Córdoba

El Convento de Santa Clara abrirá sus puertas a los turistas en primavera

  • El edificio se ha sometido a una primera fase de intervención centrada en la limpieza, la reparación de cubiertas y consolidación de cierres.

El Convento de Santa Clara, fundado en 1264 sobre una antigua basílica visigoda, abrirá sus puertas al turismo en la próxima primavera si los trabajos de restauración a los que se somete el edifico continúan al ritmo marcado. En 2006 ya se intentó devolver el protagonismo que merece al que fuera el primer convento fundado en la ciudad tras la conquista cristiana a través de un convenio firmado entre el Ayuntamiento y Caja Madrid que quedó en nada. Ahora, según aseguró ayer el presidente de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU), Luis Martín, se está trabajando para que el edificio, situado en la calle Rey Heredia, recupere su esplendor a través de la aportación de Vimcorsa y la Delegación de Patrimonio. Los trabajos se centran en estos momentos en una primera fase de intervención que cuenta con un presupuesto que asciende a más de 40.250 euros.

Entre las intervenciones ejecutadas destaca la reparación de las cubiertas para asegurar que no se produzca la caída de tejas y evitar al mismo tiempo la entrada de agua al inmueble, lo cual provoca un mayor deterioro. Martín detalló que la empresa adjudicataria de los trabajos -Construcciones Antroju S. L.- también  ha procedido a la consolidación de los cerramientos exteriores del convento para garantizar la seguridad de los usuarios de la vía pública. Del mismo modo, se han procedido al arreglo de los peldaños de la escalera de subida al alminar para facilitar la limpieza y el mantenimiento de este elemento arquitectónica o la limpieza del inmueble, tanto exterior como interior, con la eliminación de la vegetación espontánea y de los excrementos de las palomas. "Ya tocaba actuar en este edificio", ya que "es uno de los elementos patrimoniales con los que cuenta la ciudad de Córdoba al englobar la simbología de las tres culturas", insistió el presidente de la GMU.

Tras la conclusión de esta primera fase de actuación está previsto dar paso a una segunda fase de forma inmediata con el objetivo de que el edificio, en el que se pueden ver restos de todas las culturas que han pasado por la ciudad, pueda ser visitado por los miles de visitantes que cada año eligen Córdoba como destino turístico, aunque no se descarta en un futuro ampliar los usos que se le pueden dar a este inmueble. El comienzo de dichos trabajos depende, tal y como detalló Martín, de una subvención que ya ha sido solicitada al Ministerio de Cultura, que asciende a 60.000 euros.  Está previsto actuar en la fachada y la mejora del alminar.

La iglesia del antiguo Convento de Santa Clara representa en su estado actual la primera fase de un complejo proceso de estratificación arqueológica. La primera fase detectada corresponde con una edificación tardoantigua de la que se conocen una serie de pavimentos musivos, que fueron relacionados por el arqueólogo Pedro Marfil con una basílica paleocristinana del siglo VI. Sin embargo, revisiones posteriores descartaron esta posibilidad, pero lo que está claro es que el edificio se alineaba con el caro romano fosilizado por la actual calle Rey Heredia, manteniéndose la relación entre la vía pública y los sucesivos edificios pluriestratificados hasta la actualidad. Incluso, se señala que no existe una relación entre este edificio del siglo VI y la mezquita de finales del siglo X.

Fue tras la conquista cristiana de 1236 cuando el edificio experimenta una serie de reformas encaminadas a la transformación de la antigua mezquita en iglesia. Así, se convierte el alminar en campanario, se restaura el muro oriental de la iglesia y se dota de una fachada interior al patio. En 1265, el arcediano Miguel Día compra al infante Don Luis, hermano de Alfonso X El Sabio, las casas que habían pertenecido a la reina Doña Juana de Ponthieu, para transformarlas en convento de las orden de monjas menores de Santa Clara y Santa Isabel. Una vez constituido el convento, todas las transformaciones de la iglesia hasta mediados del siglo XIX vienen determinadas por las necesidades de la comunidad monástica. Así, y en la segunda mitad del siglo XIV, se reforman las galerías del patio.

Las deficiencias estructurales de estas construcciones ya llevaron al colapso de la iglesia, obligando a la reforma del sistema de abovedamiento de la planta baja y a la reconstrucción de la arquería oriental en el piso alto de la iglesia en la segunda mitad del siglo XV. Los mismos problemas estructurales del edificio y los cambios operados en las propias formas de la Contrarreforma darán lugar a la profunda transformación que supone la iglesia barroca del último tercio del siglo XVIII. Tras la exclaustración del siglo XIX, el edificio se transformó brevemente en cuartel y volvió a funcionar como convento hasta mitad del siglo XX.

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