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Gesta épica en Artaleku

  • El Ángel Ximénez derrota al Bidasoa en su propia pista y asciende a la máxima categoría por primera vez en su historia El cuadro pontanés toma el relevo del Ars entre los grandes

El ascenso del Ángel Ximénez supone la culminación de la historia del balonmano en la localidad, una particular aventura que comenzó en la década de los 50 y 60 bajo la denominación de Puente Genil OJE, para pasar posteriormente a llamarse CB Puente Genil. Con ese nombre compitió durante años en Segunda Nacional y categorías menores, aunque como la propia web del club indica, la historia dice que "por imperativo legal" los estatutos marcan el nacimiento de la actual entidad en 1984.

Los primeros pasos del deporte en la localidad tienen un nombre propio: Francisco Manzano. El profesor de educación física del Instituto Laboral (actual IES Manuel Reina) se alió con un grupo de alumnos a mediados de los 60 para dar los primeros pasos del balonmano pontanés. Miguel Medina, Pepe Labrador, Manolo Ortega o Manolo Leal fueron algunos de los pioneros en un deporte que dio su primer salto de calidad con Joaquín Crespo Solano. El técnico hizo que los conjuntos de Puente Genil de categorías inferiores empezaran a asomarse por competiciones nacionales, con otra particularidad que siempre distinguió al balonmano sobre otros deportes en la localidad. El hecho de que su origen sea marcadamente escolar propició que desde el principio fueran de la mano los equipos masculinos y femeninos, participando regularmente en torneos interprovinciales.

De hecho, los primeros grandes triunfos del balonmano pontanés llegaron gracias a las chicas, con tres títulos nacionales en la década de los 70 (infantil, cadete y juvenil). De ese germen surgió el equipo que llegó a jugar en la máxima categoría con jugadoras como Tere Medina, Tere Domínguez, Maribel Rodríguez o Sonia Rodríguez. También fueron habituales las presencias de los chicos de Puente Genil en las fases finales del Campeonato de España de categorías de formación. Nombres como Díaz Cabezas, Borrego, Alejandro Espejo o Francis Jiménez marcaron la que hasta ahora había sido la edad dorada de la entidad, aunque todo lo mejor estaba por llegar.

La construcción del pabellón municipal a comienzos de la década de los 70 marcó un punto de inflexión, una vía de crecimiento para un equipo que se hizo fuerte en Segunda Nacional hasta lograr en 1984 el ascenso a Primera, equivalente entonces a la División de Honor Plata. Fue un paso efímero de una sola temporada, pero el germen del buen balonmano cuajó para siempre en Puente Genil. La reestructuración de la categoría hizo que el conjunto pontanés descendiera, y tras tres temporadas en la entonces denominada Primera B, el equipo volvió a la Segunda División.

Ése fue el hábitat natural del equipo durante muchos años, en los que el club entendió que cualquier futuro pasaría por el trabajo con la cantera. Con esos ingredientes, el Ángel Ximénez se clasificó para la fase de ascenso que se disputó en Valladolid en 2005, pero no fue hasta dos años después cuando dio el salto en la fase celebrada en su pabellón. El club festejó a lo grande su cincuentenario, devolviendo al balonmano pontanés a la categoría que lució 25 años atrás.

Apenas dos temporadas en la categoría le bastaron para jugar la fase de ascenso en Torrelavega y lograr su primer salto a la DHB, aunque la aventura sólo duró una temporada, descendiendo junto al Cajasur en un año en el que hasta cuatro equipos cordobeses (Prasa y Ars les acompañaron) compitieron en la categoría. La experiencia le sirvió para tomar nota y mejorar su proyecto. De vuelta a Primera Nacional, el Ximénez fue campeón de su grupo en la 10-11 y logró de nuevo el ascenso en la fase celebrada en Gerona, superando a los anfitriones del Bordills y el Sarriá.

La siguiente tarea era asentarse en la División de Honor Plata, algo que logró la pasada temporada con un holgado séptimo puesto que le tuvo hasta el final peleando por el play off de ascenso. La base ya estaba puesta, y los retoques oportunos a la plantilla de Javier Elvira permitieron que el equipo -que durante muchas semanas aspiró al ascenso directo y posteriormente a albergar la fase de ascenso- acabara cuarto esta temporada clasificicándose para la Final a Cuatro. Tuvo que ser en el mítico Artaleku, la cancha donde el Bidasoa escribió su leyenda en la década de los 90, donde los vascos tocaron el cielo y se proclamaron campeones de Europa liderados por el mago polaco Bogdan Wenta.

La victoria del sábado ante el Alcobendas dejó servida una titánica final ante el anfitrión, un equipo que después de años condenado al ostracismo vio llegar su momento para volver entre los grandes. Pero el Ximénez se creció para rubricar casi seis décadas de historia que la próxima temporada alcanzará su cenit con el ascenso a la Asobal.

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