María Isabel baena. Delegada de Salud y Bienestar Social de la junta

"No han sido tiempos fáciles y los profesionales han hecho un esfuerzo importante"

  • La responsable sanitaria insiste en que los recortes no han afectado al ciudadano al no reducirse la cartera de servicios y anima a reclamar en caso de disconformidad con el trato recibido

Desde hace una década María Isabel Baena (Córdoba, 1962) ocupa el cargo de delegada de Salud y Bienestar Social de la Junta de Andalucía, un tiempo y un cargo que le han permitido conocer a fondo el sistema sanitario cordobés. La responsable provincial de Salud insiste en que, a pesar del difícil momento que vivimos, los recortes no han afectado al ciudadano al no haberse reducido la cartera de servicios, a la vez que alaba el esfuerzo que han realizado los profesionales.

-La salud es uno de los temas que más preocupan a los ciudadanos y que más críticas reciben por los recortes. ¿Cómo vive esos comentarios que se hacen tanto en la prensa como en la calle?

-Yo no entiendo que los cordobeses reclamen por los recortes. A mí me gusta mucho el contacto con los profesionales sanitarios así como con las asociaciones de pacientes, y todos somos conscientes de la situación tan complicada que el país está pasando y por tanto Andalucía también, y del esfuerzo importantísimo que han hecho los profesionales. Pero a nivel ciudadano, cada persona que se acerca al sistema sanitario tiene respuesta en cuanto a su problema de salud, y por tanto no estamos hablando de recortes en el sentido en el que no haya medicamentos para atender un problema de salud, que no haya camas para ingresar a un familiar o cosas de estas características. Creo que hemos logrado, no sin mucho esfuerzo por parte de la Junta, hacer sostenible un sistema sanitario como el que tenemos. Sí fue un recorte lo que hizo el Gobierno central cuando rompió la universalidad del sistema. Me gusta reunirme con los profesionales sanitarios, decirles que no han sido tiempos fáciles, sino muy complicados. Ellos han hecho un esfuerzo de gestión importantísimo en cuanto a cómo utilizar adecuadamente los recursos. Para nosotros es muy importante que haya reclamaciones, las utilizamos para ver qué áreas son susceptibles de mejora, por lo tanto es una herramienta fundamental. Éste es un sector que tiene reclamaciones, pero a mí me gusta siempre poner los números de manera relativa, porque en Córdoba, en un día laborable, podemos atender en todos los centros sanitarios de la provincia a unas 24.000 personas, por tanto la actividad es muy grande. Cuando a algún ciudadano le parece que no han sido cubiertas sus expectativas, no sólo es normal que haga sus reclamaciones sino que le animamos a que las haga porque nos sirve para aprender. Es verdad que con el número de atenciones, las reclamaciones no son muchas y no tienen que ver con el tema de recortes.

-¿Hacia qué van enfocadas las reclamaciones que hacen los ciudadanos?

-Tienen mucho que ver con que hayan tenido que esperar más de lo que ellos entienden como razonable o con que no se hayan sentido adecuadamente tratados.

-Por profesión, es farmacéutica, siempre ha estado ligada al ámbito sanitario. ¿Cómo se vive en un lado y en otro este asunto?

-Son muchos años dedicados a la gestión sanitaria. Desde el ámbito de lo político tomamos decisiones que resuelven problemas de las personas. Siempre he dicho que me apasiona la política sanitaria porque permite resolver los problemas a las personas en un ámbito como el de la salud, y por tanto se parece mucho al trabajo del profesional sanitario.

-¿Qué relación tiene con sus colegas farmacéuticos?

-Mucha. Pertenezco a un grupo de la Universidad de Granada que trato de mimar, aunque el tiempo no es precisamente lo que a uno le sobra. Es algo que me apasiona y esto me permite estar en contacto con el ámbito farmacéutico, tanto a nivel hospitalario como de oficina de farmacia.

-Los profesionales sanitarios manifiestan un descontento generalizado por la situación que están viviendo. ¿Cómo se explica esto y cómo se puede resolver?

-No se ha recortado la cartera de servicios en Andalucía, y en ese sentido el mayor esfuerzo lo han realizado los profesionales sanitarios, que se han implicado mucho más en la gestión de los recursos. A nadie le gusta cuando tienes que dar respuesta al mismo número de pacientes y te han recortado el sueldo y el contrato, como cuando el Gobierno central tomó la decisión de trabajar las 37,5 horas. Aquel salto en Andalucía fue significativo porque decidimos no echar a nadie a la calle pero tenemos que encajar de alguna manera el objetivo de déficit que nos imponían. En ese sentido, fuimos a la contratación de eventuales al 75% de jornada y sueldo. Esto ha generado mucho descontento, como no podía ser de otra manera. En aquel entonces tendríamos que haber puesto en la calle en torno a 8.000 profesionales, que se quedaron con esa jornada al 75%. Todos hemos escuchado el compromiso de la presidenta Susana Díaz con que a lo largo de 2015 pudiésemos restituir a jornada y sueldo del 100%. Todo servicio asistencial se resiente cuando hay compañeros trabajando al 75% porque entre todos tienen que asumir la tarea y el mal clima. De todas formas, he tenido ocasión de estar con muchos de ellos en estos días y felicitarles y lo que he visto es un magnífico clima, algo que tiene mucho mérito.

-¿Tiene relación con los sindicatos?

-Sí, mucha. Son unos agentes necesarios e imprescindibles. Además son muchos años en esta provincia trabajando de cerca con ellos y los conozco a todos personalmente. Hasta nos peleamos con determinados temas, pero mantenemos un diálogo permanentemente abierto.

-La pasada semana Satse denunció que los médicos del Reina Sofía reciben mimos de la Gerencia en relación al personal, que se cuida más que al de enfermería.

-Me parece legítimo el hecho de que reclamemos mayor atención independientemente de donde estemos trabajando. Me parece razonable que lo pidan y casi un gesto entrañable plantearlo así. En definitiva, me gusta quedarme con que en el caso del Hospital Reina Sofía hay algo muy curioso y digno de destacar, que es el sentimiento de pertenencia que los cordobeses tienen de su hospital. Me enorgullece muchísimo. Eso tiene que ver con la manera de trabajar en ese hospital, por cómo atienden a los ciudadanos y dan respuesta a sus problemas de salud. La enfermería ha hecho un esfuerzo muy importante en estos años tan complicados. No me parece bien hacer distinciones entre categorías porque para que un hospital funcione y dé esos resultados cada uno de los que componen la cadena está haciendo su trabajo. Habrá momentos en los que habrá que incidir más en unos o en otros, pero de todos los estamentos que trabajan en ese hospital no sobra ninguno.

-Lo que quizás más alegrías da es el programa de trasplantes del Reina Sofía. ¿En qué momento se encuentra?

-Tenemos que estar muy orgullosos del programa de trasplantes en Córdoba pero yo siempre me siento coja al hablar de eso porque el Reina Sofía va mucho más allá del programa de trasplantes. Precisamente porque hay todo un conjunto de servicios que cubren y dan respuesta de manera excelente a los problemas de salud que tienen los ciudadanos, y no sólo los de la capital, sino que es referencia para los hospitales comárcales de la provincia y también para otros de la comunidad autónoma. Son muy buenos, tenemos excelentes profesionales en diferentes servicios, y por tanto el Reina Sofía tiene muchas cosas de las que presumir y no sólo de los trasplantes. Es verdad que el ámbito del trasplante tiene una connotación un poco más especial porque solos no lo podríamos hacer. Sin la generosidad del donante, de esa familia que en un momento tan complicado de perder a un ser querido, dice que sí. Los trasplantes mantienen el mismo ritmo, es algo que marcha bien.

-¿Se va a seguir apoyando económicamente de igual manera?

-Sin ninguna duda. Esto es algo que tenemos obligatoriamente que seguir manteniendo porque hablamos de un programa por el que merece la pena apostar. Soy una defensora a ultranza de lo público y la igualdad, el ámbito del trasplante es el paradigma de lo que significa ser igual y no hacer distinciones.

-¿Se ha quedado pequeño el Reina Sofía?

-Todos los centros sanitarios, casi el día que los estrenas, ya se han quedado pequeños porque afortunadamente en medicina crecemos de manera exponencial y a la velocidad del rayo. En cualquier caso, de la misma manera que avanzamos en cuanto a conocimiento médico, en cuanto a arquitectura médica también se avanza de forma importante. O bien porque nos quedemos pequeños, o bien porque nos quedemos antiguos, es algo que tenemos que estar continuamente renovando.

-Con los tiempos que corren, de ampliación ni hablamos…

-El momento es complicado porque nos pilló la crisis. Tuvimos que tomar decisiones muy duras, como la del ámbito de personal, de los profesionales sanitarios. Había que dedicar el dinero a las personas y servicios y evitar seguir haciendo obras. Nuestra decisión fue terminar lo que estuviera iniciado, como el centro de salud del Sector Sur y el que se está acabando en Puente Genil. Respecto al Reina Sofía, en estos últimos años se han invertido 50 millones en reformas, aquello que se podía sin tener que hacer la obra grande, que costaba en torno a 80 millones de euros.

-¿Cómo se explica que el hospital se quede pequeño pero a la vez se cierren camas en determinadas épocas del año?

-Esto forma parte de la gestión y planificación sanitaria. En cuanto a los recortes ya he dicho que ninguna persona se queda sin ingresar porque haya camas que estén en reserva. Manejamos datos históricos sobre cómo se mueve la atención sanitaria y hay determinados momentos del año en los que la frecuentación cae y la utilización de camas igualmente. Me gusta darle la vuelta y decir que sería una irresponsabilidad por nuestra parte, sabiendo que cuando llegan los meses de verano la ocupación no llega al 70%, mantener el 100% de las camas abiertas. No dejamos de atender a alguien porque una cama se cierre. Con todo, nunca se deja de utilizar el 30% restante.

-Ningún paciente se queda sin ingresar pero sí hay enfermos que se queda en observación esperando que les den una cama.

-Las generalidades nos llevarían a equivocarnos. Cuando estas cosas se plantean, hay que analizar cada caso. Sí puedo decir con certeza que todos los días se hacen reuniones de gestión entre los jefes de servicio para analizar la necesidad de camas que se tiene de urgencias. Las urgencias del Reina Sofía, pese a toda la crítica que permanentemente se les hace, van bien, aunque eso no significa que tengan cosas que mejorar. Urgencias es un servicio complejo, que atiende a un gran número de personas al día. Los profesionales evalúan, analizan y tratan de dar respuesta. Por tanto, las generalizaciones nos pueden llevar no sólo a equivocarnos, sino a hacer daño.

-Una de esas cosas que hay que mejorar es el tiempo de espera. No debe ser recomendable que un paciente espere ocho o diez horas.

-Es el mismo planteamiento. No es recomendable evidentemente, pero las urgencias se tipifican. Uno de los compromisos que estamos cumpliendo es que cuando llegues al hospital no esperes más de cinco minutos para entrar en la consulta de triaje, en la que un profesional valora la gravedad. Hay prioridad 1, que no puede esperar, hasta la 4 y 5, urgencias demorables que pueden esperar. Cada persona debe decidir a qué recurso va; si su urgencia es susceptible de ir al hospital, a su médica de familia o urgencias extrahospitalarias.

-También hay críticas por la baja dotación que tienen los puntos de urgencia de algunos pueblos. ¿Le ha llegado esto?

-En salud no hay techo. La percepción que tiene el ciudadano es que cuantos más profesionales sanitarios y más recursos, más protegido estará. Los recursos están dimensionados en función del uso que se hace en los diferentes municipios. Hemos mimado de forma especial el tener UVI móviles que se desplazan allá donde se produce la urgencia. Es más importante llegar a tiempo a atender una urgencia que tener un médico 24 horas en todos los municipios.

-Me refiero a la falta de material básico como cuchillas para afeitar para hacer un electro o que no haya una inyección de Voltarén.

-No tengo noticia de que esto haya pasado. ¿Tú sí?

-Sí.

-Puede ocurrir que en un momento determinado falte algún tipo de material pero no tiene que ver con que no le demos Voltarén. Me parece legítimo que las personas lo digan. Que sea un hecho puntual no me preocupa porque me consta la dinámica que hay de que eso se reponga de manera inmediata.

-¿Ha vivido en primera persona el ingreso de un familiar? ¿Qué le ha parecido el hospital?

-Me parece absolutamente excelente. Me resulta que trabajan de una manera muy comprometida; no sólo porque yo lo haya vivido, sino porque la gente lo cuenta. Puedo hablar de muchas más felicitaciones que quejas de gente por la atención que recibe en el hospital, según las encuestas que hacemos. Hay veces que no gusta lo que dice un médico, y esto me parece legítimo, pero eso no significa que no tenga razón. En ese punto, hay que hablar, atender al ciudadano y buscar el porqué no hemos sido capaces de cubrir sus expectativas.

-Con la crisis, con los tiempos que corren, la salud se mide en números. ¿Cómo se explica a un paciente o su familia que depende de unos números, que hay que darle el alta antes porque lleva demasiado tiempo ocupando una cama y supone un gasto para la Seguridad Social?

-No reconozco eso que estás diciendo. La decisión es del médico. Ningún profesional sanitario saca a un paciente sin tener que sacarlo del hospital porque es su responsabilidad, no la mía, ni la del gerente. Ellos saben lo que están haciendo. Es como cuando un ciudadano le pide al médico una prueba complementaria y le dice que no. La gente dice que es por los recortes, pero a veces sencillamente es que cree que no te la tiene que hacer, pero es más fácil pensar que no me la hace por los recortes. Hace un tiempo estuve con familiares de enfermos de Alzheimer en San Rafael y el profesional que lleva la consulta de demencia decía que jamás el hospital le ha dicho que no dé un medicamento. ¿Que puede haber profesionales que trasladen al paciente esto? Pues sí, porque somos 10.000 trabajadores en Córdoba, te puedes encontrar de todo y un día puedes tener torcido. Por eso para nosotros es tan importante que la gente reclame. Claro que hay cifras, lógicamente. Nosotros hacemos una defensa férrea por un sistema sanitario público, gratuito y universal con unas altas cotas de trabajo que tiene que ver con esa búsqueda de la eficiencia. Me parece de responsabilidad política y de ética profesional el utilizar los recursos adecuadamente y no así porque sí.

-¿Qué opinión tiene de los tres proyectos de hospitales privados que están ahora mismo en marcha?

-No conozco ninguno. Me parece que la iniciativa privada, cuando es buena y de calidad, es riqueza para una ciudad.

-En referencia a su partido, el PSOE, ¿por qué se retiró de la carrera a las primarias?

-Lo comenté en su momento. Después de haberlo pensado mucho y valorarlo, porque fueron muchos meses de haberme apasionado y haber trabajado con el tema, pensé que mi proyecto estaba en Salud.

-¿Qué tiene que hacer el PSOE para dejar de ser la última fuerza política de Córdoba?

-Lo que hemos hecho, apostar por una candidata como Isabel Ambrosio, que no tengo ninguna duda de que es la mejor opción que podemos tener. Una persona súper trabajadora, honesta y comprometida que va a poner todo su empeño por conseguir un cambio en la ciudad que es necesario.

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