Los efectos de la ola de frío Las vías secundarias recuperan la normalidad tras permanecer casi un día cerradas por la nieve

La nevada evidencia la fragilidad de las carreteras de la Sierra

  • La actividad de los quitanieves durante la madrugada y la mañana devuelve la normalidad a carreteras que habían permanecido cerradas · La masiva afluencia de ciudadanos colapsó los principales nudos

Fue un cúmulo de circunstancias el que hizo que la fuerte nevada que cayó el domingo en toda la ciudad provocara el colapso en la mayoría de las carreteras que conectan la ciudad con la Sierra. Pero si algo resultó claramente evidente fue la enorme fragilidad de estas vías secundarias ante fenómenos extraordinarios. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) había anunciado días atrás un alto riesgo de nieve, pero el dispositivo de seguridad no se puso en marcha hasta pasadas las 14:00, cuando puntos de la periferia como la urbanización Las Jaras o la barriada de Trassierra estaban ya prácticamente incomunicados. El delicado estado de carreteras como las de Villaviciosa o los Villares -por citar sólo algunas de las que conectan con la Sierra- tampoco sirvió para agilizar una circulación que se había visto desbordada por el masivo desplazamiento de ciudadanos.

Las dificultades que deparó el temporal fueron de tal envergadura que sólo la N-432 permitió el tránsito de vehículos. El resto, entre las que se encuentran las conexiones con las citadas Trassierra y Las Jaras, así como la antigua carretera de Cerro Muriano, quedaron tapadas por capas de hasta 30 centímetros de nieve. A los principales nudos se desplazaron los efectivos de la Policía Local y la Guardia Civil, aunque cuando llegaron ya había decenas de vehículos atrapados en la carretera.

La completa normalidad no llegó hasta ayer mismo por la mañana -resultó muy beneficioso tanto la lluvia caída durante la madrugada como la ligera subida de la temperatura- tras la actuación de los citados cuerpos de seguridad. Los escasos quitanieves que funcionaron lo hicieron durante la noche del domingo y la madrugada y la mañana de ayer hasta que las carreteras quedaron totalmente despejadas. El tráfico, según informó la Guardia Civil, comenzó a ser "fluido" en torno a las 10:00 aunque con las precauciones que requiere una carretera recientemente nevada. "La circulación aún es lenta porque todavía hay un cierto miedo en la bajada", declararon las fuentes consultadas en el subsector de la Guardia Civil.

Tras superar las dificultades, la jornada de ayer la marcaron tanto la llegada a la ciudad de los vecinos que quedaron atrapados en diversos puntos de la Sierra como los múltiples testimonios que deparó el temporal. Los testimonios recabados expresan qué fue lo que falló durante la idílica -para algunos- tarde de nieve en Córdoba.

cerro muriano

Cuando empezaron a caer los primeros copos -en torno a las 13:30 del domingo- los vecinos de la barriada periférica de Cerro Muriano contemplaban la estampa idílica a través de las ventanas. Pronto la nieve comenzó a caer con más fuerza y la ilusión empezó a convertirse en nerviosismo, sobre todo para aquellos que, desde la capital, se desplazaron a la Sierra para ver mejor la Córdoba nevada. La antigua carretera del Muriano y la N-432 se cortaron en ambos sentidos ante la fuerte nevada, pero antes, Olga Quintana se quedó atrapada en plena vía sin poder salir hasta que encontró el desvió a Cerro Muriano. Quintana venía de Málaga, paró en Córdoba para recoger a un compañera y se dirigía a Badajoz, donde da clases en un colegio. Sin embargo, ayer no llegó a tiempo al aula pues tuvo que hacer noche en la barriada periférica antes de continuar su camino. "Lo pasé muy mal, porque cuando iba conduciendo veía como los coches de delante estaban chocando y la gente salía para pedir que nos paráramos". Pero los frenos no se podían utilizar "porque si no el coche se iba para atrás". Su marido le iba dando instrucciones para manejar el volante hasta que "conseguí meterme en el primer desvío para Cerro Muriano" donde paró, junto con su compañera Rosalía, en el bar X de esta barriada. "Veíamos cómo la nieve seguía cayendo y le dijimos al dueño del bar que nos reservara una habitación, yo llamé a la directora del colegio y me hice a la idea de que así no podíamos continuar". "Fue una locura, luego no me podía dormir porque recordaba las imágenes de la gente llorando atrapada en la carretera", recordaba Quintana quien pudo retomar su camino en la mañana de ayer.

Algo parecido le sucedió a Manuel Ferrandiz, un vecino de la capital que animado por la nieve salió con su mujer y sus dos hijos a ver el paisaje histórico. "Queríamos echar un rato con los niños, pero nos quedamos a tres kilómetros de Cerro Muriano porque la Policía no nos dejaba continuar". Ferrandiz, que iba por la carretera antigua pensó entonces en llegar al cruce para coger la N-432 y llegar así a la barriada periférica, "un trayecto de 100 metros que hice en una hora, porque estaba lleno de coches atrapados", recuerda. Allí se refugiaron en un bar haciéndose a la idea de que tendrían que quedarse allí a dormir "aunque ya no quedaba ni una habitación en los hostales porque todo estaba reservado". Ferrandiz reconoció que "empecé a asustarme, sobre todo por los niños, ya que el mayor -de diez años- estaba tiritando y muy nervioso". Por suerte, sobre las 22:00 la patrulla de la Guardia Civil "nos dijo que podíamos continuar y, muy tranquilamente, llegamos a casa".

los villares-las jaras

Carolina Alcaraz regresaba a Córdoba procedente de Alicante, pero no pudo llegar a su vivienda en Las Jaras. Los agentes de la Policía Local le dijeron que debía colocar cadenas a las ruedas de su vehículo si quería continuar, pero, aunque las llevaba, "ni yo ni los policías fuimos capaces de ponerlas". Ante este problemático escenario, esta vecina de Las Jaras optó por pasar la noche en un céntrico hotel de la ciudad.

A Francisco Mena le ocurrió lo contrario que a Carolina. No pudo bajar a la ciudad y se vio obligado a quedarse allí. "Aunque podíamos haber bajado en el todoterreno, se trataba de un riesgo innecesario, así que decidimos pasar la noche en Las Jaras", concluyó este vecino. Alrededor de las 09:00 de ayer se desplazó finalmente a la ciudad.

Trassierra

Rafael Valenzuela lleva más de 40 años viviendo en Trassierra y no recuerda "nada igual" a lo que sucedió el domingo. Durante toda la tarde las carreteras de acceso quedaron cortadas. "A partir del Castillo de la Albaida, ya no dejaban ni subir ni bajar" recordó ayer Valenzuela, quien se vio atrapado en casa. Decenas de familias que se desplazaron a esta zona para contemplar el paisaje nevado también se encontraron enjaulados en Trassierra a la espera de que las carreteras se recuperaran y dejaran de ser peligrosas para circulación.

Afortunadamente, nadie tuvo que quedarse a dormir en Trassierra, pero durante toda la tarde los coches se agolparon sin poder seguir su camino. Camilo Eufemia fue otro de los vecinos que vivió la incertidumbre y el nerviosismo propios de la circunstancia. "Yo venía del Centro e intenté subir a las 16:30 y tardé más de una hora porque era muy peligroso". Otra de las consecuencias negativas de la gran nevada fue que "mi yerno no pudo ir a trabajar al hotel AC, donde tiene el turno de noche". La del domingo fue, sin duda, una tarde larga para los vecinos de Trassierra.

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