Hace casi 20 años el doctor Manuel Arias se embarcó en la empresa de crear una escuela de espalda en Córdoba, un proyecto que surgió en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y el Ramón y Cajal de Madrid a principios de los años 80 dirigido por la doctora Teresa Ibáñez. Esta innovadora iniciativa tuvo mucha repercusión, de forma que los especialistas se formaron para adaptarlo a sus hospitales. Arias inició la escuela en el Reina Sofía en 1996 con un pequeño grupo seleccionado de pacientes y "desde entonces se ha hecho de una manera prácticamente ininterrumpida". Al año pasan por ella unas 250 personas con el objetivo de que "tomen conciencia de su problema y participen activamente en su curación" de forma que no encomienden sus dolencias de espalda "a las pastillas o a que actúe el cirujano". Gracias a una serie de consejos teóricos y prácticos, "poco a poco se reduce el número de crisis y los tiempos de esas crisis, con lo cual también disminuyen los fármacos y las demandas a la sanidad tanto para pruebas de radiología o resonancia como para otras más agresivas", señala Arias, médico rehabilitador y responsable de la Unidad de Aparato Locomotor del Reina Sofía.

Al principio de su puesta en marcha los enfermos llegaban a la escuela sin mucha idea - "no sabían lo que era, venían con chandal a recibir la información que se daba con diapositivas", indica Arias- pero cada vez "tienen más conciencia de lo que significa y ahora salen muy satisfechos de lo que han aprendido".

La mayoría de los casos que llegan a esta escuela son de lumbociática crónica generada por hernias de disco, artrosis o lesiones a nivel lumbar, aunque también hay excesos de curvatura que ocasionan lesiones de las vértebras, y el abanico de edades es muy amplio "porque la lumbalgia crónica está distribuida por toda la población".

La escuela de espalda se divide en cuatro bloques y el primero va dirigido a enseñar cómo funciona la columna, las articulaciones, los discos, de qué están compuestos, la incidencia del nervio ciático y cómo se puede dañar. Tras esto se dan una serie de consejos a seguir en actividades domésticas, "un ámbito en el que se hacen muchos esfuerzos, sobre todo por movimientos no controlados"; y para el ámbito laboral "se hace hincapié en las posturas, cómo hay que sentarse, con un buen apoyo lumbar y no tener las piernas rectas, estiradas, ni cruzadas".

El médico rehabilitador puso varios ejemplos: en casa, a la hora de hacer la cama hay que procurar doblar las rodillas, nunca flexionar el tronco con las piernas extendidas. También indica que tampoco se debe coger un peso lejos del cuerpo, y hacerlo teniendo las piernas flexionadas para amortiguar. Para entrar en el coche, lo ideal es hacerlo siempre de espaldas, nunca torcido, y cuando se conduce, usar los espejos retrovisores y nunca girarse para aparcar porque esas rotaciones son muy peligrosas. A la hora de planchar, otra actividad doméstica, lo conveniente sería tener un pie a diferente altura "porque da confort a la columna y no se sobrecarga, nunca los dos a la misma altura cuando se tiene la espalda recta".

Todo esto y más ejemplos se tratan en las clases a través de ejemplos cotidianos y "la gente sale concienciada de una cantidad de cosas que ellos no creían que les estaba perjudicando".

Como apoyo a la escuela de espalda del Reina Sofía, este año se han puesto en marcha otras dos salas de Atención Primaria que se localizan en el Castilla del Pino y en el Centro de Salud del Sector Sur. El jefe del Servicio de Rehabilitación del Reina Sofía, Fernando Mayordomo, explicó que en ellas la previsión es atender a 2.000 pacientes con dolencias de espalda, 1.000 en escuela de hombro y 500 personas en tratamientos individuales.

Los programas suelen ser de tres o cuatro días y se pueden hacer en una misma semana o en varias consecutivas (un día a la semana). Los grupos de espalda están formados por unas 20 o 25 personas y los de hombro por una docena de pacientes aproximadamente.

La escuela de hombro es de más reciente creación y está enfocada a enfermos que, gracias al tratamiento médico (mediante infiltración, analgésicos o fisioterapéutico), han conseguido que disminuya el dolor de su articulación a unos niveles bajos y "esto permite hacer unos ejercicios con el objetivo de fortalecer y flexibilizar los músculos del hombro para prevenir la aparición de nuevos dolores", indica Mayordomo.

Por su parte, Arias aclara que ahora la gente "demanda más consultas porque está más preocupada por su salud, pero también es verdad que hay más sedentarismo y lo contrario, exceso de actividad física". Esto es, el doctor manifiesta que hay determinados deportes (como el golf, el pádel o el tenis) en los que, por sus características se hacen excesivos giros lumbares y, al tener una mala técnica, se daña la espalda.

Como conclusión, Arias asegura que los pacientes "son muy agradecidos, aprenden muchísimo e incluso años después me recuerdan que estuvieron en la escuela y que siguen practicando los movimientos".