Andalucía

El Hospital Reina Sofía coloca el primer corazón artificial a un niño de 18 meses

  • La nueva técnica ensayada en el centro cordobés consiste en un aparato portátil que permite que el órgano original deje de funcionar sin poner en riesgo la vida · El sistema evita una medicación agresiva

El Hospital Reina Sofía ha marcado un nuevo hito al implantar por primera vez en Andalucía un dispositivo de asistencia ventricular -más conocido como corazón artificial- a un niño de 18 meses que presentaba fallos severos en el funcionamiento de su ventrículo izquierdo. Gracias a este sistema, el órgano que se encuentra afectado puede dejar de funcionar hasta que llegue el donante y sea trasplantado sin que corra peligro la vida del paciente. El cirujano cardiovascular Jaime Casares, quien ofreció ayer los detalles de la intervención junto a otros facultativos, manifestó que existe, incluso, la posibilidad de que la enfermedad remita y no se haga necesario el injerto de un nuevo corazón para mantener con vida al paciente. Esta opción, sin embargo, dependerá de la mejora de la patología y el daño que presente el corazón original.

La calidad de vida de este niño ha mejorado considerablemente desde que los profesionales de la Unidad de Trasplantes que participaron en la operación implantaron el corazón artificial, una intervención que se desarrolló hace un mes y que se prolongó durante algo más de seis horas. El dispositivo que le han implantado, que se encuentra situado a la altura del abdomen, se conecta al corazón a través de unas cánulas que posibilitan que la sangre que llega al órgano se desvíe hacia este aparato y regrese nuevamente al sistema circulatorio sin causar más daños a esta zona del cuerpo.

La gran diferencia con respecto a otros puentes al corazón realizados con anterioridad en el Reina Sofía, aparte de ofrecer una alternativa más eficaz a los enfermos que están en una situacón más crítica, estriba en el tratamiento paliativo. Según concretó el jefe del servicio de Pediatría, el doctor Juan Luis Pérez Navero, esta nueva técnica permite prescindir de la medicación agresiva a la que tienen que someterse los enfermos -drogas vasoactivas-, así como la monitorización de carácter más invasiva y la ventilación mecánica habitual en terapias similares.

El corazón artificial que se ha implantado al niño de 18 meses, aparte de evitar el deterioro de su órgano, permite que el periodo de espera del trasplante pueda dilatase algo más de lo normal. En concreto, el doctor Casares manifestó que, aunque el tiempo medio de espera de un corazón de niño se encuentra entre los dos y los cuatro meses, este sistema garantiza una superviviencia de, al menos, un año -tomando como referencia la experiencia de otros hospitales que ya se han utilizado esta tecnología-.

Otra de las ventajas que ofrece el sistema es que permite la movilidad al paciente y que desarrolle su vida con una relativa normalidad. El aparato tiene unas dimensiones reducidas si se compara con el sistema anterior -no era portátil, sino fijo- y una autonomía de funcionamiento de alrededor de cuatro horas. El doctor Pérez Navero puso como ejemplo una jornada cualquiera desde que el paciente permanece ingresado en el hospital: "Ahora mismo está en la habitación con sus padres. Ha desayunado con normalidad y puede ver la televisión. Es espectacular lo que se ha logrado gracias a la nueva técnica".

Ésta no fue, sin embargo, la única intervención a la que fue sometido el menor. Los médicos que se encuentran al mando de esta operación optaron en un primer momento por tratar de reimplantar la corona izquierda -que es la que sale de la arteria pulmonar- en su lugar correcto, pero el corazón del niño no respondió. Fue entonces cuando se optó por el corazón artificial para garantizar así su supervivencia.

No se trata tampoco de un hito aislado en la historia del hospital, reconocido recientemente como centro referente en cinco especialidades de trasplantes -entre ellos el de corazón infantil-. En este mismo ramo, el Reina Sofía fue pionero en España en el empleo de otro tipo de soporte externo de asistencia biventricular, implantado en 2002 en un niño con miocardiopatía dilatada, una enfermedad que, a diferencia de ésta, no es de carácter congénito.

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