José Luis Navas. Secretario del Sindicato Médico Andaluz en Córdoba

"Si un político no usa con demagogia la sanidad se queda sin argumentos"

  • Asegura que los recortes que se están produciendo ahora van a suponer una pérdida en la calidad asistencial "que vamos a tardar mucho en recuperar" y pide sensatez a los políticos en sus reformas

SE considera un "médico de pueblo" pues empezó su trayectoria en el centro de salud de Espiel, donde aún mantiene su plaza. José Luis Navas (Sevilla, 1958), asegura que esta briega en el ámbito sanitario más cercano es la que le ha servido de germen del espíritu sindicalista que ahora está más presente que nunca con los recortes

-Estamos viendo a un colectivo médico más guerrero que nunca, ¿tan grave es la situación?

-Es muy grave para todos los trabajadores. En el caso de los médicos, como cualquier otro ciudadano y profesional, estamos sufriendo una serie de recortes que desde nuestro punto de vista está yendo más allá de lo razonable. Lo que está pasando en la sociedad española se traslada al colectivo médico, que no deja de ser uno más con un trabajo más peculiar. Nos repercuten todas las medidas que se están tomando, unas con más cabeza y otras con menos.

-Al margen de las protestas, movilizaciones, asambleas, ¿cómo vive un médico a nivel personal los recortes? ¿Cómo repercute en su trabajo?

-A nivel personal, el médico tiene una familia, una mujer, marido, hijos y cargas familiares como los demás y nos estamos sintiendo maltratados. Estamos dispuestos a asumir los recortes que se nos digan desde la Junta y Gobierno central, ya sea un 10% o un 40%, pero que se nos aplique como al resto de empleado públicos. Donde pensamos que se produce un agravio comparativo es cuando, además de la reducción en la jornada ordinaria, también se nos quieren aplicar recortes brutales en todo lo que excedemos de la jornada. Un médico convencional en 10 años de trabajo, contando guardias y horas extra, desarrolla un número de horas de servicio equivalente a 30 años de cualquier otro empleado público. No nos consideramos ni mejor ni peor que los otros, pero sí tenemos unas peculiaridades y queremos que sean tenidas en cuenta. Nosotros sabemos que nuestra obligación es ofrecer la mejor calidad en la asistencia.

-¿Se está poniendo en riesgo ese objetivo de prestar la mejor calidad asistencial?

-Sí, pero no por el trabajo de los médicos. La situación ha llegado a un momento de tal crispación que ya hemos roto nuestra colaboración con el Servicio Andaluz de Salud (SAS), por el que asumíamos tareas que van más allá de nuestra función como médicos para suplir las deficiencias del sistema sanitario. Ya ha llegado un momento en el que creemos que se ha abusado de nuestra confianza, se toman decisiones de forma unilateral por parte del SAS, no se pide complicidad ni colaboración y lo hacen a espaldas y sobre las espaldas de los profesionales.

-¿Ha cambiado la relación con el paciente?

-Intentamos que no. El médico cuando se pone al frente de una consulta o entra en un quirófano se olvida de los problemas que tiene, en este caso las tensiones con la empresa, y se dedica a su trabajo. La relación con los pacientes se puede entorpecer pero no va a ser por culpa de nuestra labor médica, sino porque vamos a dejar de realizar tareas extrasanitarias que antes hacíamos dentro de nuestra colaboración con el SAS y esto va a suponer molestias para los pacientes. Los ciudadanos deben entender que lo que queremos es que el sistema sanitario cuente con el personal debido para que pueda ser eficiente y eficaz en resolución de problemas.

-¿Y cómo es el ambiente entre los compañeros, qué sensaciones hay?

-Hay una mezcla de sentimientos de maltrato, desilusión, traición, porque siempre hemos echado una mano asumiendo tareas que no nos competen y ahora vemos cómo ese esfuerzo no se ha tenido en cuenta. Se está castigando al colectivo médico por ese plus de dedicación sobre el resto de empleados públicos que se nos exige y se nos da un trato discriminatorio recortando en esos aspectos diferenciales de nuestra profesión.

-También han dicho que se sienten engañados.

-Totalmente. El SAS no se ha caracterizado nunca por dar un tratamiento especial a nadie, pero en el caso concreto de los médicos sí le ha castigado y sólo tenemos que hacer un estudio comparativo con el resto de comunidades autónomas, incluso gobernadas por el mismo partido político de aquí. En Castilla-La Mancha, antes de la llegada del PP, las retribuciones eran superiores. Creemos que es más una cuestión de tipo ideológico, pero de la idea que tiene el SAS de que el médico debe estar total y plenamente dedicado a ese proyecto político.

-Al margen de los números que todos sabemos: las 37,5 horas semanales, menos contrataciones, 10% menos de sueldo... ¿qué significa eso en la práctica? ¿cómo lo va a notar el usuario?

-El usuario lo va a percibir en la falta de personal médico. Las plantillas son insuficientes y si ahora prescindimos de eventuales, se va a notar en cuestiones como las listas de espera o demoras en atención primaria y en pruebas diagnósticas. El déficit de personal es preocupante porque posiblemente ahora acudan más pacientes al médico por la crisis. De hecho, la demanda sanitaria en verano, tanto en Urgencias como en consulta, se está viendo este año superada con respecto a otros veranos porque mucha gente no se ha podido ir de vacaciones.

-Desde su experiencia ¿cómo se podría recortar en la sanidad sin que eso repercutiera en la calidad asistencial?

-La sanidad es uno de los pilares del Estado de Bienestar junto con la educación o justicia. La situación económica es la que es, pero no podemos creernos que no hay otros sectores del gasto donde recortar antes que en la sanidad. Seguimos viendo situaciones que como ciudadanos no podemos entender. Sólo en la Consejería de Salud hay otros conceptos en los que se podría haber incidido para conseguir un ahorro importante. Por ejemplo la Escuela Andaluza de Salud Pública, no entendemos por qué se tiene una cuando existe una Escuela Nacional de Sanidad. Otros organismos en los que habría que recortar: la Fundación Progreso y Salud, la Agencia de Calidad, la Agencia de Evaluación de Tecnología Sanitaria, la Fundación Iavante... Es lo que se debería haber tocado antes de recurrir a los despidos.

-¿Qué piensa que ha cambiado para que los políticos ya no vean la sanidad intocable?

-Nosotros lo tenemos claro desde hace tiempo: si a un político le quitas la posibilidad de utilizar demagógicamente la sanidad y la educación, dado que tienen bastante poca capacidad, no pueden usar ningún otro tipo de argumento. El ejemplo más claro son las recientes declaraciones de Griñán alertando del cierre de hospitales para cumplir con el objetivo de déficit exigido por el Gobierno. Eso es una utilización demagógica. Si les quitas eso, como son tan absolutamente mediocres, no saben utilizar ninguna otra cuestión.

-¿Dejaremos de ver al Reina Sofía en la elite de la investigación sanitaria?

-Por los médicos no va a quedar, pero para eso necesitamos recursos humanos y materiales. Por nuestra voluntad y dedicación el compromiso está ahí, pero si los encargados de facilitar los recursos no lo hacen, difícilmente se pueda.

-Han creado una plataforma, celebran asambleas para debatir sus próximas actuaciones y han conseguido la unidad de todo el colectivo sanitario. Este movimiento asambleario recuerda un poco al 15M.

-Lo que ha ocurrido es que la envergadura del conflicto es tal que nos ha superado y ha movilizado desde los jefes de servicio, que estuvieron al principio, hasta el pinche de cocina. Quien debe estar preocupado por este movimiento, y mucho, es el SAS. Nosotros estamos participando en esas asambleas como sindicato médico porque tenemos la capacidad de interlocución y creemos que debe darle qué pensar a la administración.

-¿Van a seguir con las protestas? ¿Qué esperan conseguir?

-Esto es una llama que no se apaga. Durante julio y agosto, a pesar de las vacaciones, la actividad de la asamblea y reuniones sigue. Ahora se están judicializando todas las medidas porque es la vía que hay que seguir. Queremos conseguir un punto de sensatez, hay mucho margen de maniobra todavía y queremos que se nos tenga en cuenta en la aplicación de las medidas.

-¿Se sienten apoyados o cree que pesa la imagen de los médicos como un colectivo privilegiado?

-Hay de todo. La mayor parte de los ciudadanos se está viendo afectada por la crisis y saben lo que ocurre, pero desde siempre la administración ha sido la primera interesada en presentar al médico como una persona privilegiada. Sin embargo, las retribuciones que recibe el médico son muy similares a la del resto de empleados públicos de la misma categoría. La diferencia está en los complementos, pero este trabajo extra se realiza después de echar las mismas horas que el resto de funcionarios en su jornada ordinaria. En España, además, hay unas retribuciones que están muy por debajo de las de otros países como Francia o Reino Unido.

-Aunque se diga que son medidas de carácter temporal, ¿estos recortes marcarán la sanidad del futuro?

-Todo lo que estamos perdiendo ahora no lo vamos a recuperar en mucho tiempo. Decir lo contrario es querer ganar tiempo y tener un espíritu demagógico. Nuestras peculiaridades necesitan un reconocimiento porque las próximas generaciones pueden estar en peligro. ¿Quién se va a meter a estudiar una carrera que necesita 11 años de tu vida de formación sólo para ponerte al frente de una consulta o un quirófano, si después de eso te vas directamente al paro? Eso es lo que ha pasado este año con los MIR. No se puede permitir que una formación de un médico con fondos públicos se dilapide después mandando a la persona al paro o que quien le saque rentabilidad sean otros países o empresas privadas que no han invertido nada.

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