El Campo de la Verdad

La teoría del trompo

  • Los argumentos sobre el centro de congresos suenan ya sobados, gastados · IU le hizo a Mellado lo mismo que Nieto le está haciendo a Ocaña hace apenas siete años, intentar bloquear la primera piedra de la obra · El verdadero problema es que esta ciudad y su clase política no tienen arreglo con este o con otro alcalde

LO malo de haber entrado en esta santa casa, en este periódico, hace ya diez años es que todo acaba sonando. A todo se le busca un precedente, una situación similar, un momento en el que todo era parecido aunque los papeles estuvieran cambiados. Ha pasado esta semana con el asunto de empezar o no empezar el Palacio del Sur, la cuestión de licitar y adjudicar a las mismas puertas de las elecciones municipales para que el candidato de turno pueda exhibir una muesca en su revólver ante el electorado.

Febrero de 2003 fue un mes agitado. A Miguel Castillejo le aprobó el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía su famosa póliza de jubilación y fue la primera vez que se habló de su retirada forzada por la temible Magdalena Álvarez. El Ayuntamiento, gobernado por IU y PSOE, estaba en plena polémica con Uvaco por el mercadillo de Gran Vía Parque. En el Barcelona jugaba (mal) Saviola y el PGOU se aprobó, por fin, después de tantos años por la Junta, con la intervención de la hoy consejera de Obras Públicas, entonces directora general.

En Urbanismo estaba Pepe Mellado y en Presidencia, Andrés Ocaña, dedicado a labores de fontanería interna. Mellado había abierto en 2002 la primera licitación del Palacio del Sur, aquella del coste cero, y tenía tres supuestas ofertas de Dragados, Ferrovial y Prasa, en un proceso reservado de negociaciones. Las elecciones del 25 de mayo de 2003 estaban encima, IU ya había presentado a su candidata y Mellado estaba dispuesto a llegar al acuerdo que fuese menester para desbloquear la obra, en concreto, con una sociedad mixta donde el Ayuntamiento pagase parte de los gastos.

Consta en las hemerotecas la posición de Izquierda Unida. El PSOE no podía llegar a acuerdos que supusieran un problema después de las elecciones. Se aseguraba -y lo recordará el actual teniente de alcalde de Urbanismo, Francisco Tejada, que también anduvo por allí- que ninguna de las empresas reunía los requisitos, que el proceso tenía que declararse desierto. La realidad es que IU, que se veía ganadora de los comicios de 2003, no quería ni atada que Mellado, también candidato, partiese con esa ventaja competitiva ni tener que lidiar en la siguiente corporación municipal con un acuerdo que no llevase su rúbrica. Mellado tuvo que claudicar y se limitó a salvar sus muebles dejando abierto el proceso. Ocaña, ya en Urbanismo, entregó el proyecto a Ferrovial en 2004.

Ahora, en 2010, Andrés Ocaña es el alcalde-candidato de IU y quiere presentarse a las elecciones con una primera piedra puesta, un contrato adjudicado o lo que fuere menester. Lo quiere hacer, además, desde la misma posición de debilidad y las mismas prisas de 2003 en un sector, el de la obra civil, donde los buitres vuelan en círculo sobre los heridos.

Ahora es el Partido Popular quien dice que le parece horripilante cómo se están haciendo las cosas. Que la financiación no garantiza el desarrollo del centro de congresos y que resulta desleal tomar una decisión a las puertas de las urnas. "Tienen la oportunidad de sumarse a un proyecto de futuro". Lo dijo Mellado en 2003 aunque, perfectamente, podría ser una frase del alcalde y sus amores a Córdoba (¿notan ustedes un proceso continuo de aguilarización del ocañato?).

Es evidente que el PP, además de pensar que no se reúnen los requisitos materiales para embarcar a la ciudad en un proyecto como éste, no quiere que Ocaña se apunte este tanto. Es evidente también que a IU no sólo le mueve el progreso de la ciudad, y que sus propias expectativas son una clave importante en este asunto.

Resulta que el juguete de moda entre los niños es el trompo. De colores y comprado en un chino, pero sigue siendo el mismo artilugio, la peonza con punta metálica y con una cuerda para hacerla girar. En los tiempos de la tecnología 3D, resulta que la chavalería le ha visto la gracia a un objeto que usaron sus padres, sus abuelos y los abuelos de sus abuelos. Un juguete del que existen ejemplos hechos en arcilla -mírenlo en la wikipedia- que datan del año 4.000 antes de Cristo.

El centro de congresos es nuestro trompo. El asunto sobado que siempre vuelve, con argumentos similares y los mismos problemas. Porque en el fondo seguimos aproximadamente igual, girando. La ciudad quiere embarcarse en un asunto que le viene grande, enorme. No hay dinero para pagarlo, porque no lo hay, pero se sigue amarrando la cuerda en torno a la peonza para que vuelva a dar vueltas y vueltas sin más razón que el entretenimiento.

La experiencia de diez años invita a ser todo lo pesimista posible en torno al centro de congresos. Con este alcalde, con la que se fue y con el que venga. Porque el problema, el verdadero problema, es que esta ciudad y su clase política no tienen arreglo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios