Córdoba

El Seprona denunció la muerte de 27 aves protegidas en plena temporada de caza

  • Los agentes detuvieron a seis personas en la campaña cinegética que acaba de finalizar · De las especies capturadas de forma ilegal destaca un halcón peregrino y varios cernícalos

La caza furtiva es uno de los grandes problemas que sufren los espacios naturales protegidos de Córdoba. Por ello, el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil ha redoblado sus esfuerzos, a pesar de su escasez de medios, para acabar con una práctica ilícita que está minando la población de especies naturales en peligro de extinción.

En concreto, y según el balance anual del Seprona al que ha tenido acceso El Día, la Guardia Civil logró recuperar 27 animales protegidos que habían sido cazados de forma irregular durante la temporada de caza que acaba de finalizar y que comenzó hace nueve meses, el 8 de julio de 2007. La mayoría de estas especies eran aves rapaces y a gran parte de ellas se les pudo salvar la vida gracias a su traslado al Centro de Recuperación de Especies Amenazadas de Los Villares, en Córdoba capital. Entre los especímenes recuperados destacan milanos, mochuelos, lechuzas, un halcón peregrino, cernícalos primilla y otros cernícalos vulgares. Algunos de ellos fallecieron, aunque otros han podido ser puestos en libertad de nuevo, según explicaron fuentes del instituto armado.

Además, los agentes de la Guardia Civil denunciaron a 44 personas por utilizar métodos ilegales para la captura de especies con distinto nivel de protección, según consta en el balance anual del Seprona al que ha tenido acceso este periódico. Entre estos sistemas destacan los cebos envenenados -principal enemigo de especies en peligro de extinción como el lince o el lobo ibérico- y el uso de mallas cinegéticas, que impide el paso natural de la fauna entre las fincas.

En total, el Seprona ha realizado 1.057 actuaciones en los nueve meses que ha durado la temporada de caza. En este tiempo, este grupo de agentes especiales de la Guardia Civil se incautó de otros 359 animales que habían sido capturados de forma furtiva. 19 de los ejemplares pertenecían al grupo de caza mayor -fundamentalmente ciervas-, 61 animales eran de caza menor -conejos, liebres y perdices- y más de 240 aves insectívoras -capturadas con las tradicionales e ilegales costillas de campo y con redes-.

En los nueve meses que ha durado la temporada de caza en la provincia, el Seprona ha detenido a seis personas por distintos delitos contra la naturaleza y ha realizado una media de cuatro actuaciones al día (1.057 en total) y ha denunciado un total de 506 infracciones. La mayoría ha sido por cazar sin licencia, por carecer del correspondiente seguro obligatorio o por hacerlo en una zona acotada sin el permiso del dueño del terreno.

Sin embargo, las actuaciones del Seprona en relación a la caza mayor también han sido importantes. En este sentido, los guardias civiles del medio ambiente han denunciado 115 infracciones. La mayoría de las sanciones impuestas estaban relacionadas por la participación en "ganchos no autorizados", según informó la Guardia Civil. Este sistema de caza es similar a una montería pero a pequeña escala y normalmente no está autorizada. Se sueltan los perros de forma irregular. Otra de la modalidad de caza mayor más sancionada por el Seprona está relacionado con el abatimiento de piezas en condiciones no reglamentarias, fundamentalmente por razón de sexo, edad o por tipo de especie que no es objeto de caza mayor. Precisamente, la operación Sierra, un dispositivo especial que monta la Guardia Civil durante cada temporada cinegética, persigue la inspección de las distintas modalidades de caza mayor. Según el Seprona, este operativo "ha supuesto un importante cambio en los sistemas de prestación de estos servicios especiales".

Por otra parte, en su balance anual la Guardia Civil informó de que en esta campaña de caza han sido controlados también los perros que se utilizan como auxiliares en la actividad cinegética. Así, se han detectado 191 infracciones administrativas ya que los cánidos carecían de las necesarias cartillas sanitarias, les faltaba la identificación a través de microchips y no acreditaban la vacunación contra la rabia, obligatoria en todos los perros, tanto los domésticos como los que se usan en las cacerías.

Además, el Seprona requisó 609 objetos relacionados con el furtivismo y la cacería irregular. Entre ellos, destacan 52 escopetas del calibre 12 y otros diez rifles de diversos calibres. En cuanto a medios prohibidos para la captura de animales fueron intervenidos 328 cepos para aves (costillas), nueve carabinas de aire comprimido, 73 redes para la caza de conejos o aves, 122 lazos (para conejos y jabalíes) y otros objetos diversos como armas blancas, focos lumínicos y reclamos eléctricos de aves.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios