Crítica 'La chica danesa'

¿Eddie Redmayne o Paco León imitando a Raquel Revuelta?

la chica danesa. Drama romántico, Reino Unido, 2015, 120 min. Director: Tom Hooper. Guión: Lucinda Coxon (Novela: David Ebershoff). Intérpretes: Eddie Redmayne, Alicia Vikander, Amber Heard, Ben Whishaw, Matthias Schoenaerts.

Tom Hooper dirigió esa estupenda película de factura clásica y grandes interpretaciones que fue El discurso del Rey. Antes había dirigido sobrias y aseadas producciones televisivas de tema histórico (Isabel I, Longford, John Adams) y una de las mejores películas de tema futbolístico que se hayan rodado (The Damned United). Así las cosas, El discurso del Rey parecía un paso más en una sólida y prometedora carrera. Sin embargo, tras ser encumbrado por ella, no acertó al llevar al cine el gran musical Los miserables y ahora da un paso atrás con esta decorativa, huecamente esteticista y superficial adaptación, a través de una novela de David Ebershoff, del caso real del matrimonio de los pintores daneses Einar y Gerda Wegener y la historia extravagante y pionera que protagonizaron al ir explorando el marido su identidad transexual. Durante años de convivencia Einar aparecía alternativamente como el varón que en principio era o como mujer, bajo el nombre de Lili Elbe. Finalmente Einar se sometió a cinco operaciones en el que tal vez sea el primer intento conocido de cambio quirúrgico de sexo.

A Hooper se le van vivos a los corrales los cuatro grandes temas de la historia: la exploración de su naturaleza femenina por parte de Einar, la rara convivencia durante años de ese trío formado por dos personas -Gerda y Eibnar/Lili-, los prejuicios sociales -y la lucha contra ellos- sobre la condición u opción sexual y la conversión de Einar en una voluntaria cobaya humana en manos de médicos poseídos por la soberbia científica, tan característica de la época, que acabaron matándolo tras someterle a operaciones experimentales que muchas veces tenían metas imposibles.

Todos se tocan de puntillas, o ni siquiera se tocan, para privilegiar el amor incondicional de Gerda y el sufrimiento ilimitado, pero nunca profundizado, de un Eibnar/Lili que llora tan profusamente como no se veía en una pantalla desde los tiempos de Ama Rosa. La tragedia se convierte en melodrama, lo escabroso se estetiza o directamente se oculta y los sentimientos se evaporan con un delicado olor a perfume. El gran Eddie Redmayne, por lo visto decidido a ser el sucesor de Lon Chaney tras su interpretación/transformación en La teoría del todo, se disfraza de señora pero nunca logra representar el drama de una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre. Hay más disfraz que interpretación en su trabajo. Alicia Wikander es más convincente interpretando a su esposa y cómplice. Vestuario, fotografía y música son tan elegantes como excesivos: se notan como elementos autónomos. Hecha para ser premiada, por hacer fácil lo complejo y hermoso lo trágico al precio de una superficialidad que se toma por elegancia y tacto, La chica danesa desperdicia una gran historia y, según dicen quienes la han leído, una buena novela. Toda su nada se resume en el vuelo final del echarpe mientras la música se desmadra.

Para los espectadores españoles la película presenta una dificultad añadida: en su caracterización como Lili, Eddie Redmayne se parece demasiado a Paco León haciendo de Raquel Revuelta.

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