De libros

Una narración de carácter polifónico y llena de humor

Tras darse a conocer anoche el fallo del jurado, el ganador del 71 Premio Nadal José C. Vales (1965) recordó en rueda de prensa que "en los años 20 se mezclaban las grandes fiestas con otros asuntos poco delicados como la pornografía o las pastillas de cocaína". Los protagonistas de su novela galardonada, Cabaret Biarritz, son así "personajes valientes, que aprecian en todo su valor la libertad y la pasión". En ese mundo, añadió el autor, "las flappers deambulaban en descapotables rojos, montaban en globos aerostáticos y disfrutaban del amor con los hombres y mujeres que deseaban".

La idea que inspira toda la trama, reflexionó Vales, es "tan simple y honesta como una idea extraída de Charles Dickens, quien en uno de sus cuentos reunía a viajeros, peregrinos y vagabundos en torno a una chimenea a los que ofrecía un banquete y una buena historia".

En nombre del jurado, el escritor Lorenzo Silva comentó que Cabaret Biarritz hace referencia a una atmósfera y a un lugar, con unos personajes ficticios, variopintos, que representan dos dimensiones contrapuestas: "la alta sociedad y el mundo de los buscavidas que viven en las cloacas de la sociedad". La historia arranca con unas muertes misteriosas, algunas accidentales, y con un suicidio que parece tener relación con esas muertes, y toda la novela, subrayó Silva, está construida como la investigación de un periodista.

Una de las grandes virtudes de la obra es el carácter polifónico, que hace que haya muchos narradores que se van sucediendo, lo que obligó al autor a un trabajo especial con el lenguaje. Cabaret Biarritz es además una novela llena de humor, que puede recordar al Eduardo Mendoza de La verdad sobre el caso Savolta, según Silva. El mediador de todas las voces que van apareciendo en la novela es un periodista y los testigos de los sucesos investigados son desde criados hasta aristócratas, pero "al final de la historia casi lo menos importante es averiguar qué pasó en realidad".

Esa sucesión de personajes que ofrecen su versión de la historia de la joven que acaba en el puerto constituyen, en opinión de Vales, "un gran cabaret". Con todo, afirmó el autor, "aunque la estructura novelística sea compleja, es una novela que se puede leer sin complicación y de manera natural".

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