Los recortes y, por ende, la crisis han acentuado en el último año las "presiones que ejercen los altos cargos" del Servicio Andaluz de Salud (SAS) sobre los empleados para tratar de reducir los gastos. Así lo ha denunciado a El Día el Sindicato Médico de Córdoba (Simec), que ha puesto sobre la mesa que cada vez son más numerosas las denuncias de los facultativos en este capítulo. Según este colectivo, los directores de las unidades de gestión clínica (UGC) y los centro de salud exigen a los médicos de Atención Primaria que receten menos fármacos a sus pacientes y que cuando lo hagan se decanten por los principios activos en lugar de optar por "las marcas". Pero éste no es el único frente abierto por parte de los responsables de los ambulatorios. Según la información facilitada por las fuentes del Simec, también presionan para evitar posibles bajas por enfermedad y no tener así que contratar a sustitutos u obligar a sus compañeros a que asistan a sus pacientes durante su ausencia.

Las citadas "presiones" de los directores de los ambulatorios al personal médico se han convertido, en cualquier caso, en una de las principales preocupaciones del sindicato. El personal consultado asegura que el personal eventual -es decir, los facultativos que dependen de una renovación tras firmar un contrato de tres o cuatro meses- es el más afectado por estas "amenazas". En el caso de Córdoba, en torno al 20% de los médicos de Atención Primaria no tienen plaza y, por tanto, están más expuestos a recibir este tipo de indicaciones dirigidas a optimizar los recursos, según el Simec.

"Si recetas menos, tienes más opciones de firmar un nuevo contrato". Con esta rotundidad explican el escenario que sufren los médicos de cabecera, algo que analizan como "cada vez más habitual". Al abordar el apartado de las prescripciones de fármacos, el sindicato hila más fino y recuerda que un elevado porcentaje de los medicamentos que firman estos profesionales "están inducidos por los especialistas". El colectivo pone como ejemplo el caso de un enfermo crónico que ha de tomar una medicación de por vida y que sólo pasa una vez al año por la consulta de la especialidad. A pesar de que el tratamiento lo prescribe inicialmente el especialista, es el médico de Atención Primaria quien ha de recetarlo en las sucesivas ocasiones.

Para descargar -o eliminar- la presión en el puesto de trabajo, el Simec plantea al SAS que estudie cada caso y tenga en cuenta qué médicos de cabecera tienen a su cargo una población más envejecida, que suele ser la que requiere un mayor número de prescripciones, y si cuentan con un elevado porcentaje de recetas "inducidas".

Las "amenazas" que sufren los facultativos que enferman y recurren a una baja hasta su recuperación representa otro de los asuntos "preocupantes" para el Simec. En este sentido, el colectivo denuncia que el sector sanitario es el que está sometido a un plan de inspección de trabajo más férreo. "Un médico que se ponga malo tiene a la inspección encima en un plazo de 24 ó 48 horas, mientras que en cualquier otro puesto de trabajo el promedio viene a ser de 15 ó 20 días".

Al margen de la renovación de los contratos, otra de las consecuencias que deparan capítulos como las prescripciones o las bajas que se sitúan por encima de la previsión de la dirección del centro de salud es la no contratación de personal por una baja laboral, una jubilación o unas vacaciones. "Les dicen que si se dispara el gasto habrá menos dinero para contratar personal y que si no se contrata tendrán que recurrir a quedarse con los pacientes del médico que se marcha por uno u otro motivo", puntualizan las fuentes del Simec consultadas.