Córdoba

El número de bodas ha descendido un 30% desde que comenzó la crisis

  • Las estadísticas reflejan una media de 1.000 enlaces al trimestre en la provincia, mientras que hace dos años se llegaba a las 1.450 · El sector cree que la tendencia se mantendrá durante todo el año

Ni siquiera el amor se libra de la crisis. O eso es al menos lo que reflejan las estadísticas, que evidencian un fuerte descenso del número de matrimonios desde que comenzó la recesión en la provincia de Córdoba. En cifras relativas, los datos oficiales del Instituto de Estadística reflejan una caída del 29,8%, lo que ha supuesto un duro varapalo para un sector económico que vivió años dorados durante los tiempos previos a la crisis, cuando aprovechó la bonanza económica y el hecho de que a la llamada generación del baby boom le había llegado la hora de casarse. Ahora las cosas han cambiado y en la provincia de Córdoba se celebran por trimestre menos de mil bodas, cuando lo habitual hace un par de años era llegar en torno a las 1.450. Ni siquiera el segundo trimestre del año que ahora comienza, y en el que el buen tiempo incita a que se fijen para esas fechas este tipo de celebraciones, se espera que sea una panacea. De hecho, el año pasado no lo fue, y en 2010 no se aprecian indicios de que la cosa vaya a ser diferente.

Las razones de esperar para contraer matrimonio resultan evidentes: la incapacidad económica de cientos de parejas jóvenes para afrontar un gasto que supera con mucho sus maltrechas economías, laceradas o bien por los bajos salarios o bien por el drama del desempleo. Baste un caso real, el de Juan Luis y Blanca, para entenderlo; se trata de una joven pareja cordobesa que ha decidido irse a vivir junta sin pasar por la iglesia o por los juzgados, aunque su deseo, y el de su familia, era el de casarse antes. La realidad, sin embargo, no daba para tanto.

Juan Luis tiene 29 años y un sueldo que apenas supera los 900 euros, mientras que Blanca, de 28, está el paro, con breves contrataciones eventuales. Con lo que ganan han alquilado un apartamento y pueden vivir, pero no así afrontar lo que supone una boda. Blanca lo resume: "Ahora no es momento de meterse en líos, y para casarme de una forma cutre... ; no quiero ser distinta. Ya llegará", explica.

Los casos como el de Juan Luis y Blanca son numerosos, y sus efectos se dejan notar en las cuantiosas empresas que tienen parte de su negocio relacionado con las bodas, como es el caso de la hostelería, las tiendas de vestidos de novias y novios o de complementos, las floristerías o las agencias de viajes. Cientos de negocios padecen las consecuencias y miran hacia el futuro todavía con zozobra. Un resumen de lo que piensan los empresarios puede ser el testimonio de José Portal, propietario de la firma Hostepor, que cuenta con los salones Azahara en Córdoba capital y otros equipamientos en la provincia.

Portal confirma los datos oficiales y afirma desde su experiencia que en su caso el descenso de celebraciones va del 20 al 30%, según las épocas del año. El empresario reconoce no obstante que el sector, marcado por una fuerte estacionalidad, vive ahora sus mejores meses, los que "van de marzo a octubre", pero, aún así, duda de que la situación pueda cambiar en el futuro inmediato. Sobre las estrategias para competir y superar la crisis, Portal lo tiene claro: no es el momento de tirar los precios, "lo que sería una mala estrategia", sino el de competir con un mejor servicio y una mejor oferta gastronómica en los banquetes. "La gente mira el dinero, claro, pero lo que más se mira es la calidad", expresa este hostelero. La misma opinión que Portal mantiene Angustias, la responsable de una franquicia de trajes de novia de la capital. Ella reconoce que son menos las jóvenes que se acercan para elegir el vestido de un día tan señalado, pero también afirma que la cuestión económica suele dejarse un poco al lado cuando se trata de buscar el vestido. "Todo el mundo tiene un presupuesto al que ajustarse, pero el traje de novia es una cosa muy especial; si una mujer encuentra el que de verdad le gusta, lo normal es que haga un esfuerzo", afirma esta comerciante.

Sea como sea, lo cierto es que casarse es ahora mismo algo complicado y a muchas parejas les entran los sudores cuando ven la lista de necesidades: la vivienda, los muebles, los trajes, la ceremonia, las fotos, el banquete, el viaje de novios… Y lo peor es que los invitados tampoco parece que estén para muchas bromas ni para grandes regalos. Se viven, como decía la canción de Golpes Bajos allá por los 80, malos tiempos para la lírica.

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