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El zamorano José C. Vales gana el Premio Nadal con 'Cabaret Biarritz'

  • Traductor y filólogo, obtiene el galardón con una novela de intriga en la que se investiga un asesinato ocurrido en 1925 en el sur de Francia.

El autor zamorano José C. Vales (1965) ganó anoche el 71 Premio Nadal de Novela de Ediciones Destino, dotado con 18.000 euros, por la obra Cabaret Biarritz, que trata sobre una investigación sobre un asesinato ocurrido en 1925 en Biarritz (Francia).

Vales, que se había presentado al concurso con el seudónimo Gavroche y la novela Las noches de Lili Q., recrea en su historia la indagación del escritor Georges Miet encargada por su editor sobre el hallazgo en 1925 de una chica muerta. Las entrevistas a testigos de la época y toda la indagación conforman las páginas ganadoras de la novela, ambientada en la localidad francesa.

El ganador es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y posteriormente se especializó en filosofía y estética de la literatura romántica en Madrid; su actividad profesional ha estado siempre vinculada al mundo editorial como redactor, editor y traductor para distintos sellos, especialmente Impedimenta.

En 2013 publicó en Planeta la novela El pensionado de Neuwelke, una novela negra que rinde homenaje a la literatura del Romanticismo. En ella contaba la historia de una joven institutriz francesa llamada Émilie Sagée, aquejada de una rara y terrible afección que la convierte en una proscrita y en una apestada, y en objeto de persecución de un monje fanático que la acosa por media Europa convencido de que es la encarnación del diablo.

Aparte de numerosos trabajos de información, documentación, corrección y edición de textos para diferentes editoriales, ha sido el responsable de la renovada edición de los Cuentos de Navidad de Charles Dickens (Espasa, 2011) y del clásico de Anthony Trollope Las torres de Barchester (Espasa, 2008).

Entre sus trabajos de traducción y edición cabe destacar Orgullo y prejuicio de Jane Austen para Austral (2013), la nueva publicación del Frankenstein de Mary Wollstonecraft y Percy B. Shelley (Espasa, 2009), basada en los nuevos manuscritos hallados en la Bodleian Library de Oxford, y los clásicos de Wilkie Collins La piedra lunar y Armadale, publicados en 2007 y 2008 en Verticales de Bolsillo-Belacqva.

Sus recientes traducciones para la editorial Impedimenta han merecido el reconocimiento de la crítica y del público, como La hija del optimista, de Eudora Welty; La hija de Robert Poste, de Stella Gibbons; Reina Lucía, La señorita Mapp y Mapp y Lucía, de E. F. Benson, y La juguetería errante, El canto del cisne y Trabajos de amor ensangrentados, de Edmund Crispin.

Por otro lado, son habituales sus colaboraciones en distintas páginas culturales de internet, tanto de crítica como en creación literaria, y participa con frecuencia en medios de comunicación y en coloquios a propósito de la literatura romántica y decimonónica.

La novela de Vales se impuso a seis finalistas y a un total de 335 originales presentados de todo el mundo; y el jurado estuvo compuesto por Germán Gullón, Lorenzo Silva, Clara Sánchez, Andrés Trapiello y Emili Rosales.

La última ganadora del Premio Nadal fue Carme Amoraga, con la historia La vida era eso, aunque han sido dignatarios de este premio autores como Carmen Laforet, Álvaro Pombo, Maruja Torres, Lorenzo Silva y Rosa Regàs, entre muchos otros.

Anoche también se falló el 47 Premi Josep Pla de prosa en lengua catalana de Ediciones Destino, que logró la obra El poeta del poble, una biografía novelada del poeta Jacint Verdaguer de la que es autor el escritor Andreu Carranza, que se presentó al concurso bajo el seudónimo de El Navegant. El jurado del premio Pla, dotado con 6.000 euros, estaba integrado por Sebastià Alzamora, Rosa Cabré, Antoni Pladevall, Àlex Susanna y Ester Pujol.

Carranza declaró que su interés por Verdaguer se inició cuando su abuela, que vivía en La Fatarella, le recitaba de memoria a este autor: "Fue la primera vez que oía a un poeta catalán y a partir de aquel recuerdo la novela fue creciendo". La vida de Verdaguer, añadió Carranza, fue "una tortura continua y constante, que se debate entre la lira y el cáliz, que rescata la lengua catalana, entonces desprestigiada y en plena decadencia, busca en el fondo del pueblo aquella voz y la volvió a hacer circular".

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