Córdoba

El acceso a un empleo se complica para las mujeres con estudios

  • El 67% de los parados con alta formación son de sexo femenino, frente al 51% que representan entre quienes han cursado Bachillerato o Primaria

Que la mujer cuenta con más dificultades para acceder al mercado laboral es una evidencia que demuestran todas las estadísticas pero es que, además, los obstáculos crecen a medida que aumenta su cualificación profesional. Así al menos se desprende de los últimos datos del Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE) relativos al mes de julio, en los que se pone de manifiesto que la brecha de género, al menos en la provincia de Córdoba, se ahonda conforme los puestos de trabajo exigen más formación. Los números no dejan lugar a dudas y de los 15.664 titulados superiores inscritos a finales del mes pasado en las oficinas del paro, 10.549 eran mujeres, lo que supone el 67% del total.

La cuestión es que la diferencia de sexo no es tan abultada si se tienen en cuenta los colectivos con menor formación. Así, el desempleo femenino supone el 46% del total de parados que solo cuentan con el Bachillerato y asciende al 48% para los que solo terminaron los estudios primarios, unos porcentajes que suponen aproximadamente la mitad del total de parados con ese nivel de formación. El salto más significativo se produce justo entre los titulados universitarios. El dato es todavía más significativo si se tiene en cuenta que en las universidades hay más mujeres que hombres, que el porcentaje de tituladas que salen cada año es mayor y que, además, las alumnas tienen mejores expedientes académicos.

Todos estos datos deberían ser suficientes para sostener el empleo entre las universitarias por encima de los hombres y, sin embargo, sucede justo lo contrario: la paridad sólo se focaliza en la parte baja del mercado laboral y a medida que se escala en cualificación y, por tanto, en responsabilidad y salario, la presencia de las mujeres casi se diluye. Los prejuicios que sufren las mujeres a la hora de ser contratadas en este tipo de puestos tienen que ver con su papel en la sociedad, que tradicionalmente se vincula al hogar y a ser madres. Aunque se han superado muchas barreras en este aspecto, la realidad muestra que algunas empresas rechazan al colectivo femenino por cuestiones como la maternidad, ya que consideran que el tiempo que la mujer permanece de baja perjudica sus intereses.

Estas estadísticas no significan, sin embargo, que una mujer con un título universitario en la mano tenga menos posibilidades de encontrar un puesto de trabajo que si no lo tiene. Significan que la cuestión de género es más decisiva en la parte alta del mercado laboral. De todas las mujeres que están en activo en la provincia de Córdoba, el desempleo entre las universitarias alcanza solo el 20%.

La formación mejora las posibilidades de acceder al mercado laboral, pero no en las mismas condiciones que lo hace un hombre. Por ejemplo, la mayoría de los contratos a tiempo parcial son firmados por mujeres, según datos de la Junta de Andalucía. En concreto de cada cien contratos a mujeres 28 son a tiempo parcial mientras que en los hombres este número se reduce al 6,19. Es otro dato que demuestra que las mujeres siguen manteniendo sus roles tradicionales en el ámbito doméstico mientras que los hombres se han incorporado en menor medida a las tareas del hogar y el cuidado de los hijos.

Otro handicap que sufre la mujer tiene que ver con el salario que percibe. Las cordobesas cobran un 32,5% menos de sueldo que los hombres por la realización de un mismo trabajo, según un reciente estudio elaborado por el sindicato CCOO y que tiene como referencia los datos de la Agencia Tributaria y el Instituto Nacional de Estadística. Una realidad que demuestra que todavía es necesario avanzar en políticas de igualdad para acabar con la brecha de género.

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