Córdoba

La mezquita de la discordia

  • El centro cultural que con el nombre de Córdoba promueve una asociación de musulmanes en Nueva York está envuelto en la polémica desde hace semanas

Córdoba presume de ser ciudad de entendimiento y tolerancia y un ejemplo de diálogo entre culturas. Incluso el propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, puso a la ciudad como ejemplo de convivencia durante un discurso pronunciado en su primera gira por los países musulmanes en junio del año pasado. Pero en Nueva York, considerada capital del mundo occidental, sin embargo, el nombre de Córdoba se asocia ya a la polémica, pues así está previsto que se llame el centro musulmán promovido junto a la zona cero.

El proyecto, que el pasado mayo recibió autorización municipal, ha cosechado en las últimas semanas una fuerte oposición al considerarlo una provocación por situarse tan próximo al escenario del peor atentado terrorista cometido en suelo estadounidense, precisamente, a manos de extremistas islámicos.

 

"Debemos transformar a nuestros opositores, convencerles de que no todos los musulmanes son extremistas, educarlos para que distingan entre nosotros y sobre la cuestión de la islamofobia. Este es un momento decisivo para nosotros", aseguraba hace unos días Daisy Khan, directora de la organización American Society for Muslim Advancement (ASMA).

 

Khan es la esposa de Feisal Abdul Rauf, el imán que estaría al frente de la mezquita y que se encuentra en Oriente Medio en un viaje financiado por el Departamento de Estado de Estados Unidos pensado para mejorar las relaciones con esa región. Ambos fundaron la "Casa Córdoba", la mezquita que se pretende habilitar en Park51, nombre del centro cultural islámico que ocupará un edificio entero, que ofrecerá distintas actividades para la comunidad y cuya construcción está planeada en el Bajo Manhattan, a dos manzanas de la zona cero. 

 

La iniciativa ha generado una fuerte polémica entre quienes ven en ella una manera de normalizar definitivamente la situación de la comunidad musulmana de Nueva York, integrada por unas 600.000 personas, y quienes consideran que es una falta de respeto hacia las víctimas de los atentados. Diversos políticos y líderes sociales se han manifestado a favor de que se permita su construcción en alguna otra zona de Manhattan, no tan próxima a donde se levantaban las Torres Gemelas hasta hace nueve años. Entre ellos está el gobernador de Nueva York, David Paterson, quien se ha ofrecido a mediar y reunirse con los responsables del proyecto para encontrar una nueva ubicación. 

 

"Tenemos muchas opciones que sugerir a los promotores para que aplaquen esta situación, que cada día se sale más de control", decía la semana pasada Paterson en un programa de radio. Entre esas "opciones", el gobernador abogó por "encontrar una zona también en el Bajo Manhattan que permita atraer a la creciente población musulmana y que a la vez no esté tan cerca de la zona cero, algo que parece ofender a mucha gente, que vive ahí y que no". 

 

Sin embargo, Paterson aún no se ha podido reunir con los promotores de la polémica mezquita, cuya construcción podría "hacer historia", en palabras de Khan. "Nos cuesta creer que estamos en medio de una polémica como ésta", aseguraba el imán, quien responsabilizó al Partido Republicano de que la cuestión haya alcanzado unas dimensiones que han forzado al propio presidente de EEUU, Barack Obama, a pronunciarse al respecto en varias ocasiones. 

 

Para Khan, se trata de un proyecto perfectamente lícito en una propiedad privada y forzar a una reubicación amenazaría la libertad religiosa, al tiempo que ya está afectando a la comunidad musulmana en todo el país, donde "por el momento ya se ha impedido la instalación de seis mezquitas". "Debemos ser muy cuidadosos con cada paso que se dé, porque hay mucho en juego", dijo. La polémica -argumentó- únicamente ha hecho más extremas las opiniones que genera este proyecto, sobre el que distintos frentes tratan de aclarar que no es una novedad que haya una mezquita cerca de la zona cero y que el centro cultural estará abierto a todos los neoyorquinos.

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