Miguel Ángel Pareja. Juez Decano

"Ya es hora de que la Justicia se considere una cuestión de Estado"

  • "Llevamos muchos años en que al Derecho no se le presta la atención que requiere", lamenta el titular del Juzgado de lo Penal 3 de Córdoba, un "enamorado" del difícil oficio de aplicar la Ley.

Miguel Ángel Pareja (Mestanza, Ciudad Real, 1963) ocupa desde el pasado mes de abril el cargo de juez decano de Córdoba. El titular del Penal número 3 cuenta que tuvo un acceso "tardío" a la carrera judicial, tras una trayectoria de 18 años en la base militar de Araca (Vitoria). "Me enamoré del Derecho, de la Justicia, y decidí estudiar las oposiciones de juez por casualidad, me fueron empujando las circunstancias", relata. En 2000 ingresó en la carrera y su primer destino fue el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Montoro. En 2005 ascendió a magistrado y fue destinado a Fuengirola; desde 2008, aplica la Ley al frente del Juzgado de lo Penal número 3 de Córdoba.

-¿Qué le empujó a querer ocupar el cargo de juez decano?

-Siempre me han preocupado mis amigos, las personas y el bienestar de los demás más que el mío propio, es mi forma de ser. Consideré que convertirme en decano era una buena oportunidad para lograr un mejor servicio en la Administración de Justicia y, por qué no, para que quienes servimos tengamos unas mejores condiciones de trabajo y económicas, acordes con las responsabilidades que desempeñamos.

-¿Cuáles son las necesidades más urgentes que tiene la Justicia en Córdoba?

-La creación de nuevas unidades judiciales, sin duda. Córdoba requiere ante todo al menos dos juzgados de Primera Instancia, y no es exagerado. También necesita un Mercantil más, otro de Familia, de lo Social, de lo Penal... Y es urgente, no se trata de pedir por pedir. También habría que ampliar la plantilla de funcionarios, de los letrados de la Administración de Justicia y, por supuesto, de todos aquellos cuerpos que colaboran para que este engranaje funcione.

-¿Cómo es la relación con la Junta de Andalucía, administración competente en suministrar los medios materiales?

-El Tribunal Constitucional diferenció en su día que una cosa era la Administración de Justicia, jueces y magistrados, competencia del Estado, y otra la administración de la Administración de Justicia, esto es, los medios materiales y personales. Lo único que buscamos en este sentido es lealtad con quienes nos proporcionan los medios materiales y que los canales de información y comunicación no se rompan nunca y sean fluidos. A veces, sin embargo, hay crisis y se producen situaciones desagradables, aunque con voluntad se salvan.

-¿Se han sentido alguna vez abandonados por las administraciones?

-Nos deberíamos de haber sentido, pero nuestro propio ADN como jueces nos hace no creernos desamparados, sino ser comprensivos. Estamos en una periodo de crisis económica y en una situación en la que lo principal es atender la asistencia social, la sanidad, la educación... Pero es que llevamos muchos años en que a la Justicia no se le presta la atención que requiere. Lo único que pido es que una vez que se salve esta coyuntura, por favor, que se atienda a la Justicia. Es importantísimo que sea eficaz y ágil, porque eso da prestigio al Estado en el ámbito internacional. Si la Justicia funciona, en el exterior se tendrá un buen concepto y vendrán empresarios y capital.

-¿Cómo se le puede explicar a una víctima de un delito o a un empresario que su caso va a tardar diez años en resolverse?

-A los primeros que nos duele esa situación es a los propios jueces. Hay asuntos que requieren una instrucción amplia en el tiempo y otros cuya investigación finaliza muy rápido. La Justicia va todo lo rápido y más que puede con los medios existentes. Si tiene que haber 20 jueces en Córdoba y hay diez, no se pueden hacer milagros. Hacemos todo y más. Voluntad nos sobra. Y empeño. Nuestra intención, siempre, es que todo se resuelva rápidamente y fundado en Derecho.

-¿Un juez se lleva trabajo a casa?

-Puede mirar la firma digital de este Juzgado. Aquí se firman sentencias por la mañana, por la tarde, por la noche. Creo que más no se puede pedir. Y, como yo, el resto de los jueces. Hay un concepto equivocado de que aquí no se trabaja, pero es tan fácil como revisar las huellas digitales. Los jueces vamos por encima de nuestras posibilidades, así que lo único que queda es buscar un equilibrio entre la cantidad y la calidad. Aparte de los juicios, hay que atender la ejecución de las sentencias para satisfacer al ciudadano, y eso también lleva tiempo.

-¿Qué va a mejorar la Ciudad de la Justicia?

-Fundamentalmente, va a mejorar el servicio, y eso es muy importante. Hay que reconocer el esfuerzo que está haciendo la Junta, pues está construyendo un edificio moderno y actual, con unos espacios equilibrados y unos accesos satisfactorios. Contará, además, con la nueva oficina judicial, por lo que mejorará el servicio y la calidad del trabajo de los funcionarios, fiscales, jueces, letrados, procuradores... Y sobre todo beneficiará al ciudadano, que ya no tendrá que mendigar de sede en sede.

-¿Cuándo está previsto que se efectúe el traslado al nuevo edificio?

-La Junta baraja la posibilidad de que el inmueble se entregue antes del próximo verano. Es una buena fecha. El traslado, sin embargo, no será de hoy para mañana, es un trabajo de mucha envergadura. En pocas palabras: puede tardar varios meses.

-Según la estadística oficial, la crisis económica ha tenido un efecto contundente en los juzgados de lo Social por el elevado número despidos o en lo Mercantil por las quiebras de empresas. ¿Se ha notado también este efecto en el orden penal?

-Por supuesto. No sé si debido a la crisis económica, o a que hay quien se ha amparado en esto, se han iniciado más pleitos por abandono de familia causado por impago de pensiones. Hay que inventar e idear, porque los niños tienen la fea costumbre de comer todos los días, y en este sentido lo que pido es un esfuerzo. También ha habido un repunte de delitos patrimoniales. En todo caso, lo que sí provocó un gran aumento de trabajo fue la reforma de la Ley de Seguridad Vial, que introdujo delitos nuevos como el de conducción sin carné. Y ello sin aumentar las plantillas ni facilitar más medios materiales.

-Da la sensación de que en España se legisla a golpe de suceso, ¿está ocurriendo así?

-No sé si se legisla a golpe de suceso porque no estoy en la mente del legislador, aunque sí es verdad que se transmite esa sensación. La Justicia tiene que modernizarse en su organización. Ya es hora de que los partidos políticos, de una vez, consideren que se trata de una cuestión de Estado y no de partido. La Justicia no se debe utilizar como arma arrojadiza para conseguir un puñado de votos o el poder, es algo más, el prestigio del país junto a la sanidad o la educación. Y hay que modernizar su organización, pues la que tenemos ahora es del siglo XIX y entonces no había aviones, no había AVE... El transporte más rápido era el coche de caballos y la máquina de vapor. Esa organización rural de la Justicia hay que cambiarla, y una solución es colegiarla. Ahora funcionamos con unidades autónomas que son los juzgados, y habría que formar tribunales. Pero, ¿quién le explica a los ciudadanos de Montoro, por poner un ejemplo, que sus juzgados se vienen a la capital para hacerlos más ágiles? No obstante, tiene solución. La persona con medios no tendría problemas para desplazarse a la capital porque, además, las comunicaciones son excelentes, ya no se tarda un día en llegar como en el siglo XIX. Y, para quienes carecen de medios, está la Justicia gratuita, que ya incorpora los gastos de abogados, procurador o peritos. No sería descabellado incluir también el desplazamiento. Además, existen otros medios como las videoconferencias. En segundo legar, necesitamos una ley de enjuiciamiento criminal moderna. La que tenemos es también del siglo XIX y se le han ido poniendo parches, el último en 2015. Y, partiendo de ahí, faltaría la instauración de la oficina judicial, vinculada a la colegiación.

-¿Considera que falta voluntad política?

-Falta voluntad real de todos los implicados, desde los políticos hasta la última resistencia de quienes prestamos servicio aquí. Hay que hacer un pacto de Estado. Y ser leales.

-Se habla de que la Justicia está politizada en las altas instancias y surgen polémicas periódicamente. ¿Ocurre también en los tribunales de provincia?

-Jamás he recibido una llamada telefónica, una carta, ni una insinuación para que resuelva un caso en uno u otro sentido. Y, como yo, diría que ninguno de los jueces de provincia. El problema está en los cargos judiciales, pues lo que se transmite es que están politizados, pues quienes gobiernan el poder judicial son elegidos por los políticos. En principio no tendría por qué ser malo si se eligiera a las personas mejor cualificadas, pero el problema es cuando los partidos se reparten los cargos por cuotas. Así que en los debates o las votaciones se polariza un órgano que debiera ser colegiado. Pero el Poder Judicial llano no está politizado. Es más, nadie obtiene una plaza por ser "amigo de".

-Hay quien se queja de que la Justicia es mucho más rigurosa para los pobres que para los poderosos, la habitual diferencia entre al condena a un robagallinas y la absolución de un ladrón de guante blanco.

-En mi caso, nunca he dictado una sentencia conforme a la capacidad económica del reo. Y con el mismo rigor aplico la Ley a quien roba una gallina que al ladrón de guante blanco. La Ley no depende de mí, sino del pueblo soberano que elige a quienes hacen las normas. Y tampoco voy a dudar de la profesionalidad de los abogados de oficio, porque hay quien podría decir que no es lo mismo que te defienda un abogado con unos honorarios altísimos que un letrado del turno de oficio.

-¿Alguna vez ha tenido que dictar una sentencia que considere injusta por una Ley que no comparta?

-No tengo sensación de haber actuado de esta manera... Pero yo no soy todo el Derecho. Quizás otros compañeros puedan responder de otra manera.

-¿Qué características debe reunir un buen juez?

-Es la pregunta del millón. Lo primero, no sólo tiene que ser honrado e íntegro, sino parecerlo. Ha de tener mucho sentido común y, como se dice y no es un tópico, y si sabe algo de leyes, mejor. Porque el juez tiene que resolver los problemas que los ciudadanos no han sido capaces de solucionar por otros medios. Y debe de abstraerse, no puede dejarse llevar por las sensaciones, para al final resolver en conciencia. Si el juez fuese capaz de todo eso, llegaríamos a la figura ideal. Y, por supuesto, ha de ser un enamorado de la Justicia, aunque no un obseso. Moderado, sereno y tranquilo.

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