Córdoba

"Es muy figurado, pero no creo que Jesucristo ganara hoy elecciones"

  • Llegó a Valdeolleros poco antes de la muerte de Franco y ahora ha recibido la Medalla de Oro de la ciudad por su labor como uno de los emblemas de la Iglesia asentada en los barrios obreros de la ciudad

EL Ayuntamiento le ha concedido la Medalla de Oro de la Ciudad y le ha nombrado hijo adoptivo, unas distinciones que a Francisco Aguilera, conocido popularmente como el cura Paco, las ve como algo colectivo y, para nada, personal.

-¿Cuantos años lleva ejerciendo como cura en Valdeolleros?

-Llevo 36 años, vine en 1975.

-Justo cuando Franco murió. ¿Cómo se vivió aquello en un barrio por entonces en los suburbios de la ciudad?

-En el barrio se participó un poco del miedo a lo nuevo, a lo desconocido. La gente había estado muy oprimida como para reaccionar muy libre e inmediatamente. Quien más lo celebró fue la gente que tenía cierto proyecto ideológico o una cierta mentalidad. Nosotros aquí llevábamos desde septiembre, no teníamos cuajados grupos, estábamos empezando a tomar contacto con esta realidad.

-¿Desde la parroquia sirvió un poco de conducto para intentar aprovechar esa nueva realidad?

-Ha servido de conducto para muchas cosas, fue por ejemplo el aglutinante en la lucha por la enseñanza. Cuando las primeras mujeres se pusieron en la puerta de Linares para cortar la calle por sus demandas, la primera mañana les abrí las puertas de la iglesia y les dije que cuando llegara la Policía se refugiasen dentro. Entraron y ahí se empezó a organizar un poco la lucha y sirvió para que se inaugurase el colegio Hernán Ruiz y el instituto de al lado. Ese fue un buen momento, había asambleas que sólo se podían tener en la parroquia y que estaba en esos casos siempre absolutamente abarrotada; ese fue nuestro encuentro con el barrio. En eso sí, participé de lleno. Luego Antonio, el otro compañero, participó a fondo en la asociación de vecinos para demandar las estructuras que necesitaba el barrio. Yo estaba más escorado al mundo juvenil. Vine aquí para dejar de ser liberado de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) y continué con todo el proceso del movimiento. Ya estábamos en otros barrios: en el Sector Sur, en Las Margaritas, pero no aquí hasta que nosotros llegamos. Luego comenzamos a organizar el movimiento gremial: de construcción, de comercio, del metal, de tal forma que la gente tuviera la posibilidad de tener una plataforma de lucha. Aunque la JOC es más de lucha cultural, pero la cultura es una relación dialéctica con la economía. Lo nuclear era la formación de la persona en un aspecto amplio.

-¿Un cura y un sindicalista están muy cerca?

-Los sindicalistas están más especificados en lo económico y, para nosotros, lo económico está condicionado por lo cultural. Lo económico puede condicionar lo cultural y, para ser una persona debe tener unos ámbitos económicos que le sean propicios si no la economía puede ahogar el desarrollo personal.

-La gente sigue en la calle por culpa de la economía 36 años después.

-En la economía estamos en un momento regresivo, en un momento de lo que realmente es la economía, que es un proceso de acumulación. Europa ha tenido un cierto proceso socialdemócrata desde la Segunda Guerra Mundial para acá hasta que cayó el Muro de Berlín y entonces se comenzó con la centralización económica, que consiste en producir mucho y ganar poco y que los silos estén en manos de unos cuantos.

-¿Tiene confianza en algún tipo de arreglo o salida?

-De inmediato no, no vamos a tener resultados buenos, y eso está por encima de quien gobierne. Ahora es un momento de acumulación de capital. El capitalismo tiene sus ciclos, regresivos y expansivos. No creo que haya de inmediato un ciclo expansivo.

-¿Podemos hacer algo, sirve salir a la calle?

-Creo que el capital es lo suficientemente inteligente para medirse, y se mide en la medida en que tiene la gente en la calle. El capitalismo históricamente siempre se ha medido desde el primer movimiento obrero inglés. Todo eso es lo que le ha hecho evolucionar. Creo también en la capacidad evolutiva de la persona y de las estructuras y creo que Dios acompaña a la Historia y va suscitando personas, grupos. Y no porque antes no lo haya hecho, sino porque hay gente que se decide a asumir ese acompañamiento de Dios. Siempre tengo esperanza de que la Historia avance, que sea más o menos inmediato el avance no lo sé, pero en esta ocasión no creo que sea muy inmediato.

-Hay 5 millones de parados en España, la pobreza se extiende. ¿Puede usted aconsejarnos si viviendo con lo justo, como es su caso, se puede vivir tranquilo?

-Se nos ha acostumbrado a vivir en una cierta vida holgura. Este retroceso económico también va a tener unos choques psicológicos muy fuertes, mayores de lo que ha tenido mi generación -cumplo 72-. Nosotros nacimos en una economía de ahorro y nos fuimos acostumbrando paulatinamente a consumir más, pero las generaciones actuales han vivido en una economía de consumo. El reto no sólo va a ser de las carencias económicas objetivas, sino que para mucha gente, acostumbrada a un mundo de comodidad, va a haber un grave problema sicológico.

-¿Los banqueros ricos van a pasar por el ojo de la aguja?

-Tengo un concepto de Dios bastante amplio, de que nos quiere a todos. Siempre ofrecerá oportunidades de arrepentimiento y de perdón suyo, pero han elegido un sitio delicado (ríe). No por falta del amor de Dios sino por parte de la falta de su apertura personal.

-Ya que hemos tocado la metafísica, ¿qué sabe usted de Dios?

-Pienso que es alguien que nos quiere profundamente, que acompaña a todas las personas y a todos los procesos históricos, que nos libera de las mil opresiones que tenemos. Nacemos absolutamente egocéntricos y nos acompaña en ese proceso de ser una persona con capacidad de amar, sin ser tan egocéntrica, sin tanto narcisismo y Dios nos ayuda a afrontar los miles de problemas que tenemos. Nos acompaña en ese proceso de crecimiento personal pero no solamente es un Dios personalista que acompaña sino que acompaña en una Historia colectiva. Dios es el dios de los pueblos, de los grandes colectivos, siempre tiene una gran preferencia por los empobrecidos y nos acompaña para que nos espabilemos.

-¿Y qué sabe de los hombres?

-Los hombres somos muy pobres y muy limitados y, al mismo tiempo, con muchas grandes posibilidades. Y la persona humana está muy condicionada por los elementos económicos, sociales y políticos. No tenemos que estar debatiendo siempre entre nuestro crecimiento personal y los condicionantes externos. El ser humano es un ser siempre en batalla, en esfuerzo, en afrontar la realidad. La realidad no es fácil. Hay incluso personas que pudieran estar pensando que lo tiene todo hecho, que tiene cierta categoría y puede que estén engañadas porque a lo mejor todo su mundo sicológico, su mundo ético, no lo tienen afrontado. Tienen un poder económico, un estatus social que les permite pensar que son alguien pero cuando uno los toca por dentro nota mucha pobreza humana. A veces, encuentras gente muy sencilla que no puede presumir pero con mucha capacidad para afrontar la realidad. Hay mucha gente con muchos valores, generosos.

-¿La sociedad se ha vuelto más laica o simplemente va menos a misa?

-No, en general, se ha vuelto más laica, y lo religioso lo expresa menos. Yo creo que aunque ha habido un crecimiento de lo económico, de lo cultural y hemos creído que podemos prescindir de Dios y lo hemos puesto un poco en paréntesis. Incluso en situaciones en las que la gente solía acudir a Dios, como la enfermedad, también se nota que acude menos. Los días de mucho lleno, hoy día, como el Día de Difuntos, tampoco se ve ya la gente de treinta y tantos años para abajo.

-¿Mira usted como los de la televisión el share para ver si va a tener éxito su homilía?

-No es ese el caso porque tengo un público muy estable (ríe).

-¿Un cura como usted está a la misma distancia de un obispo que un fontanero de la duquesa de Alba?

-No. Los obispos viven con más modestia que la duquesa de Alba, con más sencillez, con más realismo y no montan espectáculos del tipo de la boda. El obispo tiene un estatus, pero luego viven generalmente de una forma austera, son asequibles, sencillos. Hay más mito que distancia real.

-¿Usted de niño cómo era?

-Soy de un pueblo pequeño, de Villanueva de Tapia, de clase media. Jugábamos en la calle. Tuve una tía muy religiosa e influyó en mí, en la idea de lo religioso, de participar más en la Iglesia. Luego tuve un maestro que también me influyó, una extraordinaria persona y finalmente un cura, Francisco Ariza, que nos hizo la propuesta y nos examinamos de ingreso con los Jesuitas, y nos vinimos al seminario. Los primeros años, con cierta ingenuidad y pasando las crisis normales de dilucidar si tenía vocación o no. Me decidí finalmente en ser cura y hasta hoy me he mantenido con cierta ilusión, pero no soy una persona que haya pasado grandes crisis de desánimo, también ayudado por el gran conjunto de personas que nos han acompañado.

-¿Desde que Cajasur no es de la Iglesia ha habido un cambio en esta parroquia?

-En la época de Miguel Castillejo siempre que le pedías una necesidad siempre aportaba algo, pero tampoco se nota un antes y un después. Las parroquias siempre han tenido su economía y se mantienen.

-¿Cómo definiría la gente de Valdeolleros, de su parroquia?

-Es un barrio sencillo, hecho a base de distinta emigración, de buena relación, ha habido muchas instituciones como el centro de la mujer, la parroquia, la escuela de adultos... Es un barrio muy interrelacionado porque ha tenido muchos cauces para crear dinámicas, todos están muy relacionados y se conocen unos a otros porque ha habido mucha participación. Es un barrio tranquilo, sin grandes problemas como la delincuencia. Lo mejor que yo podría decir es que es un barrio relacionado y que cuando hay que afrontar cualquier problema, el barrio se moviliza. En 2003 tuvimos que hacer un arreglo en la parroquia y no pedimos ningún préstamo porque el barrio fue generoso, la gente prestó el dinero incluso, en vez de que tuviéramos que ir a un banco a pedirlo. Algunas veces los compañeros de otras parroquias notan la gran distancia de lo que ellos cogen, para por ejemplo una campaña de Navidad, y lo que nosotros cogemos aquí. Las gentes de este barrio son muy generosas.

-Pasemos a cuestiones políticas, ¿cree, como se ha divulgado por ejemplo desde la Conferencia Episcopal, que los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero han sido anticlericales?

-Creo que en política ocurre una cosa, que cuando un gobierno no puede solucionar las cuestiones económicas, entonces se acoge a cuestiones culturales, como podían ser el aborto. Pero casi siempre son elementos de huida, de no afrontar la realidad. Es verdad que puede que ellos en alguna cosa se pueda ver eso que me dice pero yo, más que por el hecho de anticlericales, puedo discutirlo por el hecho de huir, de no afrontar la realidad de lo más condicionante, que es la economía. Son evasiones reales de lo que tendría ser la política.

-¿Si en las próximas elecciones Jesucristo se presentara obtendría algún voto?

-Eso es una cosa muy figurada pero si volviera hoy, los seguidores serían también muy concretos. Llevamos 20 siglos con su Evangelio, pero no creo que tuviera unos seguidores masivos como para ganar las elecciones.

-¿Qué tal se vive con una medalla?

-Cuando me dieron la medalla di las gracias y dije que no me producen estas cosas un entusiasmo grande y sigo expresando más que un premio personal es un premio colectivo. Yo no he hecho ninguna cosa de otro mundo y mi protagonismo en la ciudad es muy pequeño porque hay un grupo de personas que nos hemos acompañado mutuamente. Es un premio más colectivo que personal. Cuando me lo dieron lo que me brotó fue un montón de nombres, que habíamos estado juntos en el desarrollo de los quehaceres, que nos comprometimos. Me acordé de las cosas que hemos ido intentando cambiar, pero era algo muy colectivo lo que pasa es que luego se personaliza. No creo yo mucho en los personalismos aunque uno tiene también su vanidad y si hace falta se pone un poco chulo.

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