La Concejalía de Patrimonio (antes, Casco Histórico), que dirige Rafael Jaén, se ha puesto como objetivo, según los presupuestos municipales de 2013, incrementar la oferta de productos de naturaleza o procedencia judía en comercios y negocios relacionados con el turismo en la ciudad por medio de un proyecto que recibe el nombre de Rasgo. Se trata de una iniciativa formalizada en 2008 en la Red de Juderías que no se estaba desarrollando en Córdoba y que consiste, fundamentalmente, en incentivar que los negocios de comercio y hostelería, fundamentalmente restaurantes, incorporen determinados productos, compatibles con la cultura judía, para dar respuesta a las necesidades del visitante que profese esa religión.

Se trata de una iniciativa de colaboración público privada que persigue un hecho que forma parte del debate de gestión turística de las ciudades de la red. Cómo es posible que urbes con una historia tan señalada relacionada con lo hebreo no sean capaces de captar más visitantes de este segmento de población por la ausencia de un producto diferenciado, excepción hecha de entidades como la Casa de Sefarad que realizan actividades expresamente diseñadas para el visitante interesado en una parte relevante del pasado de la ciudad de Córdoba.

El proyecto Rasgo obliga a las empresas que lo desarrollan. Las sociedades mercantiles que se adhieren al sistema orientan su carta de servicios hacia el mercado judío de acuerdo a una imagen unificada y unos procesos previamente pactados con el objetivo de realzar la herencia sefardí. En el caso de los restaurantes, se comprometen a identificar los platos que son o no son casher o kosher, es decir, que cumplen o no las amplias reglas que se establecen en la Torá en torno al consumo de alimentos, las formas de sacrificio de los animales que se consumen o la presencia de partes de los mismos y los procesos de elaboración que convierten en permitido o no a un plato de cocina. Los restaurantes se comprometen también al desarrollo de recetas y ambientaciones relacionadas con la herencia sefardí de las ciudades inscritas en la Red de Judería.

Los alojamientos, por su parte, se tienen que comprometer a disponer de zonas de consulta de lectura relacionada con la temática hebrea, decoración alusiva o la comercialización de productos -como visitas- directamente relacionadas con el pasado judío de la ciudad. El Plan Rasgo propone formación específica para los guías turísticos así como una señalización concreta.

Los responsables turísticos de la ciudad han realizado diversas acciones con el objetivo de incrementar la cuota de mercado en el mercado judío. Y, de hecho, existe un horizonte al respecto. El gobierno municipal se ha propuesto trabajar en un calendario específico de actividades culturales durante el segundo semestre de 2015, iniciativa que se empezará a preparar en 2013, coincidente con el 700 aniversario de la construcción de la Sinagoga, que data de 1315.

No parece viable, a estas alturas, que la efemérides se pueda llevar a cabo con el nuevo planteamiento del monumento, muy visitado por el turismo. La Junta de Andalucía tiene en cartera desde hace varios años la creación de un centro de interpretación de la Sinagoga en una casa anexa. El coste del proyecto y la complejidad de su puesta en marcha, dado el entorno arquitectónico, han ido demorando un año tras otro el proyecto.