Ayer fue un día incómodo. Una jornada de esas que quieren dejar claro que el verano se acabó, que no se puede estirar más. Un día para cultivar paciencia, para abrir armarios, para echar el candado a la parcela. La lluvia es el fenómeno meteorológico que más pone en evidencia las carencias de una ciudad que en el mapa de España se sitúa de Madrid para abajo.

Se veía venir. Las nubes del domingo presagiaban la realidad del lunes, una realidad plagada de tráfico, retrasos, algún que otro accidente, alguna que otra caída. Desde bien temprano las nubes comenzaron a descargar ese agua tan deseada en el campo y tan irritante en la ciudad. Padres que no abarcaban carritos, paraguas, mochilas, impermeables. Trabajadores que tenían que tirar de coche por no querer usar el transporte público, o viceversa.

Y es que el primer día de lluvia importante de la temporada volvió a evidenciar que Córdoba no está del todo preparada para afrontar las consecuencias de la tormenta. A primera hora de la mañana el tráfico comenzó a concentrarse en las principales arterias de la ciudad y los cláxones iniciaron el concierto de cada día lluvioso.

No sólo los coches, también los autobuses constataron las lagunas de organización del tráfico que existen en días como el de ayer. Unas paradas a rebosar con gente que tenía que esperar a que pasara el siguiente vehículo porque el primero iba lleno, y esperar mucho. Los colapsos en las líneas de Aucorsa alargaron los tiempos de espera más de lo normal, sobre todo en las horas punta, a principio de la mañana y al mediodía. Además, hubo quien tuvo que sufrir algunas deficiencias en los autobuses con goteras en su interior, asientos empapados y los comentarios que acompañan estas ocasiones de aquellos que, cuando pasan cosas como ésta, alzan la voz en pos de un servicio de transporte un poco más renovado.

Y no sólo la capital se vio afectada por la lluvia. Las carreteras nacionales y autonómicas con su habitual trasiego de vehículos durante los días laborales de todos aquellos que trabajan en los municipios de alrededor de Córdoba también sufrieron numerosos altercados. Tan numerosos que ni tan siquiera desde la Jefatura de Tráfico de la Guardia Civil pudieron precisar cuántos se habían sucedido a lo largo del día.

El más destacado fue el de un camión de grandes dimensiones que se cruzó a raíz del agua en el asfalto en la Autovía del Sur (A-4) sobre las 12:45 y que supuso el corte de varios carriles de la vía -dirección Sevilla-. Ello provocó la intervención de Tráfico y la ampliación de las medidas de seguridad en ese tramo de la carretera, que además se encontraba muy cercano al polígono industrial de la Torrecilla. También tuvieron lugar otras cuantas salidas más de la vía de varios coches, con el vuelco de alguno, y en los que tuvo que intervenir el servicio de bomberos para rescatar al conductor.

Y por la tarde, de repente, la tranquilidad. El agua dio tregua, los paraguas descansaron y los coches siguieron su ritmo. Para hoy la Aemet prevé un 100% de lluvia, eso sí, sólo hasta las 12:00. Que así sea.