Controles de tráfico durante el verano | dispositivos fijos y móviles

Más de 40 radares controlan la velocidad en las carreteras

  • Córdoba es la cuarta provincia andaluza que más radares acapara La demarcación sólo contiene tres cámaras para controlar el tráfico rodado y todas están instaladas en la A4

Con la llegada de las vacaciones estivales se produce uno de los éxodos temporales más numerosos del año, protagonizado tanto por ciudadanos españoles como por población foránea, quienes acuden a las costas e interior de la Península, dependiendo de los gustos y aventuras que busquen, para evadirse de la cotidianidad a la que están supeditadas la mayoría de vidas que regentan el planeta. Los trayectos hasta llegar al lugar de ocio y sosiego se pueden hacer de varias formas pero, de todas ellas, hay una imposible de eludir: el transporte por carretera. Ya sea en autobús, motocicleta o automóvil, el asfalto es imposible no pisarlo. Por ello, como cada año, la Dirección General de Tráfico (DGT) pone en marcha varias campañas, a acometer durante el verano, para controlar la masiva circulación de tránsito rodado y, de este modo, aminorar el riesgo de accidentes y aliviar, aunque en ocasiones no lo parezca, las hastiadas y fastidiosas retenciones.

Para ayudar a emprender la citada premisa, la DGT tiene dispuestos a lo largo y ancho de la provincia de Córdoba 42 radares, 30 de los cuales son móviles y 12 fijos. Atendiendo a estos datos, la demarcación ocupa el cuarto lugar de Andalucía en lo que a número de dispositivos de control de velocidad se refiere. Y es que, si hay una cosa en la que Tráfico no escatima es en la compra e instalación de radares ya que, según indicó el organismo supervisor de las carreteras españolas en su último estudio, "la velocidad causa más de 300 fallecidos cada año", situándose en el segundo puesto del ranking de siniestralidad por detrás de las distracciones. La disposición de los radares se configura en torno a tres variables: la densidad del tráfico, la velocidad de circulación que permita la carretera o autovía y la siniestralidad que acaparen.

La N-432 es la vía, con mucha diferencia al resto de sus homólogas, que más puntos de radar acapara de la geografía cordobesa. La carretera que une Badajoz con Granada, una de las que más tránsito de vehículos tiene de la provincia, posee tres radares fijos (en los kilómetros 194,3, 219,5 y 310.9) y siete zonas habituales en las que se colocan controles de velocidad móviles, concretamente entre los hitos kilométricos 223,3 y 264,4 (tres zonas de radar), 276,1 y 306,6 (una zona de radar) y 312,3 al 340,65 (tres zonas de radar). Tras ella se sitúa la A4, que une Córdoba y Madrid y que cuenta a su paso por la demarcación con cuatro radares fijos en los kilómetros 410,2, 415,2, 416 y 417,6; y la A-431 que dispone de un radar fijo en el kilómetro 29,7 y dos zonas de controles móviles entre los puntos kilométricos 29,7 y 50,6. Las demás vías solo disponen de una sola zona de radar, ya sea fijo o móvil, o de dos a lo sumo.

El motivo por el que una vía convencional posee más puntos de control de velocidad que cualquier autovía de la provincia es porque, según indica la DGT, éstas son las que poseen una mayor siniestralidad, así como un grado de lesiones y gravedad de los accidentes superior al resto. "Las carreteras secundarias son las vías donde, durante 2015, se registraron ocho de cada diez fallecidos, lo que se traduce en cerca de 900 personas", asegura el informe del organismo estatal. no obstante, no siempre se sigue esta lógica y hay algunos tramos de vía que no concentran puntos negros pero cuentan también con radares como sistema de prevención.

En lo que a cámaras de control del tráfico afecta, las carreteras cordobesas sólo disponen de tres dispositivos de control visual y todos están colocados en la A4, exactamente en los hitos kilométricos 358,2, 399,1 y 412,1. De esta manera, Córdoba se convierte en la provincia andaluza que menos cámaras tiene para controlar sus vías, siendo superada de forma clara por el resto de demarcaciones.

Por otro lado, el dossier elaborado por la DGT refleja que "cada año más de un millón de conductores circulan a velocidades superiores a la permitida", un hecho que, en ocasiones, provoca "consecuencias letales no sólo a los ocupantes del vehículo que no han respetado los límites, sino a terceras personas que compartían la vía en el momento del suceso". Por ello, Tráfico ha enumerado una lista de razones por las que es "imprescindible, además de obligatorio", cumplir los límites de velocidad. Éstas son, grosso modo: un aumento del 5% de la velocidad provoca aproximadamente un incremento del 10% en los accidentes que causan traumatismos y del 20% en los que hay víctimas mortales, por lo que llevar la velocidad adecuada podría evitar una cuarta parte de los muertos en colisiones de tráfico. La DGT añade que a 120 kilómetros por hora se necesita una distancia superior a las medidas de un campo de fútbol para detener el vehículo.

Se ha de subrayar que los radares no sólo son instalados en los coches camuflados de la Guardia Civil, sino que los agentes que se desplazan en moto durante su servicio cuentan, desde hace unos días, con dispositivos de control de velocidad flexibles. Unos sistemas de medición, adaptados a citados vehículos, que permiten al agente realizar un control de velocidad en cualquier lugar que estimen oportuno. La intención que se persigue con éstos dispositivos que no llevan mucho tiempo en funcionamiento es que los agentes que circulan en moto puedan pararse con rapidez en un punto adecuado de la vía para que, si estiman oportuno, realizar un control de velocidad exprés. Asimismo, es necesario apuntar que cuando los agentes van circulando con la moto en marcha no es posible realizar este tipo de controles.

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