Un inspector de sanidad acudió ayer al nuevo colegio de la Trinidad, en la zona del Parque Cruz Conde, para investigar un problema sanitario después de que las alarmas saltasen a primera hora de la mañana al comprobar que hasta una treintena de alumnos no había acudido a clase por encontrarse con dolores de barriga y diarreas. Según explicaron algunos padres de los niños afectados, otros tantos estudiantes tuvieron que abandonar las clases para irse a sus casas, dado que presentaban el mismo cuadro clínico que sus compañeros enfermos. Anoche, sin embargo, fuentes de la Delegación de Salud explicaron a este diario que la hipótesis fundamental es que se trataba de una gastroenteritis que se había extendido entre el alumnado. De todos modos, habrá que esperar a los resultados definitivos para descartar cualquier otra opción.

A pesar de la alarma que cundió entre los padres, desde la dirección del centro educativo quisieron arrojar un poco de calma, y explicaron durante todo el día a las familias afectadas que aún no se sabía si se trataba de una intoxicación alimentaria o de un virus. Eso sí, la treintena de niños enfermos con dolores de barriga no presentaba fiebre ni vómitos. Fueron los mismos padres los que ayer comentaban a la salida del colegio que su sospecha era que el malestar de los estudiantes afectados -que pertenecían a distintos cursos- procedía de los alimentos del comedor, donde el jueves se habían servido alubias y salchichas. El argumento se centraba en que, según las informaciones que ellos manejaban, todos los chicos afectados habías utilizado el servicio de comedor durante el día anterior.

Desde el centro educativo explicaron que, según lo que le habían informado los especialistas, este hecho se podía deber a que un virus como el de la gastroenteritis puede hacerse presente con mayor virulencia cuando se ingieren alimentos pesados, como es el caso de las alubias. Anoche Sanidad mandó un claro mensaje de tranquilidad a las familias afectadas y al centro.