Córdoba

Todo por amor a la 'Conquistadora'

  • La romería de la Virgen de Linares convoca una vez más a miles de cordobeses en una jornada en la que un impenitente sol fue protagonista de una gran fiesta

Manda la tradición, y hay que respetarla, que el primer domingo de mayo se debe concentrar camino de la Sierra la devoción a la Virgen Conquistadora de Córdoba, Nuestra Señora la Purísima Concepción de Linares. Cuenta esa tradición que "la Virgen de Linares, conocida ya desde tiempos pretéritos como Conquistadora y Capitana, está muy ligada a Córdoba desde que Fernando III la depositara en aquella atalaya agarena del bello paraje escogido por el rey castellano-leonés para su Real Sitio".

Haciendo caso a rajatabla a la tradición, la Hermandad de la Virgen de Linares tiene una cita muy de mañana en la Mezquita Catedral para recibir la bendición de su consiliario, Antonio Gil, antes de concentrarse en la avenida República Argentina para iniciar el camino.

Como ya ocurriera hace un par de semanas con la romería de Santo Domingo, los primeros cohetes rompen el sueño en el centro de la ciudad mientras se empiezan a escuchar los primeros cantos romeros arengados por palmas de mujeres vestidas con traje flamenco y una docena de carrozas se preparan para continuar esa tradición. "Ya estamos todos, adelante", parece decir con gestos el hermano mayor, Marcelino Barrena, y la decena de carrozas peñistas inician la marcha. Un tímido sol empieza a acompañar a la comitiva en su discurrir por la calle Concepción, Gondomar, Tendillas, Nueva, Capitulares, San Pablo, San Andrés, El Realejo, San Lorenzo, Trinitarios, Ronda del Marrubial....hasta completar, ya con el sol algo más peleón, los ocho kilómetros que separan la ciudad de la ermita. Para ese camino, que encabeza la carroza -inspirada en el resplandor que rodea a la imagen de la Virgen de Linares- de la Romera Mayor, la guapa Lorena Pérez Mesa, no falta el avituallamiento habitual en estos casos: vino, refrescos, queso, jamón y otro tipo de aperitivos.

Ya en el santuario, el sacerdote Tomás Pajuelo, párroco de Beato Álvaro de Córdoba, oficia una eucaristía "que no deja indiferente a nadie", tal y como destaca el hermano mayor. Para después proceder a la también tradicional entrega de premios y reconocimientos. En esta ocasión, el Premio Especial Virgen de Linares es para la carroza de La Alegría de la Viñuela, mientras que el primer premio corresponde a la de la peña Los de Santiago; el segundo, a la carroza de los Amigos de San Lorenzo; y el tercero, a la del Coro Almanzor.

El cuarto premio es para Ritmo y Compás; el quinto, para Los Romeros de la Mezquita; el sexto, para Fátima 92; y el séptimo, para el Coro Sol y Luna. El fallo del jurado también dicta que las carrozas de Fuente de la Salud, la Peña Cultural Flora, Los Amigos de Fátima y la Peña Fosforito obtengan los premios octavo, noveno, décimo y undécimo, respectivamente.

"Es de admirar cómo están diseñadas las carrozas, con qué artes están hechas; y es de admirar también el trabajo de meses y meses que invierten los peñistas, sobre todo las mujeres, en conseguir hacer realidad, repito, estas obras de arte. Además, estamos muy agradecidos al Cabildo, al Ayuntamiento y a la Diputación por la ayuda que la Hermandad recibe de estas instituciones", insiste Marcelino Barrena. El agradecimiento de la Hermandad se traduce además en otros premios especiales, como los que este año recibe el equipo ciclista Los sin prisa, el equipo de Arroz Romero -que lidera Manuel Cano y cuyo responsable es Andrés Bohollo- y el abanderado de la Virgen de Linares, Antonio Yepes. También obtienen reconocimientos especiales Estefanía Priego Yepes, como romera más fiel; y Paula Barrena de Austria, como romera infantil.

Se cuentan por miles las personas que han desafiado a ese sol impenitente convirtiéndose en romeros por un día para acompañar a la Hermandad de la Virgen de Linares -o mejor dicho, a la Conquistadora- en su santuario, en cuyos alrededores no faltan tampoco los no menos tradicionales peroles, como el organizado por la Peña Cultural Flora, donde compartir comida, bebida y, sobre todo, alegría.

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