Córdoba

"El verdadero oro de nuestra tierra son la agricultura y las semillas tradicionales"

  • "No se gana nada hablando mal de la industria alimentaria; quienes apostamos por lo ecológico tenemos que seducir, presentar lo nuestro", afirma · "Llevamos un cuarto de hora comiendo mal", asegura

ALMOCAFRE es una entidad surgida desde el mundo ecologista que aboga por el buen comer, por dar salida a los productores ecológicos. Aparte de distribuir, contribuyen a dar a conocer que el mejor tomate es el sabe a tomate. Carmen Casas dirige las operaciones.

-Compré unas magdalenas ayer en un súper y en la etiqueta decía que contenía "trazas de pescado azul". ¿Puede decirme qué estamos comiendo realmente?

-Sinceramente, no sabemos todo lo que estamos comiendo. A mí me gusta hablar en positivo cuando hablo de los alimentos y me gusta hablar de lo que no tienen cuando hablo de productos ecológicos. El producto ecológico no tiene pesticidas, herbicidas, hormonas, antibióticos estimulantes de crecimiento… No se le puede pedir más a un producto, que además se cultiva respetando el ciclo climatológico, la naturaleza, los tiempos de crecimiento y desarrollo. En el caso de nuestra cooperativa, respetando también nuestras semillas tradicionales. A mi me gusta que los consumidores aprendan a valorar y a recuperar los bancos de semillas tradicionales.

-Hay multinacionales como Cargill y Monsanto que tienen semillas patentadas que son derivados de milenios de selección por las diversas sociedades. ¿No es eso como patentar los calzoncillos blancos?

-Sí, pero hay que ser positiva, que es la forma de ganar esta batalla, con seducción. Hay un movimiento de consumidores, científicos, incluso políticos, que defienden los bancos de semillas tradicionales. Los agricultores han ido seleccionando las semillas tradicionales y haciendo mejoras: eso es el oro de nuestra tierra, porque favorecen la biodiversidad porque tienen diferentes matices según la zona. Cuando veo que las multinacionales se quieren quedar con este patrimonio de la sociedad no me gusta, por eso tiendo a promover el consumo de las variedades locales.

-Parece que lo de productos de temporada se acabó, se puede uno comer un tomate en cualquier época de año.

-El sistema de comercio de consumo está robando información al consumidor. Pero cada vez más los consumidores preguntan por el origen del producto y si es de temporada. Nosotros hacemos una labor de difusión a los consumidores, repartiendo calendarios de temporada para que sepan cuándo es la época de cada producto. Proporcionamos incluso recetas de cocina en la tienda para promover el producto de temporada. En estos tiempos hay productos que se han dejado de consumir por simple falta información.

-¿Somos unos analfabetos alimenticios?

-Un poco sí, pero en circuitos como los de los consumidores ecológicos estamos sensibilizados por medio ambiente, por el comer reposadamente… Son valores que se están recuperando. Es la vuelta al sabor tradicional. El vínculo personal que hay en nuestra cooperativa, en el que estamos relacionados productores y consumidores, nos permite recuperar toda esa sabiduría ya que estamos muy cerca los unos de los otros. Por ejemplo, la escarola era un producto muy consumido y hoy día nadie sabe qué hacer con una escarola y hay que explicarle que es una ensalada de invierno.

-¿En vuestro caso los productores reciben un precio justo?

-Nuestros productores reciben un precio digno por lo que cultivan. Somos un colectivo que trabaja en red con otras cooperativas, con grupos de consumo que, sin ánimo de lucro, fomentan la agricultura y ésta se fomenta pagando a los agricultores una cantidad digna por el producto. En nuestra filosofía, productor y consumidor van de la mano, están unidos.

-¿Lo vuestro en realidad es como recuperar el comercio vecinal y de barrio frente a lo industrial?

-Cuando consumo voto y digo dónde quiero ir. Si echo productos ecológicos y chocolate de comercio justo convierto mi carro de la compra en mi carro de combate.

-¿Los productos ecológicos siguen siendo caros?

-Entiendo que el consumidor de ecológico está dispuesto a pagar un poco más, no un precio elitista, sabiendo que está invirtiendo en salud, en economía sostenible, en medio ambiente y, en definitiva, es un dinero que tiene una labor importante que llamamos consumo responsable. Cuando se consume se debe intentar elegir productos de la tierra, productos sostenibles, sanos para su familia. Se están además recuperando sabores tradicionales. También trabajamos con niños, con colegios, colaboramos con el Ayuntamiento. Son distintas sensibilidades que ayudan a fortalecer el sentido empresarial de los medios rurales, algo que estaba desapareciendo. Por ejemplo al que producía el membrillo de Zagrilla, que no estaba en los grandes centros, ahora puede seguir cultivando y produciendo gracias al apoyo de los consumidores interesados en este tipo de alimentos ecológicos. De pronto, muchas familias han visto que es posible seguir viviendo del campo.

-Tenéis productos ecológicos que llegan desde Alemania. ¿No parece una paradoja en una provincia tan agrícola como Córdoba?

-Almocafre dispone ahora mismo de 2.000 referencias. El orden de abastecimiento es primero productos locales, segundo regionales, nacionales e internacionales. En Córdoba no tenemos ningún producto de mantequilla y si mis consumidores quieren consumirla tengo que buscar esa mantequilla ecológica, aunque sea en Alemania.

-¿Por qué no se produce mantequilla ecológica aquí con la de vacas que hay en Los Pedroches, acaso no hay tanto beneficio y por eso se desestima?

-Progresivamente se está despertando el interés y espero que también Los Pedroches evolucione para ver una luz verde en la producción ecológica. Es una necesidad. Tiene mucho que ver, aunque yo no soy ganadera y no domino el tema, con que alimentar a vacas con productos ecológicos es muy caro. Pero hay ganaderos en Los Pedroches para carne ecológica y la investigación espero que trabaje en ese sentido. La visión y la perspectiva de futuro en el valle, algo que han demostrado ya sobradamente, les llevará a evolucionar hacia lo ecológico. Ya hay nombres propios que nos sirven desde allí productos ecológicos: Ecológica Los Pedroches, El Olivar de la Luna, Tránsito Haba, Jesús Fernández… Allí se unen en perfecta armonía animales y productos ecológicos. El referente cultural existe.

-¿Qué son los falsos bios?

-Se da el caso de que el sistema alimentario se apropia de un concepto, amparado por el desconocimiento de ciertas cosas. En ocasiones son actitudes de oportunismo. Afortunadamente, esto se está corrigiendo. No se puede engañar a los consumidores y no debe haber oportunistas que exploten una marca que no se ajusta a la realidad del producto. Entiendo que la batalla se gana con una actitud seductora y atractiva y hablar en contra de la industria alimenticia ni favorece ni se gana nada. Se gana más presentando lo nuestro, explicando lo que hacemos y vendemos en vez de hablar negativamente de otros. Esa estrategia no nos lleva a ninguna parte.

-¿Pero en el fondo no es como una falsificación, como un Gucci de mercadillo?

-Los intereses comerciales que nos gobiernan no están a favor del desarrollo de la agricultura ecológica. Cuando gestionas tus fincas sin estresar a los animales, sin tener a las gallinas día y noche poniendo huevos, entonces esos animales no enfermaran. Si se diversifica en la producción en la huerta y se establece un equilibrio, entonces no se producirán plagas. Por eso está siendo lento el proceso, porque se mueve por intereses comerciales y se dan casos de que un investigador abre la boca y dice esto está mal, e inmediatamente se le retira la beca. Pero hablar de ello no nos favorece, eso no enriquece.

-¿Cuántos socios tiene Almocafre actualmente?

-Tenemos 280, pero hay muchos consumidores que no son socios porque todo el público puede comprar aquí. Estos años el ritmo de crecimiento ha sido muy bueno. Es el resultado de un trabajo bien hecho, con mucho amor, cariño y dedicación, en el que se ha ido compatibilizando el desarrollo empresarial creando puestos de trabajo y compromiso social. Cuando bajamos la persiana de la tienda nos vamos a trabajar en red con los colectivos afines porque entendemos que es esos espacios se mueven las personas con las sensibilidades que pueden fomentar el consumo de productos ecológicos y, de paso, apoyamos y participamos con colectivos como la plataforma carril-bici o cuando algún colegio quiere plantar un huerto ecológico, allí estamos para plantar ese huerto ecológico, o cuando la escuela de Hostelería nos llama o Cajasur: eso significa mantener de lunes a sábado el desarrollo empresarial y nuestro tiempo libre a difundir los productos ecológicos. Esto es un modo que nos distingue de otros establecimientos que puedan tener ecológico. Es parte de nuestro éxito.

-¿En Córdoba faltan denominaciones de origen como por ejemplo el tomate de Alcolea?

Sí, creo que tenemos mucho campo por desarrollar. Te hablaría igualmente del aceite de los Pedroches, de las hortalizas de la Vega del Guadalquivir, de las huertas de Cabra… Creo que no somos conscientes, por nuestra baja autoestima como sociedad, de lo que tenemos en nuestras manos. Creo que debemos que explotar ese patrimonio, no solo en el turismo. Hay que recuperar lo que tenemos. El turismo rural con huertas, animales, es uno de los campos. Espero que seamos lo suficientemente lúcidos y sensatos para poner en valor todo ese patrimonio del saber que tenemos, por tradición. En este campo se mueve el patrimonio de la sabiduría ancestral, hablo de lo que saben nuestros agricultores, un compendio de lo que transmitieron árabes, romanos y otros pueblos.

-¿Aparte de Séneca, Averroes y Maimónides, la agricultura ecológica es nuestro patrimonio ancestral?

-Nuestro patrimonio está en la tierra y debemos recuperarla. Tenemos que potenciar y recuperar ese campo. La gente del campo debe sentir que tiene un patrimonio de mucho valor. En este proyecto de cultura hay un proyecto para las generaciones venideras. Estoy pensando en la crisis inmobiliaria y entiendo que este período está siendo una oportunidad de futuro para la agricultura ecológica porque la población que construía en la ciudad ha tenido que volver a sus pueblos y está viéndose obligada a recuperar lo que tenían y eso era un terreno en el campo para cultivar. Siento con optimismo todo esto y el futuro es de la agricultura ecológica. Este fenómeno no se ha dado antes porque no hemos tocado fondo antes. En los países que van delante nuestra en el consumo de productos ecológicos llegaron a ello porque pisaron fondo antes, les llegaron antes los productos contaminados, los productos no sanos. En lugares como Córdoba, cercanos a los medios rurales, la despensa, hasta hace muy poco, era un patrimonio con sus garbanzos para el año, las conservas de la huerta… De eso hace muy poco. No habíamos llegado a pisar fondo y por eso no había surgido esa demanda. Aún dicen los cordobeses "mi cuñado me ha regalado unos tomates de la huerta". El mensaje debe ser positivo: no habíamos estado antes faltos de esos productos. Nosotros llevamos comiendo mal un cuarto de hora, desde que llegaron los burguer y las pizzerías.

-Estamos en noviembre, dígame qué tenemos que comer mañana, con nombres y apellidos, para comer sano, saludable.

-Empezaría el desayuno con un pan de Benalúa de Guadix, de nuestro panadero que lo hace en horno de leña. Con café de comercio justo y leche de Letur (Albacete), con fruta, la granada está en plena campaña de Eugenio de Puente Genil, naranjas de Ángel Santisteban en Hornachuelos. A media mañana una fruta, un melón de Antonio Roldán y de Paqui de Villaviciosa que todavía nos quedan. A mediodía comería ensalada de escarola de Alfonso Miolina, hortelano local, y unos garbanzos de Candeales Sevilla o del Rincón de Albacete. Haría un garbanzo con ternera y pollo de Pilas, de nuestro ganadero Francisco Campos y por la tarde sería capaz de merendar unas magdalenas de pasas y nueces del horno de María Diezma o un pan con aceite de Jesús Fernández de Los Pedroches. Por la noche unos tomates de Villaviciosa y un poco de verdura, por ejemplo, acelgas de Alfonso Molina y huevos de ecológica de los Pedroches. De postre queso fresco de Zuhaira, de la Subbética, y un poquito de membrillo de Zagrilla.

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