Córdoba

"La universidad Fernando III no será una amenaza para la UCO"

  • Gabriel Pérez Alcalá ha sido alumno y profesor de la institución que dirige desde la semana pasada; entre sus retos se encuentra "estar a la altura de las expectativas"

Reconoce que el mar es una de sus pasiones porque le relaja y por el silencio que transmite. Buena prueba de ello son los cuadros que decoran una de las paredes de su despacho. Primero fue alumno, luego profesor y, desde la semana pasada, el director de la misma institución. Gabriel Pérez Alcalá afronta esta nueva etapa al frente de ETEA con unos objetivos bien marcados y con el reto de "estar a la altura de las expectativas de la sociedad".

-¿Qué virtudes tiene que tener el director de una institución jesuita como es ETEA?

-Debe tener un conjunto de diversas habilidades porque no hay una forma única de ser director o rector o directivo de empresa. En segundo lugar, creo que debe conocer bien la Universidad y su misión como servicio de creación de pensamiento y enseñanza; también hay que tener pasión y vocación. Éstas son las tres características que Max Weber dice que tiene que tener un político, pero no sé en qué grado yo tengo esas cualidades.

-¿Se dirige un centro universitario como una empresa?

-En mi opinión no. Una empresa tiene como misión y servicio a su demanda y también un contenido económico; es totalmente legítimo que persiga su interés, dentro de las normas éticas y legales, y ganar dinero. Un centro universitario y, menos éste, no. A nosotros nos tienen que juzgar por la calidad del pensamiento que generemos y la calidad de enseñanza que demos. Los recursos son importantes, pero para nosotros es secundario. Además, a nosotros se nos debe juzgar por el cumplimiento de la misión de la Compañía de Jesús.

-Su llegada al cargo coincide con los cambios que propugna el Espacio Europeo de Educación Superior y que han de adaptar todas las universidades. ¿En qué va a cambiar la enseñanza?

-El de Bolonia es un espacio que pone al alumno en el primer plano del proceso de aprendizaje. Se le tendrá que ayudar a que aprenda metodologías de trabajo y comportamientos, pero el proceso no pretende darle el conocimiento acabado. No obstante, el énfasis que se pone en la metodología y que el aprendizaje vaya en primer lugar no es una cosa nueva; este sistema ya estaba en la pedagogía jesuita del siglo XVI.

-Sin embargo, su desarrollo no está exento de problemas.

-El proceso de convergencia está teniendo dificultades por varios motivos. Uno de ellos es que parte de una metodología clásica anglosajona y alejada de la continental y de la francesa, de carácter industrial, es decir, que nace de las instituciones de origen escolástico y las que surgen en pleno siglo XIX. La primera de ellas se basa en un cuerpo de profesores y lo que importa es que sea de calidad. Se trata de una universidad cara y elitista, que tiene que seleccionar muy bien a su alumnado porque tienen una enseñanza personalizada. Por su parte, en la universidad francesa el profesor enseña una materia dada y es intercambiable. En ella, todo el mundo acaba con el mismo título. En España ya se intentó cambiar el sistema en los 80, pero fracasó. Otro de los problemas del proceso de convergencia es el cambio normativo.

-¿Es partidario de este cambio de enseñanza ?

-Sí, pero Bolonia no resuelve todos los problemas de la Universidad. Lo que hace es reformar el sistema pedagógico, no el sistema de financiación ni los mecanismos de gestión.

-Sin embargo, el retraso en la definición de los nuevos planes de estudios está provocando la demora en la apertura de la Fernando III, la primera universidad privada de Andalucía.

-El proceso de Bolonia no es el problema, sino la revolución normativa y el retraso en los decretos de los planes de estudios. Hasta que no se aprueben las orientaciones de grado, nosotros no podemos solicitar los nuestros para la Fernando III.

-La llegada de la Fernando III supone la desaparición de la facultad de ETEA, ¿qué consecuencias va a tener?

-Será la ETEA de siempre, sólo que con otra forma de hacer las cosas. A Córdoba le viene bien tener dos universidades, ya que habrá una cierta emulación de unos con otros, pero no somos una amenaza para la Universidad de Córdoba (UCO). Seremos unos competidores leales.

-¿Qué retos se plantea desde la dirección del centro donde se ha formado?

-Uno de ellos es hacer las cosas mejor, y otro buscar la calidad de la docencia y poner en marcha el proceso de Bolonia. Tenemos que ser la institución que los cordobeses esperan de nosotros, lo que fuimos y lo que somos y, por eso, tenemos que estar a la altura de la expectativas de la sociedad. Queremos ser un puente de Córdoba hacia fuera.

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