Las causas que provocaron el derrumbe de la casa de la calle Palomares en la que falleció un matrimonio en febrero del año pasado están ya más cerca de resolverse. Un equipo de técnicos iniciará el próximo lunes el desescombro de la vivienda con el objetivo de analizar las dimensiones exactas de una zanja colindante con el inmueble que se vino abajo, con la intención de especificar si las obras que se ejecutaban en el solar anexo tuvieron algo que ver en el suceso. El desescombro se realizará en dos fases. El lunes, los técnicos retirarán los restos de fibrocemento contaminante que existe entre los escombros, informó ayer uno de los abogados de la acusación, Eduardo Villarejo. A partir del lunes 10 de marzo, los operarios iniciarán el desescombro de la zanja bajo la supervisión de un perito, añadió el letrado.

La medición del socavón se considera una prueba clave para determinar si la constructora tuvo alguna responsabilidad en el derrumbe o si, por el contrario, la casa se vino abajo debido a su estado de conservación. El suceso se produjo el 21 de febrero del año pasado en torno a las 08.30 en el número 4 de la calle Palomares, en pleno barrio de Santa Marina. Como consecuencia del desplome, un matrimonio perdió la vida y su hijo pequeño resultó herido de gravedad, pero consiguió recuperarse en el Reina Sofía.

El Juzgado de Instrucción número 3 solicitó que se realizara la prueba pericial el pasado mes de julio con el objetivo de que un experto concretara las dimensiones exactas -en anchura, longitud y profundidad- que tenía la zanja de la obra. Y, desde entonces, la investigación no ha dado pasos significativos. Hace unas semanas, de hecho, el juzgado urgió a la Delegación de Justicia a que liberara el dinero presupuestado por el perito para llevar a cabo la prueba, y la Junta achacó a problemas burocráticos el retraso, pues defendió que actuó "sin demora". Hasta el momento, hay cinco personas imputadas por el fallecimiento del matrimonio, todos ellos responsables de las empresas que ejecutaban la obra.

El mismo día del derrumbe, la Gerencia Municipal de Urbanismo apuntó a la posibilidad de que el derrumbe se produjo "como consecuencia del vaciado de tierras en un sótano colindante". Semanas más tarde, el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) determinó que el muro que se vino abajo no se había reforzado correctamente.