Córdoba

La lluvia empaña la ilusión de los Reyes

  • El Ayuntamiento decide suspender la Cabalgata tras poner las carrozas en la calle cuando comenzó a caer agua. Sus Majestades reciben los niños en Capitulares.

"No puedes enfocarte en lo que está saliendo mal, siempre hay una forma de dar vuelta a las cosas". El optimismo de Alegría, personaje de la aclamada película de Disney Del revés, era casi imposible de encontrar ayer en El Arenal. Una de las carrozas representaba, precisamente, esa fascinante metáfora sobre cómo funciona el cerebro humano con su azulada protagonista a la cabeza. Pero Alegría no estaba sola. Al igual que en la película, Miedo miraba a un cielo cada vez más negro, Asco se preguntaba por qué el albero estaba cada vez más embarrado, Ira se encendía cuando veía caer las primeras gotas y Tristeza... Tristeza se volvía a convertir en coprotagonista necesaria, al igual que ocurre en la cinta de dibujos animados.

Este año no pudo ser y la esperada Cabalgata de Reyes de Córdoba tuvo que suspender su salida debido a la lluvia, que una vez encerradas las carrozas, cesó. Así, Córdoba fuera la única capital de provincia en Andalucía que no sacó sus carrozas. La situación parecía un poco irónica, ya que cuando el último carruaje traspasó la puerta que da paso a los bajos del estadio de El Arcángel, un sol radiante comenzaba a aparecer para que los cientos de niños que participaban en el evento se preguntaran que por qué se suspendía ahora. No les faltaba razón a los pequeños, ya que nadie entendió por qué se sacaron las carrozas a la calle mientras llovía, hecho que propició, lógicamente que se mojaran, para después suspender el desfile precisamente porque las carrozas estaban deterioradas e implicaba inseguridad. En cuestión de media hora se pasó de ilusión a la decepción y de ahí, a la indignación.

No hubiera venido mal que Elsa, protagonista de Frozen y de otra de las carrozas, invirtiera ese poder de crear hielo a su antojo y en lugar de congelar todo aquello -ya hacía bastante frío- hubiera tenido la capacidad de hacer desaparecer las nubes. Pero ni con el apoyo de Anna, Olaf y Kristoff, pudo la princesa liberarse mientras cantaba Suéltalo.

Eso hubiera estado bien para amenizar la espera de las cientos de personas que antes de las 17:00 -hora oficial de la salida- ya aguardaban en la plaza de Santa Teresa para ver cómo arrancaba el inicio del cortejo. A pesar de la buena mañana que hizo, con sol y poco frío, y de las predicciones meteorológicas que a última hora sólo vaticinaban lluvia entre las 19:00 y las 20:00, la Cabalgata no pudo hacer, como muchos comentaban por allí con sorna, "estación de penitencia". Y es que algunos tenían la sensación de estar viviendo un Jueves Santo de esos nublados en los que cofrades miran al cielo pidiendo un poco de ayuda. Pero aquí no había pasos, sólo una decena de carrozas repletas de niños y otros tantos pasacalles que llegaron a salir del estadio para luego tener que dar la vuelta. El hecho de poner los carruseles en la calle fue una decisión muy criticada, ya que el Ayuntamiento no contempló esperar una hora de rigor -lo que tardó en dejar de llover- antes de decidir dar comienzo al cortejo. La razón que aportaron desde el gobierno local fue que las carrozas quedaron en mal estado y podrían surgir problemas de seguridad por los circuitos eléctricos.

Esto hecho creó además un poco de caos dada la aglomeración que se creó a la altura de la entrada al puente de El Arenal. La descoordinación hizo que ni siquiera los agentes de la Policía Local supieran si la Cabalgata salía hacia delante o se suspendía. Algunos de los niños ya habían bajado de sus carrozas al ver que la lluvia no cesaba, otros organizadores habían decidido darse la vuelta incluso antes de que se aplazara y mientras, los asistentes, no sabían si marcharse a casa o esperar la decisión oficial.

Entre tanta confusión y descontrol, había quien sabía quitarle hierro al asunto. Al principio de todo el cortejo, acompañando a la Estrella de Oriente, una banda de música se cobijaba bajo una carroza. Cuenta la historia que mientras el titánico trasatlántico perecía, sonaban acordes de Strauss, Gilbert y Sullivan, lo que convirtió a la orquesta en símbolo de estoicismo. Está claro que la situación no era la misma, pero mientras el viento y el agua empañaban la estampa, hubo músicos de la banda inicial que comenzaron a tocar para darle algo de luz al momento. Lo que no se sabe es si alguno de estos músicos soltó la famosa frase: "Caballeros, fue un honor tocar con ustedes esta noche".

Hubo, también, quien estaba como en casa. Una de las carrozas, titulada Mundo submarino, estaba repleta de pequeños disfrazados de peces y presidida por un pulpo de color rojo. Aunque esta vez, ni siquiera los animales del mar pudieron soportar tanta agua.

Si al mal tiempo, buena cara, a la lluvia, caramelos. Que las carriolas no pasearan por la ciudad no significó que se dejaran de repartir chucherías. Allí, bajo el agua, hubo algunas carrozas que decidieron endulzar el momento y comenzaron a lanzar caramelos a los que se habían acercado hasta El Arenal. Aunque este año no funcionó el viejo truco de poner el paraguas del revés, patentado por las abuelas, ya que o se ponía correctamente, o uno terminaba calado hasta los huesos. A pesar de no poder tirar de ingenio, ya los había que se marchaban camino del Centro con varias bolsas llenas de chucherías, y es que a menos público, más paquetes de gusanitos.

Un poco caótica se tornó la situación después de las decisiones administrativas, pero de eso poco saben los más pequeños. Algunos de estos últimos mostraron verdadera madurez al resignarse cuando se enteraron de que al final ni Melchor, ni Gaspar, ni Baltasar iban a pasearse por Córdoba. Otros, en cambio, sí que preguntaban que dónde estaban Sus Majestades. La tristeza también se apoderó de aquellos que participaban en la Cabalgata, como es el caso de Antonia Beltrán, que encarnaba a Melchor. Ya cuando se produjo el sorteo para ser el rey, esta cordobesa mostró su alegría por salir elegida después de presentarse varias veces. Una pesada broma parecía entonces que no pudiera repartir toda la ilusión contenida. Por el estadio se dejó ver la alcaldesa, Isabel Ambrosio, y algunos concejales, pero nada cambió.

Para quitar ese mal sabor de boca, el Ayuntamiento organiza hoy una recepción de los tres reyes y sus pajes en Capitulares. De 10:00 a 14:00, todos los niños que lo deseen podrán acercarse hasta el Consistorio para recoger caramelos y así no quedarse con las ganas hasta el año que viene. 365 días por delante para intentar que ese año todo salga bien.

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