La firma cordobesa Prosur Informática ha desarrollado un aplicación que bien pudiera parecer un producto de ciencia ficción. Mediante un código QR -código de respuesta rápida- que se lee con un smartphone o cualquier tipo de tablet, un consumidor puede saber en un supermercado de dónde proviene su aceite, cuando se cogió, dónde se almacenó, cuándo se envasó y el tiempo que lleva en la botella. Además, mediante Google Maps, puede visualizar las parcelas donde se ubican los olivos en las que estaban las aceitunas que luego se llevaron a la almazara y la fecha de su recogida. Increíble pero cierto. Es el no va más de la trazabilidad del producto.

Prosur, la empresa que ha desarrollado esta tecnología ha desarrollado distintos software para almazaras y este nuevo sistema permite aplicar el código QR a la etiqueta de las botellas durante el proceso de envasado. Así, cada lote de aceite tiene unas indicaciones que hacen posible la consulta a través de cualquier tipo de teléfono inteligente. Uno de los responsables de esta aplicación, Gabriel Beltrán, explica que con esta tecnología se puede ver hasta la referencia catastral de las parcelas y "eso no solo evita fraudes sino que ofrece al consumidor la posibilidad de llevar a casa un producto de su tierra". Este sistema, según explicó a El Día Beltrán, está patentado y fue lanzado en la pasada Feria del Olivo, donde recibió el Primer premio de proyectos de Innovación y Transferencia tecnológica. Varias olivareras están ya interesadas en la aplicación del denominado Código Protraza para sus productos, que esta ya comercializándose y que como primer paso se ha probado en todo su desarrollo en la Almazara San Isidro de Castillo de Locubín (Jaén). "La implantación del sistema es un proceso lento porque hay que aglutinar muchas variables, pero el sistema es aplicable a cualquier tipo de sistema de gestión del aceite", señaló Gabriel Beltrán.

Este etiquetado con código QR es muy importante en un tiempo en el que los mercados de alimentación están absolutamente globalizados. Así, Beltrán aseveró que esta aplicación es una forma de luchar contra las estrategias que desarrollan las grandes firmas de la distribución, que ofrecen el aceite por debajo de coste y "perjudican a los olivareros cordobeses y andaluces, porque no es posible comprar una garrafa de cinco litros a un coste inferior al que se vende en la almazara". De este modo, mediante el código, el comprador sabe que está consumiendo un producto garantizado y que beneficia a la economía local y no a terceros, que "a veces mezclan aceites de distintas calidades o lo traen de Italia". Existe, según Beltrán, una creciente tendencia hacia el consumo de productos seguros y que beneficien a la economía local.

Una de las variables más importantes de la aplicación reside en que es posible utilizarla en toda la industria agroalimentaria. De hecho, Beltrán señaló que ya se está estudiando para los productos ibéricos como los jamones. Esto sería de vital importancia en un momento en el que la norma del ibérico para evitar el fraude en la venta de estas piezas es uno de los caballos de batalla del sector. Según Beltrán, la aplicación se puede extender a la leche, los vinos y todo aquel producto que sea susceptible de ser envasado y tener una etiqueta.