crisis en la sanidad

La asamblea de médicos apoya "bloquear" el hospital con un cuidado extremo del paciente

  • La propuesta comprende derivar más enfermos de Atención Primaria y Urgencias y "evitar altas precoces" · Aprueban la "desvinculación" de las unidades de gestión clínica

La asamblea de médicos del hospital Universitario Reina Sofía ha tensado un poco más la cuerda de la negociación con el Servicio Andaluz de Salud (SAS) ante la falta de una respuesta en materia de recortes que les satisfaga. Ayer, coincidiendo con el trámite parlamentario del plan de ajustes, pusieron sobre la mesa un plan de actuación enfocado a bloquear la actividad -y la gestión- del complejo sanitario de la capital extremando la atención a los pacientes. Se trata, en líneas generales, de derivar un mayor número de enfermos desde Atención Primaria y Urgencias al hospital y "evitar las altas precoces" que, según los propios doctores, se registran a diario en el Reina Sofía. Es por tanto una especie de huelga de celo, con un exhausitivo cumplimiento de los protocolos sanitarios y el colapso que ellos conlleva. Para alcanzar este objetivo, la asamblea aprobó por una abrumadora mayoría una serie de medidas complementarias que van dirigidas a salvaguardar la efectividad del penúltimo cartucho de la asamblea.

En el foro interno de la asamblea, que ayer congregó a algo más de 500 sanitarios -la mayor parte de ellos facultativos-, tienen claro que la "ruptura" del sistema que rige el funcionamiento del Reina Sofía resulta clave para paliar los recortes del SAS, que incluyen, entre otras decisiones, una rebaja de los sueldos que llega hasta el 23% en el caso de algunos profesionales, la ampliación de la jornada laboral hasta las 37,5 horas semanales y la reducción de jornada y nómina en el caso de los temporales, eventuales e interinos. Salvo los medios y altos cargos -supervisores, jefes de servicio y directores de unidades de gestión clínica-, los sanitarios reunidos tomarán todas las medidas necesarias para solucionar un problema que, entienden, puede desembocar en la "quiebra" del sistema sanitario público.

Una de las nuevas medidas de presión que ayer respaldó la asamblea prácticamente sin abstenciones ni votos en contra es la "desvinculación en bloque" de las unidades de gestión clínica, es decir, de todos los profesionales que trabajan a instancias del responsable de este servicio. Como explicaron a El Día algunos de los representantes del colectivo, seguirán ejerciendo sus funciones, llevando incluso "al extremo" el cuidado de los enfermos, pero sin atenerse a los objetivos que les marca la unidad. Se trata de una especie de retorno al sistema antiguo del Reina Sofía, cuando los médicos disfrutaban de una mayor autonomía a la hora de tomar decisiones tanto de corte asistencial como económico.

El procedimiento que propone la asamblea "beneficia claramente" los intereses de los pacientes, ya que, entre otras cosas, agiliza la coordinación entre la Atención Primaria, Urgencias y hospital. Según detallaron en la sesión algunos participantes, consiste en que los médicos de los centros de salud deriven al hospital todos aquellos casos que consideren necesarios y "no sólo se rijan por criterios económicos". El escenario marcado sería similar en Urgencias, donde se recomienda no firmar altas "cuando el enfermo no está en condiciones de irse a su casa". Unos y otros llegarían al hospital, lo que podría llegar a saturar las plantas, ya que otras de las medidas que apoya la asamblea es que "no haya altas precoces" y que "se hagan todas las pruebas diagnósticas que precise el enfermo".

La salvaguarda y la coordinación de estas últimas actuaciones se llevará a efecto a través de un "comité de crisis", un órgano cuya creación también respaldó la asamblea. Este grupo lo compondrán facultativos pertenecientes a Atención Primaria, Urgencias y el hospital. Esta comisión se encargará de facilitar la información en cada una de las sesiones que celebre la asamblea y, por tanto, tendrá que dar cuenta del grado de cumplimiento de las medidas que se determine e incluso elevar nuevas propuestas.

La información a los pacientes es otra de mas actuaciones que pretende mejorar el colectivo, ya que entienden que los usuarios de la Sanidad pública "no están lo suficientemente informados de las consecuencias que pueden tener los recortes y hasta pueden llegar a ver perjudiciales las medidas de presión adoptadas por los médicos". La asamblea aprobó el inicio de una campaña informativa y de recogida de firmas con objeto de que los ciudadanos respalden a la asamblea e informarles de que se extremará la atención sanitaria.

Al margen de estas iniciativas y tras la aprobación del trámite parlamentario de los recortes, la asamblea tiene claro que "nos encontramos en la segunda parte" y que el objetivo "ha de ser el cambio estructural a largo plazo". Por eso, para los sanitarios resulta crucial el apoyo de los medios y altos cargos del Reina Sofía, que, de momento, mantienen que están con la protesta pero que seguirán en sus puestos. La asamblea también reclamó la presencia en las reuniones de todos los escalafones profesionales del hospital, algo que aún no se ha logrado. De hecho, la pérdida de salario en el colectivo de enfermeros ronda los 3.000 euros anuales de media, lo que justifica de sobra su participación en los encuentros.

A pesar de la magnitud y las consecuencias que pueden deparar las medidas planteadas, y muchas de ellas aprobadas, tanto el director-gerente del Reina Sofía, José Manuel Aranda, como la delegada provincial de Salud, María Isabel Baena, siguen sin pronunciarse al respecto. Los representantes de la asamblea recordaron que Aranda "está invitado", al igual que lo están los directores de las unidades de gestión clínica, a participar en las reuniones, si bien "no ha dado señales de vida". Los médicos criticaron además con dureza que la única vez que Baena ha abordado el plan de ajustes "lo haya hecho para pedir un "esfuerzo solidario" al personal sanitario.

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