Buscar estrategias para sobrevivir a la crisis y poder cimentar un futuro se ha convertido no ya en una actividad paralela al deporte, sino en un deporte en sí mismo. Un deporte de riesgo, de aventura. Una tarea apasionante. Al menos así la enfoca Will Masterson, ideólogo de un proyecto que enmarca los partidos de competición dentro de un plan global que incluye ocio y espectáculo. Bajo el nombre de El infierno cordobés se presentó ayer en la Diputación Provincial una iniciativa pionera y peculiar, de expectativas y consecuencias incalculables. El gestor norteamericano -vinculado a la directiva del Club Baloncesto Córdoba- desgranó los puntos principales de su idea, que fue aplaudida por los responsables políticos que le acompañaban en la mesa. Tanto Agustín Palomares, diputado de Deportes, como Miguel Reina, presidente del Instituto Municipal de Deportes de Córdoba (IMD), respaldaron una propuesta que se someterá al primer test mañana sábado en el Palacio de Deportes Vista Alegre. Juan Pablo Gisbert, presidente del Club Córdoba Balonmano, y Marisol Lozano, presidenta del Club Liceo de Gimnasia Rítmica, mostraron sus esperanzas en que este proyecto, al que los clubes que dirigen se han adherido, logre calar en la ciudad. "No estamos cerrados a nadie. Abrimos los brazos a todos los equipos, pero también a instituciones, centros, casas comerciales... Es algo novedoso, nunca visto, que se hace para reforzar la imagen del deporte y el nombre de Córdoba", expuso Masterson.

La clave es el acuerdo entre varios clubes de la ciudad para concentrar sus partidos habituales en un programa común, aderezado con shows, regalos, concursos y otros aditamentos lúdicos que convierten el producto en "una alternativa de ocio sano y familiar", según sus promotores, además de contribuir a lanzar "mensajes positivos y de valores". "Será un éxito seguro", pronosticó Miguel Reina. "La iniciativa lleva detrás un gran esfuerzo", valoró Agustín Palomares. Vista Alegre espera un espectáculo inédito. La hora de las alianzas no ha hecho sino comenzar.