Córdoba

El desorden según Guerra y Naïr

  • El exdiputado socialista y el filósofo francés ofrecen su particular visión y la extensión del concepto de la violencia

Bajo el titular La Construcción del Desorden, el que fuera vicepresidente de los gobiernos de Felipe González entre 1982 y 1991, Alfonso Guerra, y el politólogo y filósofo francés Sami Naïr, ofrecieron ayer su particular visión del desorden, un concepto que analizaron desde su concepción etimológica y que expandieron hasta la ecología, pasando por la economía y la política. Ambos, ofrecieron su particular visión de este concepto en el congreso Sabiduría y Conocimiento, organizado por la Cadena Ser en el Teatro Góngora.

Bajo el guión y atendiendo a las preguntas y proposiciones del periodista Juan Cruz -además de alguna pregunta y crítica del público-, tanto Guerra como Naïr coincidieron en señalar que esto del desorden se extiende a todos los ámbitos de la vida. Para Naïr, por ejemplo, el desorden surge "de un proceso de globalización descontrolado en el mundo". En esta línea, indicó que se trata también "de un proceso de fragmentación de los estados de reconstrucción del mapa geopolítica" y que ha supuesto "el auge de nuevas identidades a menudo conflictivas, que ponen en peligro la seguridad del planeta en su conjunto". Naïr centró buena parte de su discurso y el concepto del desorden en el lado económico y explicó que fue allá por la década de los 70 del pasado siglo cuando "Richard Nixon (presidente de Estados Unidos) "decidió romper el sistema monetario europeo haciendo del dólar una moneda flotante y universal y separando la riqueza real de las naciones". Desde entonces, anotó, se produjo "la automatización del sistema económico, el nacimiento de la especulación financiera". Como consecuencia de esta situación, según el pensador, "la deuda se ha transformado en elemento clave del sistema económico internacional". La crisis de Lehman Brothers en 2007 -el cuarto banco de inversión norteamericano- es, según el filósofo, "la crisis de este sistema especulativo, del robo generalizado, del capitalismo casino y, desde ese momento hemos entrada en un sistema de crisis permanente". Recordó también la reunión del G20 de 2008, cuando "decidieron controlar el sistema financiero internacional, pero hasta la fecha no hay un modo de control". Por ello, defendió que en Europa "necesitamos unas reglas comunes y poner las instituciones internacionales al servicio de la sociedades y no al de las grandes multinacionales". A su juicio, "necesitamos reflexionar sobre el fin o la disgregación del estado de bienestar y ver cómo podemos recuperar esa construcción de Europa a partir de una creación de un bien común europeo". A su juicio, "estamos ante el inicio de un nuevo ciclo histórico, al inicio de un nuevo mundo". Según Naïr, "hemos entrado en la época de la reducción de la capacidad de acción de los Estados de derecho" y uno de los ejemplos "más obvios es el de los refugiados".

El punto de partida para Alfonso Guerra fue distinto y consideró que el desorden es "la organización equivocada con una intencionalidad". En su intervención, el que fuera dirigente socialista tiró hasta de Jean-Jacques Rousseau y el origen del concepto de la propiedad privada, allá por el siglo XVIII. "Desde entonces, 27 personas suman la riqueza que equivale a los presupuestos generales de 52 estados en los que viven más de mil millones de personas". También hizo referencia a la crisis de 2007 y recordó que Lehman Brothers fue "el ápice de la gran estafa de 2007" e incidió en que "los artífices de la gran crisis deberían ser considerados apestados y son quienes dirigen las instituciones". Por ello, consideró "no hay manera de resolver si no hay una intervención que no sea económica" y recordó que "en todos los gobiernos de países democráticos se ha tenido como ley no intervenir en los llamados mercados". Sin embargo, continuó, "cuando la acumulación de poder es de tal índole, que los grupos financieros colocan de rodillas a los parlamentos, no hay más remedio que intervenir y lo que ha hecho la Unión Europea es lo contrario, ya que le han entregado las llaves de la economía a las agencias de evaluación norteamericana".

En este punto, Guerra amplió el sentido del desorden, ya que "afecta también a las guerras", afirmó. "La violencia del terrorismo moderno, que no tiene cuartel es de crueldad infinita", sentenció. La violencia familiar, que "destruye la convivencia" o la violencia contra el "hábitat en el que vivimos" fueron otras de las aplicaciones que dio sobre el desorden, hasta que llegó a los propios electores que a su juicio, "también ejecutan cierta violencia cuando apoyan a Donald Trump, Marie Le Pen y Vladimir Putin; si llegamos a que estos tres gobiernen el mundo lo de ahora es poco para lo que vamos a ver" aseguró, al tiempo que subrayó que "todo eso es violencia".

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