judo

Prados, carácter y genética

  • El competidor del Kodokan, hijo del prestigioso entrenador Paco Prados, encara su decisivo primer año como cadete dispuesto a quitarse las etiquetas a base de éxitos

Hasta el mes que viene no cumplirá los 14 años, pero ya tiene un título de campeón nacional infantil, otro de la Copa de España y, sobre todo, mucho carácter. "No me llames Paquito", dice convencido Francisco José Prados (15-12-1997), una de las grandes promesas del judo cordobés y que a base de trabajo y éxitos quiere quitarse el cartel de hijo de Paco Prados, uno de los gurús de este deporte en nuestra provincia y forjador de campeones desde su gimnasio del Club Kodokan.

Porque aunque Francisco José quiera labrar su propio camino, está claro que el deporte le viene desde la cuna. Con apenas dos años empezó a acompañar a su padre a los gimnasios y el veneno del judo se le coló por las venas. En cuanto se hizo mayor, Prados se federó y comenzó una carrera que el año pasado vivió un año cargado de triunfos, sobre todo en el Campeonato de España disputado en mayo en Formentera y en la dura Copa de España, donde ante rivales del resto del país y otros llegados de Portugal, Francia o Italia ganó cinco de las siete pruebas (en las otras fue segundo y quinto) demostrando una regularidad tremenda. Esos resultados le valieron para ir convocado por la selección nacional al stage de Andorra y posteriormente a la concentración de Pontevedra.

Con ese aval, Prados afronta este año un curso clave en su carrera. Porque a punto de cumplir los 14 años y con cinturón marrón, el joven talento del Kodokan afronta el complicado paso a cadete, donde se encontrará con rivales que le sacan hasta dos años. Además, la nueva categoría comienza en -50 kilos, y Francisco José ha logrado sus mejores resultados en -42.

"Es un año complicado por el peso y por la edad. Los rivales son superiores en físico, pero él es mejor en técnica", dice su padre, su entrenador y el mejor crítico de un competidor que este año acudirá de nuevo al Nacional con la intención de pelear por las medallas.

Porque Prados sabe utilizar sus armas. "Es fuerte, pero no muy alto", señala su padre, lo que le confiere un centro de gravedad muy bajo ideal para su deporte. Además, técnicamente destaca por su capacidad para llevar el tempo del combate, manejar la situación según sus intereses, desplazarse, agarrar al rival y hacer el judo adecuado en cada momento.

Pero más allá de esas cualidades, Francisco José ha aprendido desde los primeros pasos que las claves para el éxito son la constancia, la fuerza de voluntad y el sacrificio. "Es el primero que llega y el último que se va", señala su padre, quien insiste en que "hace judo porque le gusta, no porque se lo imponga". Y por si había dudas, la pequeña María (9 años) ya amenaza con alargar la estirpe de la familia Prados.

Y todo compaginándolo con los estudios. Este año cursa 3º de la ESO en el IES Alhaken II, donde saca unas excelentes notas. La disciplina la tiene en casa, ya que tanto su padre como su madre se dedican a la docencia y le han inculcado desde pequeño que el deporte y los libros son totalmente compatibles. Tanto que no es raro que los apuntes viajen en la misma maleta cuando tiene que acudir a competiciones los fines de semana.

Así se forja un campeón marcado por el apellido, pero que quiere hacerse su propio nombre. Si con 13 años lo tiene tan claro, nadie sabe lo que puede deparar el futuro. Y lo dicho, no le digan Paquito, llámenle Francisco José Prados

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