Elecciones Andalucía

Los alcaldes del Parlamento

  • El PP tiene once regidores en puestos de salida que, gracias al recurso del Gobierno contra la ley antialcaldes, podrán sentarse en su bancada el 19 de abril

El PP ganó el pulso hace justo 21 días al PSOE. El Consejo de Ministros, con el aval del Consejo de Estado, acordó recurrir ante el Tribunal Constitucional la ley antialcaldes andaluza aprobada en noviembre en solitario por los socialistas. El recurso y su toma en consideración por el TC, que aún no se han producido, supondrá la suspensión automática de la norma por cinco meses, que son los que tendrá para su pronunciamiento. El PP administra bien los tiempos y, por tanto, Javier Arenas tendrá alcaldes en los escaños del Hospital de las Cinco Llagas el próximo 19 de abril (fecha prevista para la investidura). Los cinco que son cabezas de lista están asegurados, y los otros seis que están en puestos de salida tienen opciones de estar en la bancada popular si este domingo, tal y como apuntan las encuestas, el PP logra esa ajustada mayoría absoluta que le convertiría presidente de la Junta.

Pero si se da ese escenario, lo que no tiene cabida es una triple compatibilidad: alcalde-parlamentario-consejero. Entre esos cabezas de lista, lo lógico es que Arenas tuviera a algunos de los que quiere que se sienten con él en el Consejo de Gobierno. No parece que esté tentado por colocar de consejeros a los alcaldes de las capitales de Sevilla, Córdoba o Huelva, Juan Ignacio Zoido, José Antonio Nieto y Pedro Rodríguez, respectivamente. Pero sí podría querer a su lado a quienes han estado muy cerca de él a lo largo de esta legislatura pasada y que gobiernan en dos ciudades medianas, como el alcalde de Motril, Carlos Rojas, o la alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, que ha sido durante los últimos cuatro años la portavoz del PP en el Parlamento andaluz y su punta de lanza en sus ataques al gobierno socialista de José Antonio Griñán.

A pesar de ese tira y afloja con los socialistas a cuentas de la incompatibilidad, lo cierto es que el PSOE también lleva alcaldes en sus listas. Sólo lo ha hecho en Jaén. Los alcaldes de Espeluy, Pedro Bruno; el de Segura de la Sierra, Jacinto Viedma, y la regidora de Jimena, Esther Ulloa, van de números 8,10 y de primera suplente. Parecería una contradicción de no ser porque la ley antialcaldes aprobada en solitario por el PSOE en la recta final de esta legislatura no implica que sean inelegibles, es decir, los alcaldes pueden ser candidatos a parlamentario, pero de ser elegidos tendrá que decantarse por un cargo u otro. De todas formas, no parece que estos regidores vayan a tener que enfrentarse a esa situación. En la provincia de Jaén hay doce escaños en juego y, en la actualidad, el PSOE, con mayoría absoluta, tiene siete; una cota que tiene bastante difícil de repetir. Otra cosa es que conforme avance la legislatura puedan producirse bajas y puedan entrar en la rueda de las sustituciones. Siguiendo la doctrina de su partido, se les obligaría a renunciar a uno de los dos cargos.

Tampoco escapa de tener alcaldes en sus listas IU. La formación que lidera Diego Valderas se abstuvo en la votación de la ley socialista. Pero no porque estuviera en contra de que quien pudiera tener escaño también tuviera bastón de mando, sino porque quería que el régimen de incompatibilidades llegara a más capas de la Administración. Sus planes se toparon con el rechazo de los otros dos partidos, pero también tuvo que sortear un escollo en sus propias filas. El alcalde de Marinaleda y parlamentario, Juan Manuel Sánchez Gordillo, se ausentó del debate de totalidad y de la aprobación de esta norma porque está convencido de que no sólo no es compatible, sino que es bueno que los alcaldes estén en la Cámara porque son quienes tienen más los pies en la tierra al ser representantes de la administración que está más cerca de los ciudadanos, los ayuntamientos. Ahora el golpe de efecto del PP, le deja el camino expedito para que pueda seguir con los dos cargos a la vez. Pero no parece que IU le vaya a dejar campar a sus anchas. Sería una gran contradicción. Valderas ya lo dejó muy claro durante el proceso de elaboración de candidaturas: quien quiera ser elegido parlamentario, tiene la obligación de anunciar que dimitirá como alcalde para que el electorado lo sepa. Por eso, Sánchez Gordillo ya ha allanado el terreno anunciando su renuncia a la Alcaldía en la que lleva desde 1979. Aunque, probablemente, acabará siendo un gesto de cara a la galería, porque nada le impedirá ejercer de alcalde en la sombra.

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