Xapo Ortega. Cineasta

"No hacemos cine político, intentamos hacer política"

  • El director de 'Ciutat morta' trabaja ahora en la historia de la vida un chico de Guinea Conakry que falleció en un centro de internamiento de extranjeros.

Xapo Ortega ha dirigido junto con Xavier Rivas Ciutat morta, que narra el llamado caso 4-F, en el que la Policía de Barcelona detuvo y supuestamente torturó a varios detenidos, que siempre clamaron su inocencia tras la ocupación de un edificio y que un policía entrara en coma por un golpe. Patricia Heras, poeta, fue uno de los arrestados y el trauma la llevó al suicidio. Ahora están trabajando en Idrissa la historia de la vida un chico de Guinea Conakry que falleció en un centro de internamiento de extranjeros.

-Su única película Ciutat morta es como la crónica de un gran fracaso global de la sociedad ¿no?

-Sí claro. El que ocurran estas cosas es un fracaso de todos, no sólo de las instituciones implicadas, de todos por permitir que estas cosas sucedan, por no exigir los controles o los organismos independientes que lo hagan o dotarnos de las herramientas para vigilar a los vigilantes.

-En el documental confluyen represión, tortura, censura, manipulación de los medios... El panorama es negro.

-Sí, vivimos en un estado democrático muy precario, que parte de una transición que no se acabó del todo, no hubo una renovación de los poderes policiales, políticos y judiciales, y cuarenta años más tarde estamos así.

-¿Cómo es así?

-Pues en una especie de régimen que pretende ser democrático, pero que aún arrastra muchos vicios del antiguo régimen, sobre todo en los cuerpos policiales y en el judicial, que es una institución de la que nunca hablamos mucho, pero muchos jueces aún arrastran vicios del franquismo, y quizás es un régimen un poco clasista, en el sentido de que siempre son los pobres los que entran en la cárcel. Y con un poder que le da más veracidad al testimonio de un policía que al de un ciudadano.

-Guardia Urbana y Mossos están implicados en varios episodios de malos tratos ¿Qué pasa en Cataluña?

-Nada que no pase en toda España en realidad. En Cataluña hay más tradición de movilización, y quizá por eso parece que hay más casos. No voy yo a defender a los Mossos d'Esquadra pero sí es verdad que en otros cuerpos como Policía Nacional y Guardia Civil se dan con la misma asiduidad.

-El papel de los medios de comunicación en este caso tampoco ha sido muy de elogiar.

-La verdad es que el papel de la prensa durante los nueve años del caso 4-F, sobre todo de dos, ha sido bastante de vergüenza porque han tenido interés en silenciar este caso. Otros medios se han dejado llevar más por cierta mediocridad o miedo a hablar de lo que otros más grandes no hablaban. Desde que se pasó la película por TV3 muchos periodistas se han acercado para pedirnos disculpas, para reconocer parte de su responsabilidad. Hay muy buenos profesionales en el periodismo, pero cada día es más difícil, con medios más precarios y buscando un periodismo de consumo rápido.

-¿A esta película le ponemos una etiqueta como cine denuncia?

-Nosotros queremos siempre hablar de cine de no ficción, no queremos hablar ni de documental ni de reportaje. Tampoco nos gusta decir cine político, porque en realidad no escogemos un tema para hacer una película sino que intentamos hacer política con el cine. A partir de un caso que nos toca muy de cerca, intentamos hacer una campaña política. Sería cine activista la definición.

-¿Y el objetivo es reabrir el caso de la detención, tortura y suicidio de Patricia Heras?

-No tanto reabrir el caso, que es uno de los objetivos pero no el más importante.  El más importantes es visibilizar que esto ocurre sistemáticamente. El caso del 4-F no lo explicamos como un hecho aislado, sino que responde a unas prácticas judiciales, policiales y políticas que se repiten en más de una ocasión. Lo que pasa es que este caso tiene todos los ingredientes, un suicidio, las mentiras de un alcalde...

-En realidad, parece una buena película de ficción.

-Sí, sería un buen guión de Hollywood. Pero ni el mejor guionista habría pensado algo tan perverso ni rebuscado.

-Usted procede de la arquitectura y el diseño, ¿cómo desemboca esto en el cine?

-Supongo que es un gusto por el arte más allá de la especialidad que uno escoge cuando tiene 20 años. Al lado de la arquitectura siempre ha estado la fotografía en mi caso y soy un aficionado al cine desde pequeño.

-¿Qué le ha aportado el cine que no le aportaran la arquitectura o el diseño?

-El cine nos ha aportado, a la hora de militar en movimientos sociales, una visión del relato, de cómo montar un relato para que no sea un mero reportaje periodístico o un panfleto activista. Es dotar a la película de un estatus cinematográfico que huye del videoactivismo militante, y salir del gueto para llegar, con un mensaje igual de radical, a más gente.

-Casi como el vídeo de los yihadistas quemando vivo a un rehén.

-Exactamente, a través de una calidad técnica que no habíamos visto hasta ahora. Mientras los talibanes negaban todo lo relativo a la imagen, el Estado Islámico está utilizando técnicas cinematográficas de una forma propagandística brutal, para difundir su mensaje, en este caso aberrante y terrorífico.

-¿Cree en la fuerza del cine para cambiar la vida?

-Por supuesto, no sólo el cine sino cualquier arte comprometido en realidad es una herramienta muy eficaz para atravesar la realidad y transformarla.

-Y esas preocupaciones por el IVA cultural ¿cómo le suenan?

-Pues me suena a corporativismo. En realidad deberíamos pedir que se baje el IVA de todo, no sólo el cultural. Yo nunca estaré en campaña para que bajen el IVA cultural. No me parece ético que por trabajar en un sector pida para mí algo y no pedirlo para los demás. Vivimos en una situación muy complicada, en la que reinan la corrupción y un capitalismo salvaje que nos está haciendo muy difícil vivir. La solución es compartir los problemas y las soluciones con todo el mundo.

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