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Historia de un hacker: Kevin Mitnick

  • Desde muy joven, su vida está plagada de historias y con 16 años ya realiza los primeros escarceos al entrar en ordenadores ajenos Hoy imparte charlas por todo el mundo

COMO llegan las vacaciones y a la mente también hay que darle un respiro, hoy más que gadgets tecnológicos y teléfonos móviles toca escribir algo sobre la historia del que es conocido como el mayor hacker de la historia. En esta historia se cumple la visión televisiva que se le da al hacker, niño travieso y solitario al que se le dan bien los ordenadores y casi como un juego acaba entrando en ordenadores de compañías con importantes medidas de seguridad.

Kevin Mitnick fue uno de los primeros hackers de la historia. Conocido por su sobrenombre Cóndor ha estado dentro de las listas del FBI como un delincuente buscado y ha sido considerado como el mejor pirata informático de la historia. Su vida es un sinfín de historias y de anécdotas propias del James Bond del mundo de los hackers.

Desde pequeño destacó en su inquietud por la tecnología y era la pericia que le daba el conocimiento de la tecnología la que le ayudaba a empezar con sus pequeñas travesuras. Ya a los 12 años Kevin había conseguido que no le costase el autobús, trucando las máquinas que daban acceso al mismo. Al contrario de lo que hubiese hecho cualquier otro padre, su madre sorprendida alabó el acto.

A los 16 años empezó con sus primeros escarceos en el acceso a archivos protegidos dentro de ordenadores ajenos. Junto con unos compañeros consiguieron salvar la seguridad del sistema informático de su instituto y accedió a la base de datos donde se encontraban sus notas, aunque él siempre ha dicho que no realizó ningún cambio en las mismas. Tras crecer un poco, sus travesuras se convirtieron en delitos y posteriormente, con 18 años ya empezó a robar información. Accedió personalmente a la oficina de una operadora de telefonía y consiguió sustraer datos valorados en cientos de miles de dólares de la época. Desde aquí todo fue cuesta abajo y sin frenos. En 1987, con 24 años, lo condenaron a tres años de libertad condicional por invadir el sistema de la compañía Microcorp Systems. Como no podía ser de otra manera en la historia de este hacker, tras la sentencia su expediente desapareció de la computadora de la policía local.

Genio y figura, tras ser rechazado como empleado de en Security Pacific Bank por sus antecedentes penales, Mitnick falsificó un balance general del banco donde se mostraban pérdidas por 400 millones de dólares y trató de enviarlo por la red.

En uno de los juicios por volver a saltarse sistema de seguridad de compañías con el fin de robar datos, su abogado convenció al juez de que Mitnick sufría de una adicción por los ordenadores equivalente a la de un toxicómano, un alcohólico o un ludópata. Gracias a esta maniobra de la defensa, Mitnick fue sentenciado a solo un año de prisión y al salir de allí debía seguir un programa de seis meses para tratar su "adicción a los ordenadores".

Otra anécdota de este singular hacker cuenta como en 1991 ya había ocupado la primera plana del New York Times. Uno de sus periodistas, John Markoff, decidió escribir un libro narrando sus aventuras. Al parecer, a Mitnick no le gustó el libro. El joven de 28 años accedió a la cuenta en Internet de Markoff cambiando su nivel de acceso, de manera que cualquier persona en el mundo conectada a Internet podía ver su correo electrónico.

En 1992, el Departamento de Vehículos de California ofreció una recompensa de un millón de dólares a quien arrestara a Mitnick por haber tratado de obtener una licencia de conducir de manera fraudulenta, utilizando un código de acceso y enviando sus datos vía fax. Tras estas y muchas más fechorías fue atrapado gracias a otro hacker. Todo en plan Hollywood, como hubiese soñado cualquier niño que anhela ser un pirata informático. Y como no podía ser de otra manera no pasó por alto para la industria del espectáculo. Sacaron libros sobre su vida y en especial sobre la persecución que condujo a su captura en 1995. Takedown, en el año 2000 es la película que cuenta un poco su historia.

Cuando se le escuchas hablar, se nota que es una persona especial. Hoy en día tiene su empresa dedicada a ayudar a proteger a otras empresas, pero imparte charlas por todo el mundo y por donde pasa deja anécdotas propias de un Leonardo del siglo XXI. Una frase suya: "cualquiera puede hacer ataques como los de Anonymus o LulzSec, son como los que hacía yo cuando era niño".

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