Córdoba

"Es imposible, esto es una venganza"

  • Los trabajadores de la residencia y los vecinos muestran su sorpresa y su incredulidad ante el resultado de la investigación

La noticia de la imputación del hermano Manolo y de otro franciscano de la Cruz Blanca por supuestos abusos sexuales a discapacitados causó ayer estupefacción. Tanto, que las puertas de la residencia del antiguo Hospital Militar estuvieron cerradas a cal y canto durante todo el día y, como extensión, el barrio quiso mantenerse al margen de la polémica. La mayoría de trabajadores y familiares de los residentes guardaron un silencio sepulcral y sólo unos pocos decidieron salir en defensa de los religiosos: "Es imposible, es imposible", repitió por la tarde una trabajadora.

Al filo de las 17:00, responsables de la Delegación para la Igualdad y el Bienestar Social se desplazaron hasta el centro, ubicado en el número 2 de la calle Virgen de Linares. Salieron al cabo de una hora sin decir una palabra, mientras aumentaba el número de cámaras de televisión, fotógrafos y periodistas que esperaban una explicación por lo sucedido. Pero pocos se decidieron a hablar.

"Todo viene de dos o tres personas que ya no trabajan aquí. Ha sido por venganza después de un despido", teorizó una empleada fuera de los focos. Un rotundo "no me lo creo" y un no menos contundente "no sé nada" fueron las dos expresiones más repetidas por quienes entraron o salieron de la residencia, que intentó continuar con su actividad habitual en un ambiente enrarecido, cerrada a cal y canto.

Algunos fieles, ajenos a la polvareda levantada tras las imputaciones del juez de instrucción, acudieron por la tarde a misa, como de costumbre: "A los chicos los tiene que da gloria, como si vivieran en un palacio, da alegría entrar aquí. Los coge con cariño...", dijo una de las habituales en la institución que se mostró sorprendida por los cargos que recaen sobre los religiosos. "No sabía nada", confesó desencajada tras ser informada de lo acontecido. Algunos trabajadores optaron por una puerta lateral para entrar y salir del centro sobrepasados por una información que vuelve a poner a la residencia de la Cruz Blanca en el centro de la polémica, tal y como ocurrió hace menos de un año.

El hábito gris del hermano Manolo y su crucifijo blanco al cuello eran habituales hasta ayer en la calle Virgen de Linares. Los vecinos lo saludaban a diario cuando se lo encontraban acompañando a los residentes o ayudándolos a subir en el autobús. "No me lo podía creer cuando lo he visto en el telediario. Llamé a mi hijo y le dije que lo que salía en la televisión era la fachada de la Cruz Blanca. Nos asomamos a la calle y ahí estaban las cámaras", relató una vecina de Virgen de Linares "asombrada" por la noticia.

Pero el silencio fue ayer lo más habitual en el vecindario, acostumbrado al ajetreo diario de un centro guiado durante años "por una persona que se ha desvivido por los chicos", tal y como definió al hermano Manolo otra vecina. Otros optaron por el grito y el insulto a las cámaras de televisión, a las que acusaron de levantar polémicas con descalificaciones y casi culpándolas de una información que tiene su base en una decisión judicial. "Aquí siempre ha habido transparencia. Es increíble lo que está pasando", dijo una trabajadora a la llegada al centro visiblemente indignada.

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