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Danza municipal del ahora o nunca

  • Pacto. La negociación para que el 'bi' pase a ser 'tri' comienza esta semana con sensaciones extrañas después de la singular arrogancia mostrada por los miembros de Ganemos.

L A semana que mañana comienza será el punto de arranque del baile entre el cogobierno y Ganemos, una danza en cierto modo de seducción que se supone que acabará en boda y metamorfoseando al bipartito en tripartito. Aunque si escribo se supone es por algo, ya que la formación verde no es la mejor para apostar como ya se demostró en las negociaciones del pasado año, cuando la maquinaria para conformar el tri se puso en movimiento y luego hubo de detenerse por una tan democrática como sonrojante decisión de la asamblea de Ganemos. Hoy mismo, por cierto, se reunirá este órgano y será un buen momento para calibrar cómo corren las aguas por este río de la política municipal. Un río utópico-tormentoso y bastante impredecible.

Los precedentes no apuntan en cualquier caso a un proceso rápido, que sería lo deseable en una ciudad que necesita más gestión y muchos menos líos. Y no sólo por la espantá de 2015 de la que antes hablaba sino porque la actitud de Ganemos en las semanas precedentes a esta negociación no ofrece buenas vibraciones. Se recordará en ese sentido que no hace ni quince días que los cuatro ediles verdes dieron una conferencia de prensa en la que cargaron con dureza contra la gestión de PSOE e IU y dieron a entender, mesiánicos, que sólo su entrada en el gobierno significaría una salida al presunto caos actual. Tal signo de arrogancia, tan característico de los movimientos emos, sentó mal, como parece razonable, en el cogobierno, y de ahí que al proceso se le haya dado largas de manera evidente desde los despachos de Capitulares. Negociarán porque no queda otra, pero al menos le han mandado a Ganemos el mensaje -más artificial que real- de que ellos no manejan los tempos ni tienen tan agarrada y cautiva a la política municipal como se piensan. Un pequeño juego de faroles sin embargo porque al final era evidente que unos y otros se tendrían que sentar a dialogar.

Las cartas, pues, y aunque vengan marcadas, deben de salir con premura sobre la mesa, pues optar por una negociación larga y enfangada sería impropio en mitad del mandato y con los tiempos que corren. Ganemos tiene la clave, y de ellos dependerá. Pero no está de más reclamarles que la responsabilidad política que tantas veces se ha echado en falta a lo largo del año comparezca al fin. Y no significa esto que tengan que aceptar cualquier cosa que se les ofrezca, sino que su obligación, después de haber dado síntomas evidentes de adanismo y de un poderoso y mal camuflado cálculo electoral, es actuar con agilidad tanto en el sí como en el no y abandonando ese amor por la política espectáculo que les es tan propio. A los cuatro concejales, desde luego, les toca remar en pro de la estabilidad municipal y abandonar cuanto antes esa sensación que tienen de ser los salvapatrias de turno, las luminarias por venir, cuando en realidad son personas con currículums normales, nada del otro mundo, y que carecen por completo de experiencia en la gestión pública. Un poco de humildad no les vendría mal, pues también sería eso respeto a la labor de un actual cogobierno al que ellos, por mucho que hayan jugado a nadar y guardar la ropa, auparon y sostienen y que habrá de seguir gobernando con ellos o sin ellos, pues moción de censura todos sabemos que nunca habrá. Seguir jugando a la política como si fuese una práctica escolar sería calamitoso después de todo lo visto. Y de Ganemos depende.

Al PSOE y a IU les corresponde por el contrario ser generosos, como ya lo fueron desde el inicio, si de verdad quieren fortalecer su precario gobierno. Pero tampoco eso debe significar dejar la dignidad por el camino y arrastrarse cual mendicantes sedientos a la espera de que Ganemos les abra el grifo. Negociación rápida, como ya se dijo, y conciencia clara de que si la cosa no avanza será la hora de renunciar para siempre a un pacto de Gobierno con la formación verde. Si hasta aquí vinieron solos en el último año, igual de solos pueden seguir hasta el final. Mejor eso, aunque luego pueda tener sus costes, que someter al cogobierno a un proceso de humillación que le restaría dignidad a la Alcaldía y al resto de cargos. O eso o cada cual a su casa, que también podría ser una opción. Lo inaceptable sería que el Ayuntamiento se convierta en un objeto de subasta sobre el que planean los buitres. Eso no, que ya demasiado nos tocó ver en estos últimos lustros.

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