Andalucía

El SAS vislumbra un tajo a su déficit en la presión fiscal al tabaco y el alcohol

  • Los gobiernos autonómicos no tienen transferidos los impuestos sobre estos productos · La consejera de Salud defiende el 'céntimo sanitario' como una medida recaudatoria "más justa" y útil que el copago

La Junta continúa explorando vías que permitan insuflar oxígeno a la situación deficitaria de su sistema sanitario, con un estado de salud más que delicado. El Gobierno autonómico está dispuesto a explotar la veta de los impuestos si con ello obtiene una mejora considerable en la refinanciación de esa deuda. La consejera de Salud, María Jesús Montero, no ha ocultado "la posibilidad de gravar impuestos sobre el consumo de alcohol o el tabaco" como una fórmula "de reducción del gasto". Montero, además, justifica la medida sobre estos productos porque "tienen un impacto negativo en la salud".

En una entrevista a Europa Press, la titular de Salud ha hecho hincapié en que la iniciativa, "en términos políticos, sería interesante", y ha subrayado que alcohol y tabaco "son elementos claramente relacionados con el deterioro de la salud". Montero, que no olvida que los impuestos sobre estos productos no están transferidos a gobiernos regionales, "por lo que no nos corresponde a las comunidades decidir si implantamos o no estas medidas", defiende que las autonomías promueven la exploración de este tipo de fórmulas. Hay un escollo que deben salvar: cómo afectarían esta clase de impuestos sobre el alcohol y el tabaco al resto de valores económicos.

Montero destaca que instrumentos ya aprobados para refinanciar la sanidad como el gravamen a los hidrocarburos, conocido como el céntimo sanitario, "nos va a permitir recaudar, si el consumo y los precios de la gasolina se mantienen igual, en torno a unos 137 millones de euros anuales de forma finalista para la salud. Es una medida que compartimos, entre otras razones porque no repercute al precio del contribuyente, ya que las tablas de precios de las gasolinas son prácticamente similares en todo el Estado", explica la consejera en referencia a la reciente aprobación del céntimo sanitario para ayudar a las arcas sanitarias andaluzas. La situación se extiende a todos los sistemas sanitarios públicos de las comunidades autónomas.

Precisamente el llamado informe Vilardell, presentado por la Generalitat catalana en la última reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), recoge la introducción de medidas impositivas, si bien, como admite Montero, "lo que trascendió públicamente fue la posibilidad de implantar un copago sanitario". Sea como fuere, la consejera ha insistido que en el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) "lo que se ha visto siempre son fórmulas de reducción del gasto y no tanto de incremento de la financiación, porque imagino que el Estado no abre ese debate a las comunidades, sino que lo tiene en su marco competencial".

Respecto al establecimiento de un copago sanitario en el que el usuario pague una cantidad por los servicios asistenciales recibidos, Montero ha insistido que, pese a que el documento Vilardell sí ha recogido esa posibilidad como una alternativa, dicho informe "es muy amplio y no sólo plantea la necesidad de incorporar algún tipo de tasa en la utilización de servicios de forma muy tímida, sino que apunta a otro tipo de elementos que tienen más que ver con deducciones fiscales, como el pago del IVA o la compra de bienes y servicios".

Para la titular de Salud en el Ejecutivo andaluz, lo "mas justo" sería aplicar fórmulas de redistribución de riqueza "y hacer compatible que cada uno pague en función de lo que tiene, es vía impositiva". Según Montero, "un mecanismo fiscal permite una mejor redistribución de la renta, entre otras razones porque el copago, al estilo tradicional que se ha planteado siempre, no consigue ni ninguno de los dos objetivos por los se defiende este fórmula".

Así, la consejera considera que "ni consigue una capacidad recaudatoria que compensase el gasto administrativo que, a su vez, requeriría poner en marcha todo este mecanismo; ni tampoco consigue el que sea un elemento disuasorio contra un mal uso de los servicios sanitarios". De hecho, Montero ha enfatizado que los países que han puesto en marcha estos mecanismos de copago "no sólo no han disminuido la frecuentación asistencial, sino que incluso han tenido un repunte".

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