Córdoba

Los más pequeños descubren la rutina

  • Las guarderías de Córdoba, como cada año, abren sus puertas el primero de septiembre Actividades, juegos y música acaban con el llanto de los niños

Septiembre ha llegado para regocijo de unos y lamento de otros. Poco antes de que los cordobeses volvieran al trabajo, los más pequeños conocían el que será su hogar durante buena parte de los días del curso que entra. Córdoba protagonizó ayer una escena desconocida durante los meses de verano; las terrazas repletas de trabajadores aprovechando la hora del desayuno anunciaban que las vacaciones han llegado a su fin para buena parte de los trabajadores y las guarderías, estampa habitual cada año, abrieron sus puertas el primero del mes para dar la bienvenida a los más pequeños. El verano, con las calles de Córdoba desoladas, apacigua los colores chillones de las fachadas de las escuelas infantiles de la ciudad, que resurgieron en la mañana de ayer con los primeros llantos de los niños al ver marchar a sus padres camino de una nueva jornada laboral.

El primer día de septiembre es siempre momento de reencuentro y adaptación. Los más grandes, de dos y tres años, vuelven a verse las caras con los que fueron sus compañeros en cursos anteriores y los más pequeños, aún escasamente conscientes de donde se encuentran, conocen el lugar en que pasarán sus mañanas a partir de ahora. Los círculos de presentación, pequeños juegos y las canciones son actividades habituales en la primera jornada de curso, en las que las educadoras suelen amansar el llanto inevitable de los niños. Aun así, numerosos son los padres que tratan de evitar que sus hijos acudan a la guardería el primer día, abstrayéndoles de lo que es una jornada ajetreada. De este modo, y aunque las guardería de la ciudad comenzaron ayer con sus actividades, la adaptación será el cometido de los próximos días, antes de dar comienzo con la rutina educativa que abarcará el resto del año.

La encargada de la guardería El Cuco, Inmaculada Blanco, aseguró que la de ayer fue una "jornada tranquila" puesto que algunos padres, sobre todo los de aquellos niños que aún no han ido nunca a un centro educativo, optan por no llevarlos hasta pasados los primeros días del curso, que suelen ser los más ajetreados. Tal y como afirmó la también licenciada en pedagogía, ya desde el primer día, son bastantes los niños que se quedan en el comedor de este centro, situado en la calle Alfaros, que ayer ofreció a los pequeños puré de verduras, tortilla de patatas y, para finalizar, fruta.

Una de las educadoras de la guardería Los Pequeños Muñecos, Blanca Quero, aseguró que ayer la jornada fue tranquila y que, en muchas ocasiones, son los padres a los que cuesta más trabajo separarse de sus hijos. "Los más pequeños, los de un año, son los que menos lloran porque apenas se dan cuenta de que sus padres se marcha", apuntó una de las encargadas del centro educativo, situado en la inmediaciones de la avenida República Argentina, que añadió que durante el primer día únicamente llevan a cabo actividades de presentación entre los niños y con las diversas educadoras y varios juegos para que los menores de tres años se encuentren cómodos en la guardería. Quero apuntó que "los niños más grandes, de dos o tres años, después de haber pasado todas las vacaciones con sus padres y porque son más conscientes de ello, lo suelen pasan peor". Lo peor, en cualquier caso, ya ha pasado; a pesar de que las lágrimas aún estarán presentes en los próximos días, la ardua primera toma de contacto con la rutina ya se ha esfumado y una amplia diversidad de juegos, música y la labor de los encargados de las guarderías transformarán el enfado de los más pequeños en diversión, educación mediante, lejos de casa.

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