Andalucía

Los más listos de la clase

  • La Junta registró en el último curso a 9.634 alumnos con altas capacidades Las asociaciones de padres critican que menos de la mitad son atendidos en los colegios

Memoria, lógica, capacidad de síntesis o creatividad son algunas de las características que deben reunir los niños y niñas andaluces para poseer un certificado invisible que los denomina como niños con altas capacidades. Una denominación que muchas veces no implica atención, casi siempre por la desinformación que rodea a este tema. Otras por no estar en el entorno adecuado.

Según la Consejería de Educación, en el curso 2014-2015 había en los colegios 9.634 alumnos con altas capacidades intelectuales. En esta cifra se diferencian entre la sobredotación intelectual -cuando el niño destaca en todas las áreas de conocimiento, así como en las creativas- que representan el 59%, y el 13% de talentos simples -ser muy bueno en matemáticas, pero no tanto en lengua, por ejemplo-, y el 28% de talentos complejos; es decir, destacar en varias áreas.

Desde 2011 se realizan cuestionarios a los escolares a los cinco años -Educación Infantil- como a los 11 años -sexto de Primaria-, lo que ha hecho aumentar el número de niños con altas capacidades desde los 1.663, en 2011, hasta 8.300 en el curso 2013-2014. Sin embargo, desde las asociaciones andaluzas de padres con niños superdotados afirman que muchos menos de la mitad son realmente atendidos.

Pero este número no es comparable con otras comunidades autonómas debido a "la definición que usa cada comunidad, pues en función de la teoría que utilice un niño tendrá altas capacidades en Andalucía, pero no en Canarias o en Extremadura", explica el presidente de la Confederación Española de Altas Capacidades Intelectuales (Confines), Diego Rodríguez, y vicepresidente del mismo órgano a nivel andaluz. Es, además, padre de dos niños superdotados.

Las diferentes definiciones y la problemática que conlleva la muestran los datos, ya que en Cataluña, con 7,4 millones de habitantes, en 2013-2014 había 275 niños con altas capacidades intelectuales. Mientras que en el mismo curso en Andalucía -con 8,38 millones de habitantes- había 5.680, según los datos que proporciona el ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Entre las cifras que facilitan el Ministerio y la Consejería, del curso 2013-2014, hay una brecha de 2.440 niños. Lo que pone de manifiesto la diferencia en el tratamiento de las altas capacidades en las diferentes administraciones.

Rodríguez advierte que "tener 9.000 niños detectados no significa que todos estén atendidos. Estos niños forman parte del colectivo de necesidades específicas, precisamente porque si no se les atiende tienen un problema. Un ejemplo real: un niño con altas capacidades entra en primero de primaria sabiendo leer y leyendo El Quijote infantil, pero le exigen que demuestre que sabe las vocales. Y por mucho que demuestra, no le dan opción a más. ¿Qué pasa? Que el niño, como no se le da una formación específica en relación a su ritmo de aprendizaje, acaba por aburrirse, deja de avanzar y se entristece. Es el propio sistema el que le crea un problema. En una clase que atiende a la diversidad, se tiende a atender a los que van por debajo", afirma el presidente de Confines.

"El problema es la formación que tienen los profesores para atender a estos niños. Hay muchos que hacen un esfuerzo ímprobo, pero por sus propios medios. En 2011 se publicó un Plan de Actuación específico para atender a estos alumnos, que realmente no se está realizando, nos llegan datos de procesos formativos que han sido realizados por las asociaciones y otros que no se han realizado. La mayoría de los profesores no han recibido esa formación, pero muchísimos tiene niños con altas capacidades en sus clases", apunta Rodríguez.

Es el caso de María del Valle, una profesora de Primaria, de niños de ocho años. El pasado curso tuvo una clase de 24 alumnos con hasta cuatro niveles diferentes. Del Valle no ha recibido ningún tipo de formación. "Además de los niños con un nivel normal, tuve dos niños superdotados y otros dos con niveles más bajos, debido a otras situaciones, como déficit de atención o repetidores", cuenta la profesora. Sus alumnos no saltaron de curso -una práctica muy habitual- "porque sus padres no querían y ellos ni siquiera sabían que eran superdotados", afirma.

"Es una pena, pero en una clase con tantos niños te ves obligada a dejar de lado a los que sabes que te van a responder. No tienes todo el tiempo que necesitan para estar con ellos. Desde el minuto cero se trabaja con ellos en el aula, pero depende de la disponibilidad del maestro", explica.

Del Valle buscó su propio método para atender a estos niños. "Ellos trabajaban un tema que les gustase y después lo exponían en clase delante de sus compañeros. De este modo llegaban hasta el fondo del tema y aprendían a hablar en público, les encantaba". La profesora tuvo que desarrollar esta metodología porque "la Junta no proporciona nada, ningún material".

Del Valle trabaja en un colegio concertado y por exigencias de los padres "el año que viene se va a desarrollar un taller para las altas capacidades, con actividades concretas. Es lo mismo que cuando salen los niños de apoyo", afirma la profesora. "No los tienes que matar a trabajar, tienen que disfrutar como los demás", advierte. El suyo es el caso de una profesora que ha optado por desarrollar un método propio, pero no todos lo hacen ni se hace a todas las edades.

Desde Confines afirman que cada vez son más los niños andaluces a los que se les realizan adaptaciones curriculares, pero "ni mucho menos son todos. La gran mayoría están en su clase aburridos, perdiendo el tiempo, poniendo su libro encima del de texto para leer y siendo los raritos de la clase, cuando son niños que simplemente no están donde deberían estar", dice Rodríguez.

Un recurso muy habitual es adelantar a los niños de curso, una opción que, reconoce Rodríguez, "es totalmente rentable, en términos económicos pero fundamentalmente en términos pedagógicos. Cuando no puedes darle más a un chaval lo lógico es que vaya acelerando, le permites que vaya a su ritmo de aprendizaje. Ahora bien, hay que prepararlo psicológicamente, sino es contraproducente, pero esta preparación depende mucho de la formación que tengan los profesores y los orientadores", afirma.

A comienzos de los años 70 se comenzó a hablar de superdotación en Andalucía. Sin embargo, hasta el año 2011 no se realizó el primer plan específico para este colectivo. Desde las asociaciones se preguntan cuántas personas con altas capacidades se habrán perdido sin recibir atención específica, más allá de adelantarlos de curso.

Es el caso de Vilius Puzara, un sevillano que llegó hace 15 años desde Lituania y que es superdotado. "Sacaba buenas notas y el tercero de secundaria me pasaron de curso. Tenía mi grupo de amigos pero cuando me pasaron de curso fue complicado, cambiaron mis amistades y la visión que tenía la gente sobre mí, me veían diferente", afirma Puzara.

"En mi experiencia el cambio fue para peor, fue una opción que se me dio pero es muy difícil tomar una decisión cuando no te aconseja nadie. A mi los profesores nunca me dieron apoyo", sentencia. Actualmente Puzara esta terminando su carrera universitaria, "empecé Ingeniería pero lo dejé y comencé con Biología". Sin embargo, afirma que su futuro pasa por la informática, una de sus pasiones, y le gustaría crear su propia empresa. "Creo que si hubiera recibido más atención habría hecho más cosas, no sólo académicas. El instituto me decepcionó por las pocas que hacían y me dejaban hacer, cuando intentaba coger más asignaturas optativas, no me dejaban".

Puzara ha recibido becas para el primer año de universidad y por bajo nivel de renta. Pero nunca para que desarrollase su inteligencia. "Hay superdotados por todos lados", afirma el joven.

Sin embargo, no son atendidos ni se explota este capital humano, el único que no se puede comprar.

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