Celebración del Día de San rafael

Cuando el agua acaba por pasar el arroz

  • Apenas varios grupos de personas acuden al parque periurbano de Los Villares para celebrar el día del Custodio en una jornada que se inició con lluvia.

Mañana de San Rafael atípica en el parque periurbano de Los Villares, atípica porque la tan anunciada lluvia para la jornada -presente durante los últimos días- ha ahogado las ganas de perolear de los cordobeses. Las zonas de ese paraje de Sierra en las que cada 24 de octubre no cabe ni un grano de arroz parecen propias de una especie de apocalipsis zombi, traen a la memoria el desértico escenario vegetal en el que Rick Grimes y los suyos sobreviven a los caminantes que les salen al paso quemando temporadas de The Walking Dead.

Hay miedo al chaparrón que, cual zombi amenazante, puede transformar la salud en enfermedad y no hay nadie en Los Villares hasta que aproximadamente a las 09:30 llegan los integrantes de las familias Torres y Porras. La decena de personas que conforman el grupo vienen no sólo a celebrar tres onomásticas. "Aquí estamos tres rafaeles", detalla Rafael Porras. También celebran la próxima boda de David Torres y Rosa Porras. "Tenemos Los Villares para nosotros solos", presume Rafael Porras. Han llegado a esa temprana hora "para pillar sitio aquí en la zona techada que hay junto al bar del parque". Sabían que "con el tiempo así" iba a ser difícil que ocurriera lo que ya es costumbre año tras año, que desde las horas muy tempranas de la madrugada del 24 de octubre Los Villares se empiezan a poblar de perolistas ávidos de ubicarse en los mejores lugares del monte.

Los Torres y los Porras empiezan con los entrantes resguardados de la lluvia bajo una de esas zonas techadas. "No pueden faltar el jamoncito, un buen queso, las chuletas a la brasa... Lo normal en estos casos, y todo regado con un buen vino", sentencia. Alguien recuerda entonces que la última vez que el agua empañó el día del Custodio fue en 2011, pero la estampa que quedó de aquel año fue la de perolistas con chubasquero para arriba, perolistas en chubasquero para abajo.

Aproximadamente a las 12:30 aparecen Francisco Cobacho, Ignacio González y Carlos Caraballo. Los tres amigos se refugian también en esa pequeña zona de techado. La suya ha sido una expedición "improvisada", cuenta Francisco. "Lo decidimos en la noche de ayer, cuando salimos, como sabíamos que iba a caer agua e iba a venir poca gente nos animamos a venir; queríamos comernos un arroz aquí en el techado mientras llueve, la idea era hacerlo lloviendo", dice. Eso sí, "no se trata de un perol cordobés, sino de una paella, y una paella con carne y sin pescado", añade el joven.

Mientras por la zona aparecen de vez en cuando grupos de caminantes, que no zombis, y después de que el cielo haya empezado a abrirse y las nubes a irse, los Torres-Porras empiezan con el ritual perolero. El chef es Rafael Torres, quien tiene su propia receta, que incluye pimiento, tomate, alcachofa, pollo, setas, espárragos, costilla y magro para dar vida al arroz.

Empieza a oler a perol cuando sobre la una de la tarde aparece por el lugar Miguel Ángel Murillo con su familia. "Somos pocos locos hoy los que hemos venido por aquí", relata riéndose Miguel Ángel. Son cinco en el grupo y los suyos, los dos únicos niños que hay en el lugar, "sin contar los de la familia que está comiendo en el bar", agrega. La de Miguel Ángel no ha sido una expedición impromisada. "Lloviera o no, teníamos pensado venir y ubicarnos en una de esas zonas techadas; un día de campo como éste es bueno de vez en cuando porque te quita de la rutina diaria", añade. Su familia ha llegado con un menú en el que no faltan las sardinas para asar, pero en el que no habrá perol. "No está el día para arroz", detalla.

Son las tres de la tarde y el cielo ya ha abierto hasta espantar las nubes. No ha faltado hasta el momento el goteo de llegada de coches, pero parece que ya no es hora para subir a perolear en un día del Custodio en el que los Torres-Porras, los tres jóvenes amigos y Miguel Ángel Murillo y su familia pasarán a la historia como aquellos valientes que desafiaron a los elementos por la gloria de San Rafael.

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