Córdoba

La misa en latín regresa a la Diócesis

  • Asenjo autoriza la celebración por el rito extraordinario en San Pedro de Alcántara todos los primeros domingos de mes, a las 10:00, oficiada por el presidente del Cabildo de la Catedral, Manuel Pérez Moya

El administrador apostólico de Córdoba, Juan José Asenjo, ha autorizado la celebración en la capital de la misa según el ritual de Juan XXIII -en latín y de espaldas a los asistentes- acogiéndose al motu proprio Summorum Pontificum de Benedicto XVI que regula el uso de la liturgia romana anterior a la reforma de 1970.

El prelado ha designado la iglesia de San Pedro de Alcántara, situada frente la Facultad de Filosofía y Letras, como el templo en el que tendrá lugar esta ceremonia que se desarrollará todos los primeros domingos de mes a las 10:00. El sacerdote encargado de oficiarla será el presidente del Cabildo de la Catedral, Manuel Pérez Moya, quien a su vez es también párroco del Sagrario, del que depende San Pedro de Alcántara. De este modo, se restituye un modo litúrgico que lleva cuatro décadas sin celebrarse en Córdoba.

Con esta decisión, Asenjo ha atendido la solicitud presentada a finales de 2008 por la asociación Una voce Córdoba, constituida el 8 de diciembre de dicho año, con la finalidad de celebrar en la Diócesis la misa por el denominado rito extraordinario. El motu proprio del Papa dispone que sea cada obispo el que autorice la forma y manera en que se ha de desarrollar esta liturgia. En concreto, el artículo 5 de dicho documento establece que existiendo un grupo estable de fieles que lo deseen, se debe atender esta solicitud "evitando la discordia y favoreciendo la unidad de toda la Iglesia".

El motu proprio Summorum Pontificum, promulgado en julio de 2007, vino a poner orden en el modo de celebrar la misa tras la reforma de Pablo VI de 1970. Ésta, sin arrinconar la liturgia latina, autorizaba la celebración en lengua vernácula, que fue la que acabó imponiéndose dejando marginado el modo de celebrar tradicional de la Iglesia Católica. El mismo consistía en el misal de Juan XXIII, una adaptación del año 1962 del antiguo misal del Papa Pío V.

Además del latín, la misa por el rito extraordinario tiene otras características, como son la disposición del celebrante del modo denominado "de espaldas al pueblo" o ad orientem, que en definitiva no es tal, sino que asistentes y sacerdote miran al centro de la celebración que es el altar y la cruz. Además, este rito admite la recuperación del rico acervo del canto gregoriano que se puede aplicar a todo tipo de celebraciones en cualquier tiempo litúrgico.

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