiento inicial. Él sabe que es uno de los más que se juega en estas siete jornadas que restan para que el campeonato eche el telón, y no va a bajar los brazos.

La primera decisión que tomó Cordero cuando se hizo cargo de la dirección deportiva del Córdoba a principios del mes de diciembre fue fichar a Razak. El cancerbero ghanés, al que ya reclutó para el Tenerife en su único año en el club chicharrero, estaba sin equipo tras quedar desvinculado del Guadalajara y trabaja en solitario en Málaga. No se lo pensó dos veces. La propuesta blanquiverde era clara: jugar en Segunda B lo que quedaba de temporada para ayudar al B en su lucha por la permanencia y pasar al primer equipo a partir del verano para cumplir su segundo año de contrato. La operación, al menos hasta la fecha y mirando sólo al plano deportivo, ha sido un acierto total. Porque la aportación del africano ha resultado vital en el renacer de un CCFB que está a sólo un paso de certificar una permanencia que parecía imposible hace sólo unos meses.

Ese buen hacer, la promesa del club y la confianza que Pedro Cordero tiene en él lo llevarán al primer equipo desde la próxima pretemporada. Y ahí es donde surge el problema. Porque si nada cambia de aquí a entonces, tanto Saizar como Juan Carlos también tienen un sitio garantizado. El vasco llegó en verano de 2012 procedente del Guadalajara y con un vínculo anual, pero su excelente actuación durante la histórica campaña en la Copa del Rey le llevó a una renovación hasta 2016. Y hasta que en Sabadell se fracturó el dedo anular de su mano izquierda, era titularísimo. De hecho, ya participó en las dos últimas jornadas de la pasada liga, y luego completó las primeras 31 del presente ejercicio, normalmente con sobriedad y buen hacer bajo los palos, resultando determinante en muchas ocasiones en el resultado final.

Ese rendimiento cerró desde el primer momento las puertas de la titularidad a Juan Carlos, recambio elegido por el club tras la salida amistosa de Alberto García al Sporting y la negativa de otros metas como Santamaría (Ponferradina). El alcarreño dejó el Hércules buscando una oportunidad que le negaba Falcón y con un bagaje de apenas nueve partidos en Segunda -su trayectoria se completaba con otro más en el Rayo Vallecano un año antes-, pero se encontró con Saizar. Villa le dio la Copa del Rey, pero la pronta eliminación a manos del Deportivo lo complicó todo. Parecía que acabaría la campaña en blanco, pero la inoportuna lesión del vasco puede haberle cambiado la vida.

Por ahora, vuelve a sentirse futbolista porque ha abandonado el banquillo. Y además, a buen nivel. Sin ir más lejos, en su vuelta a Alicante el pasado sábado fue el mejor del CCF, sobre todo con una parada sobre la bocina que evitó el empate. Por delante tiene siete partidos para demostrar su valía... o no. Porque Saizar ya está en el tramo final de la recuperación. Será entonces cuando Albert Ferrer deba decidir. El técnico será el primero. Luego, ya con la temporada finalizada, será el turno de Pedro Cordero, y con una baraja con tres cartas donde elegir.