Córdoba

La provincia cuenta con siete puntos negros por su alta siniestralidad

  • Córdoba está por debajo de la media andaluza en lo que atañe al número de tramos peligrosos

De haber un factor que determine la seguridad de las vías de circulación que recorren una demarcación, ese es el número de puntos negros que concentra su itinerario de carreteras y autovías. En este sentido, Córdoba es una de las provincias más seguras de Andalucía, o al menos eso es lo que se desprende de los datos publicados en el último informe elaborado por la Dirección General de Tráfico (DGT). Según citado dossier, el conjunto de tramos peligrosos que incluyen las vías cordobesas, un total de siete zonas, está muy por debajo de la media regional, que se sitúa en 16 puntos.

El estudio elaborado por Tráfico recoge que, a pesar de los 24 accidentes que se produjeron durante 2014 (último año que la DGT contabilizó los tramos peligrosos), en los que se vieron implicados 34 vehículos, no hubo que lamentar ninguna víctima mortal en estas zonas. No obstante, 34 personas tuvieron que ser atendidas por los servicios sanitarios debido a dichos siniestros. Estas cifras sitúan a la provincia, nuevamente, en una posición intermedia en lo que a siniestralidad se refiere con respecto a los datos que emanan del resto de demarcaciones andaluzas.

El tramo provincial más peligroso es el ubicado en el hito kilométrico 417,2 de la A4, que discurre a lo largo de 300 metros. Durante 2014, este punto registró cinco accidentes en los que resultaron heridas seis personas. Tras él se sitúa el kilómetro 2,8 de la N-437, donde en citado ejercicio hubo cuatro accidentes que se saldaron con cinco heridos de diversa consideración. A estas zonas les siguen el punto kilométrico 18,8 y 4,7 de la A-331 (que junto a la N-437 encierran dos puntos negros), el 39,3 de la A-339, el 22,3 de la A-386 y el 4,1 de la N-437. En estas últimas zonas se produjeron tres accidentes de media en los que resultaron heridas, también de media, unas tres personas.

Por otro lado, la DGT ofreció hace pocos días otro informe con datos actualizados sobre las muertes que se ha cobrado el asfalto cordobés en los últimos meses. Según indica la memoria, durante el primer semestre de 2016 la carreteras provinciales fueron testigos de cinco accidentes que provocaron la muerte a otras cinco personas, una cifra que supone una bajada de más del 50% de la siniestralidad con respecto al mismo periodo del año anterior, cuando hubo 11 siniestros y 11 víctimas mortales. Asimismo, a lo largo de 2015, el número de fallecidos por accidentes de tráfico ascendió a 20 personas (nueve viajaban en automóviles, ocho en motocicletas y los restantes se desplazaban en camión, bicicleta y a pie), cifra más baja desde 1964, y durante 2014 las víctimas mortales ascendieron a 24.

Una bajada paulatina de infortunios que sigue teniendo como principales protagonistas a las carreteras convencionales. El número de víctimas mortales en carreteras secundarias durante 2015 fue de 17, frente a las tres que fallecieron en autovías. Estos datos se traducen, de forma porcentual, en que el 85% de las muertes en vías de circulación se produjeron en citadas calzadas. De éstas, el 64,7% fueron motivadas por salidas de carretera y 35,3% restante por colisiones frontales. A pesar de los datos, nada halagüeños, el subdelegado del Gobierno en Córdoba, Juan José Primo Jurado, y el jefe provincial de Tráfico, José Antonio Ríos, anunciaron durante la presentación del balance de víctimas mortales en las vías cordobesas que "el número de fallecidos continúa su dinámica descendente año a año".

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